La Orquesta Filarmónica de Viena se presentó en México y el director invitado fue el venezolano Gustavo Dudamel, quien hizo declaraciones sobre su país: “Lo veo, no generalizo porque el mundo está viviendo una época bastante caótica. Pero yo soy una persona muy esperanzadora, porque eso fue lo que aprendí”.
Por Camila Vélez
La Orquesta Filarmónica de Viena se presentó en nuestro país al inicio de este mes de marzo. El director invitado fue el venezolano Gustavo Dudamel, quien por algunos días se volvió tendencia en las redes sociales cuando tomó un organillo e hizo girar la manivela para interpretar “México lindo y querido”.
Ofreció conciertos en el Palacio de Bellas Artes y en el Auditorio Nacional. Sin lugar a dudas se trata de un referente mundial en la música. Consciente de lo que ocurre en su país, Dudamel ha hecho declaraciones que podrían tomarse como en contra del presidente Nicolás Maduro, sin embargo es conocida su postura a favor de Hugo Chávez. Basta recordar que fue Dudamel quien inició el acto funeral del ex presidente venezolano fallecido en 2013.
Los pasados 2, 3 y 4 de marzo fueron los días en los que Gustavo Dudamel se presentó para dirigir a la Orquesta Filarmónica de Viena. En declaraciones previas a sus conciertos, Dudamel señaló que es importante mantener la esperanza de que las cosas mejoren, no solo en Venezuela sino en todas partes: “Lo veo, no generalizo porque el mundo está viviendo una época bastante caótica. Pero yo soy una persona muy esperanzadora, porque eso fue lo que aprendí”.
Una figura de la talla de Gustavo Dudamel siempre atraerá los reflectores de los medios de comunicación, y aunque los fotógrafos tuvieron la posibilidad de retratar al director venezolano durante los ensayos, es una pena que el INBA no haya permitido la posibilidad de realizar retrato alguno durante los conciertos, y más negar el acceso tras bambalinas para hacer alguna toma al rostro del director en los momentos cumbres de su dirección.
Esperemos que para la visita próxima del director a nuestro país, esta situación quede zanjada, pues la imagen por sí misma representa un discurso único, que a los espectadores y seguidores tanto de Dudamel como de la Orquesta nos hubiese gustado mucho recordar. Un momento histórico, sin duda.
