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Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

Por Pascual Borzelli Iglesias / Óscar Alarcón (@metaoscar)

Puebla, México, 31 de marzo de 2020 (Neotraba)

Cumpleaños de la novena década

En 90 años caben todos los festejos del mundo y más cuando se trata del maestro del contrabajo, Víctor Ruiz Pazos mejor conocido como Vitillo, quien nació en Veracruz y se apropió del jazz como una forma de vida.

Sin embargo, no es el único ritmo que ejecuta a la perfección pues lo mismo se le puede escuchar tocando danzones, boleros, románticas, folclórica y jazz.

Por más de dos años convivimos con Vitillo de forma semanal en el programa de radio Picadillo Jam, que conduce Andrés Rosales y produce Enrique Gil, el cual se transmite por 107.9 por FM en la Ciudad de México y por la Internet. En cada una de las emisiones siempre fue un placer escucharlo, compartir sus conocimientos en las ondas hertzianas.

Andrés Rosales y Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Andrés Rosales y Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

Vitillo se inició musicalmente con un contrabajo de tres cuerdas. Formó parte, en un periodo muy corto, de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la del trompetista estadounidense Larry Sonn. Compartió escenario con Louis Armstrong y Wynton Marsalis. Tocó en la de Luis Arcaraz y alternó con cantantes como Pedro Vargas, Agustín Lara y Toña la Negra, a quien aún le profesa un profundo amor. Con ella se casó y procrearon a Paloma Ruiz. En cada viaje que Vitillo realiza a Veracruz hace un recorrido por el barrio de La Huaca, en donde hay una escultura homenaje a Toña la Negra.

Vitillo con su hija Paloma Ruiz. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Vitillo con su hija Paloma Ruiz. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

Al ser homónimo de su padre, Víctor Ruiz, su madre lo apoda cariñosamente Vitillo, para diferenciarlo de su progenitor. Vitillo perteneció y ocupó diversos puestos en el sindicato de músicos y todavía asiste semanalmente para dar consejos, asesorías y clases a los jóvenes músicos. Estricto en sus comentarios musicales. Estricto en el manejo del lenguaje, siempre hacía correcciones en nuestros comentarios por la radio. Para Vitillo, el lenguaje verbal es una manifestación de la musicalidad. Y el lenguaje, como la poesía, debe contener música.

Andrés Rosales, Vitillo y al fondo con la cámara Pascual Borzelli Iglesias
Andrés Rosales, Vitillo y al fondo con la cámara Pascual Borzelli Iglesias

En una ocasión, en el año 2016, Vitillo se presentó al programa con una camisa de Balenciaga, de quien en ese momento había una exposición con su obra en el Museo de Arte Moderno, titulada “Cristóbal Balenciaga: el discreto esplendor de la alta costura”. Y fue la primera vez que se expuso en América Latina. La camisa que portaba, en el mercado del coleccionismo, la tazaban muy alto, y él con gran modestia afirmó que no lo sabía, que tenía otras dos en casa, que las había adquirido en los ’60 o ’70. No hizo caso a los comentarios de la camisa y siguió opinando de música.

Vitillo con Héctor Infanzón. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Vitillo con Héctor Infanzón. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

El músico Héctor Infansón, quien tiene en puerta la publicación de sus discos con orquesta sinfónica: “Concierto para piano”, “Concierto para violín” y “Concierto para vibráfono y orquesta”, grabados con la Orquesta de Radio de Sofía, Bulgaría, expresó:

“Siempre supe de Vitillo desde mi infancia. Mi papá y mi mamá, grandes melómanos y mi papá músico; él siempre mencionaba a Víctor Ruiz Pazos como uno de los grandes músicos mexicanos, con una gran trayectoria, con una participación en muchos proyectos de la época de oro de la música en México, así que siempre estuvo presente en mi casa y en mí.

