Una ventana inmensa: Julio Barco
El taller de poesía en prosa de Manuel Parra Aguilar presenta esta semana, desde Perú, al autor de libros como Lamúsicademicabeza, Semen, Des(c)ierto, entre otros.
El taller de poesía en prosa de Manuel Parra Aguilar presenta esta semana, desde Perú, al autor de libros como Lamúsicademicabeza, Semen, Des(c)ierto, entre otros.
Por Julio Barco
Lima, Perú, 3 de noviembre de 2022 [00:03 GMT-5] (Neotraba)
Hay casas abandonadas en el año 2070. Casas donde se alquilaron cuartos y se plantaron semillas tristes. El sol ahora es rojísimo. Y destruye todo. Hoy la sed consume los cuerpos. Hoy la sed y el abandono son todo lo que se visualiza. Camino entre casas abandonadas. Persiguiendo un lenguaje oxidado. Ebrio de filosofías, de dietas, de itinerarios a la sombra de la melancolía. Brisa tibia de primavera. Un siglo de luces ahora destrozado como aquella ventana rota. Todo incendio permanece en el sueño. Yo ando a ciegas. No hay otro sendero ahora: solo infertilidad y desasosiego. No hay hermosos parques porque todos han sido destrozados. No hay cielo azul sino soledad ocre. No hay levedad en los ríos sino rocas prehistóricas y fosforescentes. Aquí estaba mi casa y ahora es solo un montón de basura enlatada. Las casas permanecen solas. El cielo es un puñado de oxido. No hay lenguaje en el smog y el azufre. Veo los terrenos donde crecieron los niños hoy abandonados. Veo las casas donde se hizo la Navidad hoy como un puñado de piedras enjutas y romas. La enfermedad es irresoluta, donde dibujamos corazoncitos hoy se desgarra el cielo. Todo aquí es tiempo destrozado. Y sin poder quitarme la máscara de oxígeno, busco unos ojos puros. Aquí, entre estos montículos de basura, yo escribí poemas como fuego, poemas deliciosos como muchacha dulce en primavera. Como mis hermanas jugando a las escondidas, o a las chapadas, yo escribí mi llanto. Casas abandonadas, cuartos donde ya no se escriben poemas, tesis rotas, desagües en el cielo, destrucción y soledad. Yo corría entre las calles cuando mis poemas iniciaban: ahora no hay calles. ¿Los poemas acaso guardan algo del oxígeno de otros tiempos? ¿Ese pedazo de garabato rotoso es acaso el peluche que mi hermana guardaba para dormir? ¿Esos palos de madera son acaso sus camas? Quiero dormir en una de estas casas. Quiero entrar y ver si en la cocina aún quedan las manchas de grasa del tiempo. Quiero ver por las ventanas de una de estas casas. Acodarme en el alfeizar y observar el paisaje. Pero debo evitar que se acabe mi cargamento de oxígeno.
Y después de todo, qué ganas de bailar a solas. De no arrojar a los gatos de nuestras camas. De ver flotar la convulsión de sus pulgas y pelusas. Sin embargo, Mundo, me quiero el final. Sin embargo, antes hablar contigo, encontrar tu número, ¿aló, con Swedenborg? Qué interesa esta realidad que se cae a pedazos, este mundo idiota y desigual, ¿para qué mi corazón humeando entre tantos micros y ticos y chisitos y chistris? Qué problema tener que viajar por otros países y beber cerveza extranjera. Qué problema tener que pasearse tristemente por todos lados y llevar cucarachas moradas fosforescentes en la mente. Qué problema tener que ser de una forma con todos y no de ninguna. Qué problema ser nada mientras somos todo. Un todo pensante, triste, que se dispara diariamente… Yo prefiero mi muerte soñada. Mi día cualquiera. Mi corazón detenido bajo un bloque de tierra. Quién soy yo que amando su mente sufre, quién soy yo que deseando la vida busco la muerte, quién soy yo que ansiosamente pleno busco la calma. Mi contradicción es vasta. El lenguaje un lenguaje raro: estoy atrapado de densos latidos, de abecedarios rancios, de palabras intensas, de numerología y angelicalidad. Sin embargo, sufro como un jabalí la luz de mi nombre. Moriré un día cualquiera, con sol y montañas azules, con esperanza en los que nacerán, con el golpe de mi sentir atravesado de mi duda, con mis medias y mis zapatos tristes. Moriré lejos de la vacuidad del internet, de todo este mundo que odio, pero del que no puedo zafarme jamás; de estar atrapado en mi lenguaje. Porque la palabra es semilla y su fruto, la luz que perseguimos. Mundo, no tengo hoy una tele plasma para ver el fútbol del anochecer. No obstante, me gustaría salir a pasear a un parque. Sufro de raíz esta contradicción. Vivir es insuficiente. ¿Y abandonar las sillas, las mesas, los jardines? ¿Las hojas del árbol que crecen en lo absoluto? ¿Y abandonar los besos y las bocas? ¿Y abandonar la humedad de otro cuerpo? Una hoja cae, ha principiado agosto.
