El pájaro en el césped.
¿Recuerdan cuál fue el acontecimiento que marcó el fin de su infancia? Iván Gómez habla de la primera vez que vio un muerto, quizá ese sea su momento.
¿Recuerdan cuál fue el acontecimiento que marcó el fin de su infancia? Iván Gómez habla de la primera vez que vio un muerto, quizá ese sea su momento.
Por Iván Gómez (@sanchessinz)
A nadie le gusta hablar de la muerte, al menos no cuando es real. Como tema literario o debate filosófico te atrapa, pero cuando el vecino se muere, cuando un familiar cercano perece, ¿a quién le gusta hablar de eso?
Tengo otra pregunta: ¿en qué momento se entiende qué es la muerte? Pienso que nunca. Hay un momento en el que tomamos conciencia de ese estado sin retorno y del eventual momento en el que familiares, amigos y nosotros mismos moriremos, y con nosotros la realidad lo hará también. La realidad de cada uno se complementa y forman una realidad heterogénea pero universal; esto quiere decir que cuando alguien muere, sea el vecino o un sujeto en las antípodas de nuestro hogar, todos perdemos algo.
Escribo lo anterior porque la literatura me ha hecho tomar conciencia de qué es la muerte, y la realidad me la ha reiterado. Ambas a su manera: los madrazos son más duros en la realidad. Afortunadamente ninguna ha venido de mi núcleo familiar, no estaría escribiendo esto de ser así. La más cercana fue la de un viejo amigo con el que perdí contacto después de la secundaria, de esto ya tiene dos meses; del resto me enteré porque las vi y porque fue gente de mi colonia. Como escribí arriba, aunque no sea algo cercano a mí, me afecta, y más cuando me enteré.
A partir de estas cavilaciones he tratado de recordar cuándo le pregunté a mi mamá qué significa morirse. No puedo recordarlo. Y siento mucha lástima, porque significa que entonces no recuerdo cuando perdí la infancia… Eso o la perdí apenas. Cuando al pasar en el camión un viernes por la mañana me topé con el cuerpo occiso de una niña de 13 años, incluso le escribí un cuento a manera de catarsis, esto no quiere decir que la haya olvidado.
Retomaré lo de la infancia:
Traten de hacer memoria, ¿cuándo perdieron la niñez? No fue con el primer beso, tampoco con la primera escapada de casa, la primera gota de alcohol, la primera salida con los amigos o la primera cita, ¡no!; y tampoco fue al enterarse de la muerte de alguien, ahí tomas conciencia pero la pérdida de la infancia, supongo, se da al ver por primera vez un cadáver. Lo demás son complementos, lo que significa que nos despojamos de ella paulatinamente.
Alguna vez leía que los temas de la literatura se resumen en tres, y todo lo que escribamos irá en torno a éstos: vida, amor y muerte.
He encontrado en cuentos y películas muy buenos ejemplos de la muerte y la pérdida de la infancia:
Me quedé sin conclusión al poner estos ejemplos. No todo es triste, cada una de las obras anteriores son buenísimas, y una manera más reflexiva de abordar la muerte. Quizá es eso lo que necesitamos: acercarse a ella a través del arte (particularmente recomiendo literatura y cine) para que esta no nos agarre por sorpresa en el mundo real, es imposible no sentirla, pero el impacto sí se aminora. Eso y no ver a nuestro primer cadáver muy tarde, es contraproducente en el proceso de maduración.
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Según su columna ¿Está El Mencho a punto de caer?, desde hace 14 meses el periodista y escritor Héctor de Mauleón ha recibido amenazas de muerte, algunas a través de redes sociales y otros por medio de llamadas telefónicas de supuestos agentes de ONGs. Me alegra mucho ver que la comunidad de periodistas se ha solidarizado con él. Yo me uno a la fracción de sociedad que le ha manifestado su apoyo, y recomiendo a mi posible lector leerlo (http://www.eluniversal.com.mx/autor-opinion/columnistas/hector-de-mauleon/en-tercera-persona), esa es la mejor manera de respaldar a un periodista.