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Por Efraín Moctezuma

Puebla, México, 30 de abril de 2022 [00:08 GMT-6] (Neotraba)

Juan Monedita falleció el 7 de septiembre de 2022. En el día del niño y la niña la música de Monedita de Oro sonaba más fuerte que en otros días y por eso queremos recordarlo hoy. Efraín Moctezuma nos trae una entrevista realizada en septiembre de 2017.

En algún lugar de la mixteca de cuyo nombre no quisiera acordarme, nació, hace ya bastantes lunas, Juan Morales mejor conocido como Juan Monedita. Líder y fundador del grupo Monedita de oro, un referente de la música para niños, y para los adultos que se niegan a perder la libertar de ser niños. Monedita de oro, un grupo de música popular que igual interpretan: rock, blues, ska, son jarocho, corrido, funk. En una ecléctica fusión de ritmos para apoyar a letras contestatarias, reveladoras, divertidas, caricaturescas hechas para niños y para revivir a los niños que viven atrapados en cuerpos adultos.

De temáticas tan dolorosas, pero necesarias como recordar a los bebes de la Guardería ABC, o tan divertidas como la libertad del juego, los niños berrinchudos, la comida chatarra, los tacos de suadero, el alcoholismo del Papa Panzón, de sombrero, alivianado, esperando su café, de una sencillez que nadie sospecharía de un personaje que es creador de un proyecto tan trascendental para la música poblana y de México. Con tantos discos en su haber y de largos años picando piedra para abrir espacios a los creadores independientes con música de contenido, en compañía de mi hijo, charlamos arrinconados en un café de la ciudad de Puebla con Juan Monedita.

Efra Moctezuma. Cuéntanos un poco de tu trayectoria personal y con Monedita de Oro.

Juan Monedita. Monedita de oro nace de la casualidad cuando metí un proyecto de música tradicional mexicana con algunos amigos que decidieron quedarse para hacer canciones. Monedita de oro tiene la particularidad de no hacer música en un solo género. Marta Quintero, ex integrante del grupo, bautiza el proyecto así, por pura casualidad cuando dice que nosotros si complacíamos a todos tocando varios géneros, que sí éramos una “monedita de oro”.

Al principio tocábamos con arpas, jaranas, vihuelas, y hubo un momento en que el sonido tenía que hacerse más urbano. Así empezamos a meter: chachachá, danzón, cumbia, y música popular más general con temáticas más sociales, menos rurales. De esa segunda etapa surge una canción que es: “Tacos de suadero”, una canción que ha trascendido, una canción que gusta mucho y no entiendo por qué (risas).

EM. ¿Por qué hacer música infantil?

JM. Monedita de oro siempre ha sido para niños. Al principio eran canciones tradicionales, con la intención de mostrar música a los niños que ya no se hace, porque esa música tradicional en la actualidad pues es más bien música interpretada por “artistillas” que tocan baladas acompañadas por mariachis. Teníamos variedad con el son mexicano, pero después empezamos a hacer más géneros, siendo desde siempre música para niños pues empezamos durante los noventa haciendo este tipo de música con los “Patita de perro” que, en ese entonces, tuvimos la oportunidad de romper muchos paradigmas, sobre todo con algo que siempre he odiado o que he estado en desacuerdo; en que los niños no entienden, y eso es mentira.

Un niño está preparado para entender todo sobre su entorno y puede comprender situaciones que lo están afectando. El niño debe tener opinión y ve las relaciones humanas, en su familia, en la calle, en todos lados.

EM. ¿Cuáles son las dificultades de formar una agrupación que no hace música comercial, ser independientes, ser originales, ser de alguna manera música contestataria para niños?

JM. En un principio batallamos bastante para que se entendiera que la cumbia también es arte, entonces cuando empezamos a mandar nuestra música, nuestras carpetas, nos decían: “Bueno, pero, ¿cómo vas a presentar cumbia? eso no es arte. ¿Cómo voy a presentar cumbia en el cervantino o en el festival del caribe? Si tienes otra música con mucho gusto, pero cumbia no”.

Consideraban la cumbia para bailes, pero una cosa es el ritmo en el que va subido y otra el mensaje, el contenido. Cuando haces una cumbia como “Papá Panzón”, que habla de una realidad sobre el papá alcohólico que no pela a los niños, situación que se da tanto acá, como en Monterrey y todos lados, entonces dices: “Voy a hacer una cumbia pero que dice cosas, que tiene contenido”. Todas las cumbias que son de Monedita de Oro dicen algo. Me esmero mucho para que las cumbias de “Monedita” tengan un mensaje directo.

