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Imagen cortesía de Andrea González.
Imagen cortesía de Andrea González.

Por Andrea González.

“Hoy malamente se confunden con unos pobres individuos

que se visten chistosito y tienen un iPad.”

María del Pilar Montes de Oca Sicilia.

Podemos ver por las calles muchachos, utilizando ropa vintage, anteojos de marco grueso de carey, así como aparatos altamente tecnologizados, quienes han sido denominados como hipsters. Actualmente no existen estudios sociológicos sobre este fenómeno, en tanto no ha sido foco de interés para esta materia, sin embargo podemos realizar algunas observaciones sobre dicho.

El primer aspecto que quisiera señalar es el referente al título que concierne este artículo. Mainstream es un término utilizado por esta tribu para designar los gustos compartidos por la cultura de masas, y precisamente ser hipster implica no estar a la moda, o como comúnmente se diría es la moda de no estar a la moda. Esto permite hacer referencia a uno de los principales teóricos del interaccionismo simbólico, George Simmel. Este autor en su estudio sobre la moda, la define como un proceso histórico, pero sobre todo dialéctico. La moda es dialéctica, cuando “el proceso inverso de no seguir la moda se convierte en una moda” afirmaba el sociólogo. Así, lo hipster puede ser definido como dialéctico, en tanto ha devenido una moda que ha sido adoptada por una gran multitud de jóvenes.

María del Pilar Montes de Oca Sicilia afirma que al hipster “no le gustan las etiquetas y cree ser diferente, aunque ya pertenezca sin desearlo a este estereotipo del nuevo milenio”. Este aspecto, además de resaltar el proceso anteriormente descrito, se encuentra muy ligado a una de las características mayormente destacadas en la época postmoderna “la individualidad”, ya que ésta conlleva a  la necesidad crear una personalidad propia.

Es importante destacar que el aspecto físico es importante en esta tribu urbana. El uso de accesorios que remitan a lo intelectual, lo artesanal, y el cabello largo y despreocupado, son característicos. Lo fundamental en ellos resulta la creatividad. De acuerdo con Landa, esto podría relacionarse con el hecho de que el hombre postmoderno “no se define por nada en particular: está en la era en que «todo se vale» y de ahí que todo sea relativo”. Esta es la premisa que definiría a los hipster, en tanto se alejan de lo estándar para crear nuevos cánones estéticos provenientes del alejamiento del ideal estético común. La generación actual posee un vacío de ideales en el que no existe modelo de perfección humana.

 Raúl Zarzuri, investigador del Centro de Estudios Socioculturales, ha hecho una serie de observaciones acerca de los hipsters. A pesar, de que las observaciones de Zarzuri no sean propiamente de nuestro país, podemos observar que existe un alto grado de descentralización en el fenómeno, en tanto sus características son muy parecidas en ambos países. Esto puede relacionarse con el uso de la tecnología y la descentralización de la misma.

 La primera observación que me llamó la atención, por parte del sociólogo, es la que sostiene que  “dado el carácter de moda, es difícil que (los hipsters) puedan asumirse como lo hacían otras expresiones identitarias juveniles, donde el ‘orgullo de pertenencia’, que originaba la adscripción identitaria, les permitía a los jóvenes decir orgullosamente: ‘soy punk’, ‘soy hiphopero’ o graffitero’, o ‘emo’ u ‘otaku'”. Esto nos da pauta para sostener que el fenómeno hipster es un fruto de la postmodernidad, ya que como menciona Lyotard “la cultura postmoderna se caracteriza por la incredulidad con respecto a los metarrelatos”. Los hipsters no creen en los metarrelatos, más bien intentan hacer una yuxtaposición de diferentes tendencias, para crear una propia.

Zarzuri, también sostiene que  la cultura hipster es altamente tecnologizada y visual. De acuerdo con el sociólogo  “lo significativo es que me puedan ver, o sea, existo mientras me ven. Esto es precisamente lo que ocurre en internet. Mientras más aparezco, mientras más me ven, más ‘soy’ como sujeto””. Este aspecto que refleja valores como el individualismo y la autenticidad, se encuentra ligado al contexto de la época postmoderna, la cual se caracteriza por el desarrollo en una sociedad de la información y la capacidad innata de dominio de la tecnología. Por ello, Lyotard sostiene que el criterio actual de operatividad es tecnológico.

El ser hipster también puede ser analizado como una categoría de clase, ya que dichos sujetos utilizan aparatos de la marca Apple, la cual se ha convertido en un signo de identidad para los mismos. Esta es una característica de la sociedad de consumo, y como Lyotard describe, la sociedad postmoderna le ha otorgado un excesivo realismo al dinero, la característica esencial es el poder de compra. Por ello, para ser hipster necesitas tener una condición económica considerable. Zarzuri describe que este tipo de estilo se introduce en los jóvenes de sectores de clase media, hecho que responde a esta cuestión, y por lo tanto convierte a la tribu en una especie de snobista.

El hipster de acuerdo con este sociólogo combina un “tipo de pensamiento más de avanzada culturalmente, o sea, abierto al mundo y por lo tanto no tan conservadores”. Esto permite describir el aspecto ideológico que caracteriza a la postmodernidad,  la ruptura con lo absoluto ideológico según Gurmendez.

El pensamiento postmoderno consiste en un reconocimiento de las diferencias, la conciencia de que somos sólo una cultura entre muchas. Este reconocimiento ideológico ha sido adoptado por la cultura hipster, ya que incluso la discriminación a cualquier tendencia diferente a ellos, provoca denominar postracial a este tipo de personas.

La conversión del mundo en un lugar más complejo es una característica inherente a esta tendencia. El hecho de mezclar otras tendencias denota este grado de complejidad. El gusto por el cine alternativo, la fotografía, la literatura y otros clichés son muestra de este aspecto.

La muestra de irrealidades que muchas veces son producto de la imaginación de aquellos que participan en los medios de comunicación es otra característica de la postmodernidad. Esto es reflejado en los hipsters, por ejemplo,  cuando escriben frases extrañas, y sin sentido en aquello que conocemos como redes sociales.

En suma lo hipster es un producto del relativismo de la modernidad, no hay una ideología, ni creencias. La adopción de un paradigma donde todo es válido permite que el mundo se complejice en la invención de realidades, dando origen a un collage ideológico. Sin embargo, a pesar de que el hipster intenta no caer ni crear modas, termina reproduciendo este aspecto. El hipster no cree ser mainstream, y contradictoriamente termina cayendo dentro de esta categoría al expandir su movimiento. 

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