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Desde el exilio, 14 de abril de 2024 (Neotraba)

Alynda Segarra creció entre el doo-woop, el jazz que escuchaba en su casa materna –su padre fue un músico de jazz– y el punk /hardcore, siendo una asidua del ABC No Rio en su adolescencia. Se fue de su casa a los diecisiete años y pasó un tiempo viajando en trenes de carga por todos los Estados Unidos.

En compañía de otros “sin hogar” formó la Dead Man Street Orchestra, con la que grabó dos discos. Acostumbrados a tocar en las calles su trabajo fue documentado en un ensayo fotográfico publicado en la revista Time. Para el 2008 Segarra, decide publicar su primer disco como solista y cambiar su nombre a Hurray for the Riff Raff, convirtiéndose en una especie de celebridad en Nueva Orleans.

Para el 2011, el sello Loose Records, lanza un disco con las mejores canciones de Alynda que ya había sido autopublicadas en dos discos –ya con su nombre artístico posicionado– el cual comienza a ser una muy escuchado en Europa, lo que le permite comenzar una trayectoria musical más allá de los Dead Man Street Orchestra y bajarse de los trenes de carga, así como de la vida de la calle en la que se había mantenido hasta esos días; pero sin dejar de hablar de ello en sus canciones, las cuales está repletas de sus vivencias –y de las vivencias de muchas otras– en la calle, sobreviviendo a no tener casa, a crear vínculos con más gente en situaciones similares a las de ella.

En cada uno de sus discos, Segarra intenta darle voz a los desposeídos, a aquellos que sobreviven al margen, a los outcast, a quienes desde una postura socio-política deciden ser sexualmente transgresores –ella misma se define como no binaria– a esas minorías que los gobiernos invisibilizan, a no ser que necesiten un chivo expiatorio a quien culpar de los males del sistema, desde ese (no) lugar, es que nace Hurray for the Riff Raff, intentando desde el ocultar su identidad, darle identidad a aquellos que la han perdido, se la han robado o se las han quitado, como les han quitado todo, convirtiéndolos en parias.

En el 2024, regresa con The Past is Still Alive, un disco con el que sigue hablando desde la marginalidad, pero esta vez la personal, la propia, haciendo uno de sus discos más personales a la fecha. Tal vez la decisión fue tomada –no de forma consciente– por los meses de pandemia, aunados a las semanas que pasó con COVID, encerrada en casa, de donde surge la primer canción del disco: Snake Plants (The Past is Still Alive), sumado a la gira abriendo para Brigth Eyes, que le dio otra dimensión a su música y sus letras, cerrando con la muerte de su padre, lo cual al momento de grabar el disco le da otro sentir a las canciones, el mejor ejemplo de ello esta en Alibi, que si bien está compuesta para un amigo de Segarra, atrapado por las adicciones, con la muerte de su padre, algunas frases toman otro sentido.

Mezclando el Folk, como base para su música, Segarra, le hace guiños muy seguidos al country alternativo, al doo-woop, al punk, pero sin llegar a predominar ninguno de estos géneros, sino que aderezan el Folk tranquilo, relajado con el que acompaña sus historias.

Con Buffalo, nos habla del fin del mundo a ritmo de country, con Hankmoon nos recuerda que Bruce Springsteen es un referente varias generaciones en Estados Unidos, e incluso podemos escuchar su gusto por Lucinda Williams en algunas de sus canciones, para cerrar el disco con Kiko, dedicada a su padre, por lo tanto, es una bella canción de jazz con base en el piano, que nos recuerda que el pasado se mantiene, no lo dejamos atrás sino que nos acompaña y es importante escucharlo, mantenerlo en el presente no solo como lección, también como aprendizaje para el futuro.

The Past is Still Alive es un disco que nos habla del pasado, para comprender el fin del mundo, que si bien, estamos justo en esa transición de entrar al fin del mundo –al menos del que conocemos– eso no quiere decir que debemos enfrentarlo con incertidumbre, al contrario, sino aventarnos al vacío sin miedo. Hurray for the Riff Raff, nos da al menos una puñado de discos que nos sirven como acompañantes en este viaje.

Bienvenidos a este futuro, aceptando que el pasado sigue vivo y que sea bienvenido para los marginados, los transgresores, los que sobreviven más allá del sistema.


Jorge Tadeo. Imagen tomada sin permiso de su cuenta de FB

Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir. A veces viaja a Mundodisco.


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