Después de unos cinco o seis años empezaron a aceptarme con cumbia, se ha abierto y además que hay más gente joven en la organización de festivales y entienden que la música cumbia es cultura. Ese fue uno de los frenos, “Monedita” no entraba en muchos ámbitos, incluso ni al CONACULTA. Y yo mandaba cada año carpetas, durante cinco o seis años para que te den un espacio y nunca me contestaron ¡ni si quiera para la audición! (risas).

Aunque también, después de muchos años, me llamaron y nos abrieron un espacio. Y, ¡Qué bueno que ya cabe Monedita de oro! Indudablemente siempre ha habido música bien hecha y hay que estar abierto a escucharla.

Juan Monedita. Foto tomada de su cuenta de FB sin permiso
Juan Monedita. Foto tomada de su cuenta de FB sin permiso

EM. Sigue teniendo vigencia la importancia de hacer este tipo de música entre infantil y de protesta en este momento histórico.

JM. Nosotros, como producto independiente y marginal de las empresas que hacen de la música una industria, no tenemos un tipo de público y de dimensión, nos sigue una familia que le dice a otra: “Oyes, escucha, yo oigo esto”, y esta publicidad de boca en boca, hace de un público pequeño, pero sumamente fieles.

La masificación de la música hace que un millón de personas canten una canción, pero a la siguiente semana ya estén cantando otra, porque no hay trascendencia, porque lo que hacemos nosotros tiene raíz, legado; con la gente, la sociedad, con lo que se está haciendo, y en algún momento será un referente histórico.

EM. La candidez y la caricatura en Monedita de oro. No puede suceder que a los niños en la actualidad también se les robo esa oportunidad de ser infantiles, la inocencia a causa de la masificación de los medios de comunicación, ¿esto es bueno o malo?

JM. Vivimos una realidad terrible porque el arte que hacemos los artistas independientes no llega a donde tiene que llegar, entonces tenemos que llamar la atención de alguna manera, porque si lo haces de una forma directa te rechazan. Así que usamos el humor que le caracteriza al mexicano, que de repente te estás riendo, pero lo reflexionas y dices: “¡A caray! me está haciendo pensar en algo”.

EM. Me imagino que es muy complejo llevar estos mensajes de una forma divertida haciendo estas caricaturas que en un momento son situaciones chuscas pero que no resulta nada fácil llevarlas a ese nivel de reflexión para que la gente lo comprenda, que sea música con la que la gente se divierta y que llegue un mensaje a los niños y a los adultos que creo es una música que les pega muy duro a los adultos.

JM. Mucho de mi público son adultos, que se divierten, que les gusta, que llevan a sus hijos. Siempre digo que hay muchas trampas, nosotros somos tramposos, porque los llevamos al ritmo primero, porque de golpe no entienden de qué se trata la canción, pero el ritmo ya los atrapo.

Al adulto lo atrapas con la letra, pero finalmente, el mensaje llega al chavito y no por que no tenga la inteligencia para hacerlo en el momento, sino porque muchos primero saltan y bailan y es muy válido, y otros capturan el mensaje en lo inmediato, y que todo es válido.

Monedita de Oro hace música que es para bailar. Recuerdo una tocada que tuvimos en la alameda central en México y toda la variedad que existe de personas, y empezamos a tocar, y se armó un guateque tremendo: viejitos, niños, travestis, vagabundos (risas) ¡En serio! metiéndole duro al danzón. Se pusieron a bailar porque lo que hacemos es para gozar, para bailar.

EM. ¿Cuáles son, desde tu perspectiva, los principales problemas que afectan a la infancia y al mundo?

JM. La cuestión en este momento es la inseguridad. Yo fui niño en la década de los sesenta, setenta y a mí me mandaban a la tienda y jugábamos en la calle sin problema. Veo que eso ha cambiado drásticamente, no puedes dejar a tus hijos en la calle sin cuidado. Actualmente en la ciudad, la descomposición de todo tipo de ámbito, laboral, familiar, social. Hay demasiada corrupción, impunidad y de eso los niños se están dando cuenta y van a tener en algún momento que afrontarlo.

EM. Es una táctica de cultura del miedo.

JM. Sí, eso en realidad a mí me afecta mucho. Desde chavito iba la primaria y a la secundaria solo y ahora se debe estar en esta práctica de acompañar a los hijos a la escuela. También es una táctica que se usa para que te sientas inseguro y llegue un “salvador” y te diga “yo puedo ayudarte con todo esto, nada más necesito una pequeña parte de ti”.

