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Portada de En el principio fue la sangre de José Luis Zárate
Portada de En el principio fue la sangre de José Luis Zárate

Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

Puebla, México, 30 de julio de 2019 (Neotraba)

Conocí a José Luis Zárate a través de Alberto Chimal cuando leí una reseña que llamó mi atención, paradójicamente a Chimal no lo conocía. La ruta del hielo y la sal era el título del libro, publicado por la editorial Vid en 1998. Mauricio Carrera dice que podemos considerar a José Luis Zárate como parte de “la Generación del Umbral”.

Hace muchos años, cuando estaba leyendo En el principio fue la sangre, me encontraba en una sala de cine a punto de ver la película Sin City, y no fue casualidad que leyera el apartado donde José Luis habla de los asesinos en serie.

En Sin City hay una serie de asesinos que no cesan de darle la razón al libro de Zárate como si Frank Miller hubiese intercambiado puntos de vista con él para escribir su novela/comic, las imágenes de la película representarán claramente lo que dice José Luis: para ser asesino en serie hay que matar a más de dos, cuando las víctimas son tres tenemos a un asesino serial.

En El principio fue la sangre nos encontraremos con asesinos en serie que solo matan mujeres para cortarles la cabeza, colgarlas como trofeos y tener una torta de hígado humano en el refrigerador para comer en la noche; también nos toparemos con el pederasta que hace crecer su lívido cuando escucha gritar a las niñas que está a punto de violar o aquél que oye la voz de Dios ordenándole matar prostitutas.

Matar es fácil, nos advierte José Luis. Matar es fácil, lo tomaré como una invitación. Matar es fácil, escribir no lo es tanto.

La única prueba actual de la existencia de la vida privada son las estrategias para hacerla pública. Zárate quiere que nos demos cuenta de ello. Las Poéticas intimistas del libro nos exhiben lo que sucede en la mente de un asesino serial. Nos conducen a la conclusión de que algunos asesinos no son tan sorprendentes como nos los han pintado, que no todos tienen como proyecto de vida convertirse en el coco de los Estados Unidos como Manson, incluso parecen un poco tontos cuando sus cañerías se tapan por las partes humanas que arrojaron al drenaje y al final esa acción los delata.

Este libro tiene sus orígenes en una novelita por entregas publicada en La Jornada de Oriente en 1998, (época en la que apareció La ruta del hielo y la sal) titulada Fe de Ratas y cuya escritura nos recuerda el estilo de los cuentos de Poe.

Si leo un libro que pone mi carne tan fría que ningún fuego podría calentarme, sé que es un buen libro. Si siento físicamente como si me hubiera saltado la tapa de la cabeza, sé que es un buen libro. Estos son los únicos medios como lo sé. Creo que no hay otros. Este libro me hizo sentir frío e hizo sentirme perseguido al salir del cine.

Matar es fácil, escribir no lo es tanto.

En el principio fue la sangre, José Luis Zárate, Universidad de Guadalajara, Ediciones Arlequín, 2004.

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