Y estas calles son las que se ondulan por mi piel puerto de las rocas exhaustas calles que son canciones y conciertos flores que se abren contra el tiempo césped ridículo de 1991 sacudimiento extraño que agita las ideas te dije citando a Bécquer y Bécquer era un loco de mi barrio charlando de la posibilidad del hipismo en el siglo XXI era mayo o verano y vagábamos solos y jamás hubo golondrinas sobre nuestros ojos: juntos en el lenguaje del agua dentro de nosotros dioses enfermos que sacuden su vientre contra las rocas el asfalto verdísimo: siempre buscaré tu mano Neptuno es una postal donde tú y yo nacemos pueblos que se derriten y se comban lenguajes del fuego el viento zurce veloz un paisaje de algas este es el espanto y el terror de los puertos esta es la gloria de los dioses esta su música y la música de los cuerpos que al derretirse cruzan como un río de algas el cosmos música de los cuerpos plateados que son sal para mis dedos tibios/ sal para los puentes destruidos/ dulzura de cuerpos/ y tu piel y mi piel son dos flores tristes/ en las que se sacude el viento/ en las que el vértigo que soy/ y la sangre/ y lo siento por ti / se disuelven en una
suave caricia de flores amarillas negras rojas que blanquean contra las piedras prehistóricas el itinerario de tu nombre y tu nombre está zurcido en el cenit del ritmo y la desesperación todo ha sido destruido: los sueños son moscas que son ángeles fiesta del fuego y de la sangre ojos abiertos te repetiré algunas palabras
y nada fueron en el sublime movimiento de la sombra en cursiva y nada fue mi fuego en este miedo que arrojé fuera de mi centro y yo me sentía crecer como un navío apasionado que se desliza por las remordimiento de todos mis orgasmos destrucción de mis placeres
espumas con el canto roto de sus dedos y mi voz era un barco ebrio viajando en el cielo de pétalos y Las Musas nunca Existieron salvo tu piel como flor en cada puerto y estas eran las calles por las que mi cuerpo desea el tuyo como un papel bond que desatada traviesamente sobre tu sonrisa y yo iré a tu casa a beber un sorbo de manzanilla y nos acurrucaremos
entre casas y palabras y yo tendré los labios partidos y no soy Basho, soy Julio Barco mis ojos se derretirán frente a los tuyos renovada conciencia de la irresolución de yoes que son mi pluralidad mi ardor mi ciencia deletérea forma
y tu serena desesperación es una web destruida como el incendio de tus cuerpos ojos del fuego: flor del cuerpo caminas entre cuerpos multiplicados hemos dejado atrás un escenario marchito todo cuerpo en delirio se arquea dulcemente y estas calles por las que me prolongo son mi reino: chifas, montañas de basura, duendes
y este reino no cabe dentro de mi estúpido corazón y yo muero y yo río y yo me exalto y la vida en este país es delicia: locura de fines de año cuando el sol calienta los eternit frenesí es tu cuerpo y mi cuerpo seremos viejos: cráneos y polvo dentro de concreto: desmesurado es un caballo blanco que desasosegado contempla mi amor cielo de moras pizza a 2 lukas y quiero ser libre yo sé que tu mente se tarantuliza
separa versos asume la espacialidad de la hoja como un tratado del instante a resolver sobre su propio firmamento asume la espacialidad de la hoja como un cuerpo dando vueltas en vueltos en el ditirambo de la música yo sé de tu mente veloz atrapado en tu inocencia por comprar trabajar lavar carros comprar traficar llorar pelar pollos dar vueltas racionalizar tu yo irresolución de viajes al extranjero falta dinero falta