El camioncito de Monedita de Oro
El camioncito de Monedita de Oro

EM. ¿Qué es lo que más le preocupa a Juan Monedita?

JM. Hacer una cultura de solidaridad, incluso entre las familias. Hay mucha descomposición en las que el que sale bailando es el chamaco. Que las familias sean más críticas, pero al mismo tiempo más humanas; hacer un plan juntos como familia como sociedad y nosotros lo tratamos de abonar con nuestra música. Que los chavitos tengan su propia opinión, forma de expresión, de comunicarse con mis canciones y no solo con eso, sino que sea un motor que les detone y que les interese la lectura, el otro, la otra persona con quien están jugando, porque actualmente hay un espejismo terrible en que eres joven y quieren tener la casota, el carrazo, y eso es prácticamente imposible de una manera licita.

Entonces, de repente, los chavitos quieren vivir así, tenerlo todo y debes entender que todo tiene una gran responsabilidad. Estamos desacostumbrados a trabajar y todo queremos ya, pero quien dice que debe ser así. No sé si ya leíste Momo, ¡aja! ahorras tiempo ¿Para qué? Si podemos llevar una vida calmada. La inmediatez es tal, que se van pegando los tiempos con los otros.

EM. Dinos tus diez discos que te llevarías a una isla desierta.

JM. Me gusta mucho la música muy movida y bien hecha. De Pink Floyd: Dark side of the Moon, Wish you were here, The Wall. De The Beatles: White album y Sgt. Pepper’s.

De lo contemporáneo me gusta Green Day, me llevaría el Dookie, que, bueno; oyes uno y oyes todos. Abrieron un género casi nuevo el happy punk pero que la verdad también tiene muy buenas letras. Y de lo más llegador para mí: Pearl Jam, que desde que lo conocí me eleva mucho. Obviamente Nirvana: el Never mind, nada más. Y un poco de regreso, uno de Juan Reynoso, le dicen el Paganini de la tierra caliente me encanta su música, música tradicional mexicana, ¡me encanta! Uno que es para mí esencial: Barroco andino, que son unos chavos de Chile que tocan música barroca, pero con instrumentos andinos, es algo que me eleva mucho.

EM. ¿Qué estás leyendo? Compártenos un libro que estés leyendo o que te haya gustado mucho.

JM. Uno que me marco para siempre es El castillo de Franz Kafka, nunca llega a ningún lugar, siempre está a punto de llegar o se mueve, un libro que deja una sensación de que a veces es muy difícil conseguir las cosas, pero si tú te detienes es peor. Este cuate siempre está luchando por llegar, por conocer, por estar en otra parte y le cambian siempre la jugada. Kafka es mi escritor favorito en particular. Ahorita estoy leyendo algo que debería haber leído hace diez años: Noticias del imperio de Fernando del Paso, lo estoy empezando a leer y me parece fabuloso, de hecho, me he regresado a leer muchas partes, no porque no lo entienda sino porque está bien fuerte. Estoy disfrutando esta lectura yo creo que me va a llevar un buen rato porque para empezar ¡ps! es un libro gordo (risas) me regreso para releer, para degustar.

Cuando estaba chavo leía con avidez, pero después me di cuenta de que también como un buen vino hay que irlo probando poquito a poco, entonces lo leo, dejo de leer tantito, después lo retomo.

EM. ¿Algo que quisieras agregar?

JM. Mi trabajo desde hace muchos años es dedicado a los chavitos, a los niños, y yo veo como niños a todos, no solo a los que están en edad de ser niños sino a todos porque todos tenemos que conservar el dejar vivir a nuestro niño adentro. Mi trabajo va en el orden de que los adultos saquen ese chamaco, que lo muestren, que sean curiosos, que investiguen, que aprendan, que tengan empatía con los demás: ¿quiénes más empáticos que los chamacos? Yo quiero, aspiro, a que los chamacos de sesenta años sean libres, sean jóvenes, vivan de acuerdo con lo que les gusta. Porque también hay una especie entrenamiento para llegar a ser un adulto serio, formal y ¡no!, no es necesario. Si puedes serlo en tu trabajo, si es formal pues ser formal. Pero no ser el adulto formal toda la vida eso es muy triste, vivir sin quedarte las ganas de brincar en un charco. Para mí de eso se trata, que los chavitos seamos eternos, aunque el cuero este arrugado.

Por supuesto al despedirnos no pierdo la oportunidad de dar un abrazo a este personaje y que mi hijo, mi compañero de aventuras, lo salude y lo abrace. ¡Hasta el próximo rocanrol!

Papá Panzón de Monedita de Oro

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