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Fluye, ilustración de Claudia Taboada para Neotraba
Fluye, ilustración de Claudia Taboada para Neotraba

Por Cucaramácara (Claudia Taboada. Twitter: @cuca_ramacara)

 

Los últimos días he estado en reposo debido a una operación de la que me estoy recuperando y sí, inevitablemente mis pensamientos se resumen a una cosa: ¿Qué voy a hacer de mi vida?

 

Cabe mencionar que hace poco más de una semana fue mi ceremonia de graduación: GRADUACIÓN DE UNIVERSIDAD. Dos días antes tuve una crisis pre-graduación. Yo me imagino que debe ser normal, ya saben, cuando lloras en posición fetal mientras sientes que no hiciste mucho durante la universidad, que no lograste dominar el mundo y en mi caso, ser la mejor diseñadora sobre la faz de la tierra… Sí es normal ¿no?

Posteriormente, llegó el gran día. Mientras esperaba para pasar a recoger mi reconocimiento de graduada, tenía una mezcla de sentimientos: alegría, nervios, un poco de nostalgia y mucha emoción. Esa misma noche fue mi fiesta de graduación. Todo pasó tan rápido que lo único que tengo son flashbacks de esas 24 horas.

 

Después de toda la festividad y el ajetreo, por fin puedo escuchar mi voz interna:

 

 

¿Qué ocurrirá con la gente que conocí? ¿Nos seguiremos llevando? ¿Qué haré con todo lo que no aprendí durante mi carrera? ¿Me dedicaré siempre a lo mismo? ¿Tendré momentos de soledad? ¿La vida adulta es menos divertida? ¿Ya sobrepasé la edad en donde las grandes aventuras te ocurren? ¿Me casaré algún día? ¿Tendré hijos? ¿Mi familia seguirá unida? ¿Me pelearé con mis mejores amigos y nos dejaremos de hablar?

 

Estas y otras preguntas más específicas fueron mis acompañantes más entrañables durante los días anteriores, sin embargo, ya no podía con tantos nervios y decidí tranquilizarme. Pero bueno, el punto aquí es: ¿por qué estoy hablando sobre esto?

 

Estoy consciente de que no soy la única persona que a esta edad se ha sentido así, y es por eso que te comparto este pequeño listado de cosas que puedes hacer:

 

1.- En caso de que no hayas parado durante un buen tiempo por entregas, trabajo y otros compromisos: date un respiro. Relájate, porque tal vez parezca que las cosas no han salido bien y tal vez, sólo tal vez, tiendas a querer que todo siempre te salga a la perfección. Atento: va a salir así, pero por el momento, tu cuerpo y el universo te está pidiendo un descanso.

 

2.- En caso de que no hayas hecho nada debido a que estés deprimido o simplemente tengas flojera: levántate. Los terapeutas no son sólo para los locos, son especialistas que te ayudan a encontrar una solución o salida de aquel túnel en el que te encuentras (sí, la flojera también es un túnel).

 

3.- Después de tu descanso o tu despertar, lo importante es pensar: si va a ser, depende de mí. Nadie va a llegar con un baúl y su llave secreta que contenga la respuesta a todos tus males. O tal vez sí, sólo si eres un pequeño y suertudo ser o hijo de Santa Claus.

 

4.- ¿Ya sabes qué es lo que quieres hacer? Comienza por lo que más te cueste trabajo. Si es bajar de peso y odias los squats, bueno, ya sabes por dónde comenzar. Si es titularte y odias las filas interminables de gente: despiértate temprano y ve a formarte antes que los demás flojillos.

 

5.- Las cosas comenzarán a darse solas. Puede que no todo sea felicidad y perfección siempre, como puede que sí, pero recuerda que como dicen las abuelitas: uno cosecha lo que siembra. Todo dependerá de tus acciones. A lo mejor habrá días en que piensas: ¿por qué el mundo odia a las personas buenas  caritativas como yo? ¿Por qué a los inocentes nos va mal? Bueno, tal vez haya una serie de patrones que estés repitiendo. De hecho, debes mantener todo equilibrado debido a que el exceso de trabajo y falta de descanso te puede provocar varias cosas, una de ellas el mal humor. Es decir: estás haciendo todo perfecto pero no estás durmiendo bien y eso te provoca irritabilidad. De pronto, te sorprendes a ti mismo tratando mal a la gente que te rodea o haciendo gestos… Eso nunca es bueno, no te imaginas la negatividad que le aporta a tu vida.

 

6.- Acostúmbrate a que las cosas salgan bien y huye del autosabotaje.

 

Si de pronto todo está saliendo de maravilla: ES PORQUE LO MERECES. No cometas el error de decir o pensar: “me da miedo tanta tranquilidad” o “seguramente esta buena racha se va a acabar” porque es como si apretaras el interruptor de “viejos patrones” en tu cerebro.

 

 

En la actualidad, es un poco más complicado enfocarnos en una sola menta, sin embargo, por algo se comienza: sé paciente y sigue adelante. Y sobre todo, recuerda que hay mucha gente en tu misma situación que tal vez esté buscando a alguien que lo escuche y le cuente su experiencia acerca de cómo solucionó su crisis rumbo a la vida adulta 🙂

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