Amor : falta mística falta neoconversacionalismo exceso de mi corazón entre las butacas de la época Piel con Piel Lisa va la mariposa blanca Toda falsedad se destruye contra mí todo contra terrícola explota en mis testículos/ busco la Luz de la Luz/ falta luz/ álgebra de la palabra que sostiene el silencio/ y no hay cuaderno de mariposas ni flores ni pétalos rabiosos ni orgias ni canciones largas ni rapsodas titubeantes que sean tu semblante temblorosamente brusco ni teorema de rabia hoy miércoles azulado temblorosamente arrastrado a esta necesidad del verso como esta suave mezcla de sensaciones que aterrizan en tus ojos y se hacen tus largas esquinas, calles que son piedras que fueron realidad en otros años; durante otras serenas conversaciones sé que buscas
hierba por las noches con tu Martín Adán mugroso y subrayado/ y tu cuerpo flaco como una canción destrozada/ y sé que te harta el universo/ puto animal/ pero muto/ pero te amo y mi pasión por ti es un alce que entra a una casa alocadamente sudoroso como un verso deslizando del film que son mis días y noches: concierto del
solitario grillo que pernocta en mi pecho por las noches/ como el viento que no es vacío: como mi corazón atravesado de latas y peines que cantan en los buses/ cemento aterrizando sobre el Spleen/ Y este comer mollejita en la vereda no es París/dejaré mis ganas de reír a un lado/ bajando de los buses para encontrarte en la plenitud de una hoja blanca como el rocío que estalla contra los días/ y yo corro
por las casas donde los perros ladran/ estos son los días de la mandarina y el abandono/ no volveré a besar a Lady ni a su piel de cuarzo/entiendo perfectamente todo/ y literatura es realidad de un pétalo/ de un ángel que sale de mi para concretarse en un itinerario largo/me asusta el mundo / lo sabes/ los niños no tienen ya a dónde ir/ la literatura no es una casa segura/ flores amarillas frente a mi ventana/ madrugada como prosa exhausta en la yema de mis dedos/ la oscuridad
me permite ver a mi gata negra/ sigo en la casa del abandono/ el instante se triza: todo es eterno/ y yo acabo de contemplarte feliz como una hoja de acacia deslizando su sentir sobre mis dedos entristecidos/ Gaby me ofrece su paciencia como un Dios pequeño/ y las veredas son domingos con huevo frito en el aire/ mar y personas
como el eterno diálogo/ la vida y sus formas/ todo ha sido banal como aterrizar en tu puerta/ un instante detrás del musgo que floreció en tu vientre/ para que yo directamente me aproximará/ ofreciéndote un poema/ y mi vida es un vals que se comba bruscamente contra el mundo/ y el universo es la ternura de mi yo zurciendo el absoluto
Julio César Barco Ávalos (Lima, 1991), estudió en la Universidad Nacional Federico Villareal, donde fundó el grupo Tajo. Director de Lenguaje Perú, donde dicta conferencias sobre Poesía y Literatura. Administra la página facebook Poético Río Hablador. Premios: Mención Honrosa Poeta Joven del Perú (2020), Premio Huauco de Oro (2019), Premio Gremio de Escritores (2018) Premio Especial Antenor Samaniego (2019) Finalista Sección Cuento Antenor Samaniego (2019). Participó en el festival de poesía Latinale, organizado en Alemania, en el 2021. Libros: Me da pena que la gente crezca, Respirar, Arquitectura Vastísima, Arder, Lamúsicademicabeza, Semen, Des(c)ierto, Sistema Operativo, entre otros.