Tuvo más presencia cuando inicié mis estudios y en conocer los ambientes de los músicos. Para mí, Víctor es de suma importancia.

Mi relación maestro-alumno no es desde el punto de vista pedagógico, sino en términos musicales, de escucharlo, en sus proyectos. Tocar juntos, ¡qué mejor aprendizaje que ese!, tuve la experiencia cercana, no solo el disfrute de hacer música sino el privilegio de participar con Vitillo.

La experiencia de oírlo, sus pensamientos, su concepción musical, el tiempo, el ritmo, la melodía, es más que un aprendizaje. Hemos tocado juntos y está en el tintero un proyecto de grabación.

Gracias a la trayectoria, al acervo discográfico que Vitillo ha aportado me hacen pensar que es el bajista más importante de nuestro país. Quizá habrá algún otro, que desafortunadamente no conozco, pero el nombre de Víctor Ruiz Pazos es enorme.

Es importante resaltar que Vitillo es de los pioneros del jazz en México, simplemente es un camino consecuente de todo lo que hacía y hace. No olvidemos que ha tocado muchísima música, como gran veracruzano que es, tiene todo el sabor de la costa, de la música afroantillana, folclórica, del son jarocho, lo toca muy bien.

El acervo que aporta es de múltiples géneros porque mucha gente lo conoce haciendo jazz pero la mayor parte de su discografía va más allá: música popular mexicana de la época del cine de oro y posterior.

Va a dar al jazz como buen bajista que es, creativo, improvisador y con gran técnica, pero sus influencias, su capacidad van más allá que solo este género. Estamos frente a un artista completo.”

Vitillo y Enrique Gil. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Vitillo y Enrique Gil. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

El pianista Carlos Damián, que conformara ABC Jazz de la ciudad de Puebla, y quien tocara con Vitillo afirma que fue bajista de Juan Gabriel,

“además, que tiene una voz fabulosa, tuve la oportunidad de escucharlo cantar “Tres palabras”, inclusive debo de tener la grabación.

Toca el bajo de forma impecable y siempre que lo escuché estaba absolutamente concentrado en su instrumento, con una gran musicalidad. Me compartió parte de sus conocimientos –que no siempre puse en práctica pero con el paso de los años se han ido quedando– sobre todo lo impecable de las interpretaciones.

Junto con Chilo Morán, fue de los primeros que incursionó en el jazz de México. Mucho tiempo anduvo haciendo sesiones en el bar Arcano.

Es una gran persona. Tengo música inédita que él me obsequió y que no he tocado, una de ellas de nombre “A mis abuelos” y la otra “Las tres carabelas”, que compuso cuando lo invité a participar una temporada con el grupo ABC Jazz en Puebla, en el Hotel Crown Plaza.

El hotel tenía un bar de un español, que ya falleció –don Paco Bada– y le puso a ese lugar “Las tres carabelas”. El gesto de Vitillo fue hacer una melodía con ese nombre.”

Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias
Vitillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias

El violonchelista Emmanuel Laurean nos comenta:

“Cuando comencé a tocar jazz de músicos mexicanos recuerdo que se hablaba de Vitillo, como uno de los pilares en nuestro país. Siempre le vi tocar el bajo eléctrico y lo que me llamó mucho la atención es que siempre lo hacía sentado y a manera de contrabajo: el brazo del bajo eléctrico paralelo al cuerpo, al torso, no como se toca de forma perpendicular. Eso se me hacía muy original.

Trataba de encontrar qué tanto, en la posición como tocas el instrumento, cambia el sonido. El chelo se toca paralelo al cuerpo pero hay quienes llegan a tocarlo como bajo y lo sujetas como si fuera eléctrico y el sonido cambia.

Su sonido era contemporáneo en México para la década de los ’50 y subsecuentes. Hoy en el jazz clásico, con un instrumento eléctrico, mantiene ese sonido de la vieja guardia. Es uno de los músicos que lo impulsaron en nuestro país.”

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