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Por Adonai Castañeda

Puebla, México, 10 de julio de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

Si se piensa en literatura, se piensa en ritmo. Aristóteles postuló en su Poética, a propósito de la tragedia, que uno de los pilares de la mímesis era el ritmo. Ejemplo de esto es la labor lírica en la Antigua Grecia. Es decir, el ritmo acompañaba al lenguaje y este, por supuesto, convergía con el resultado adivinado entre los elementos que lo conforman. En Ensayo de orquesta de Laura Baeza (Campeche, 1988) lo primero que asombra al lector es el ritmo, veloz o reflexivo, con que se le puede retratar a la desgracia dentro del cuento corto en México.

Según Anton Schindler[1], Ludwig van Beethoven afirmó que el poeta inscribe su diálogo en un ritmo continuo; el elocucionista, para comprender los versos, por su parte, debe interrumpirse a sí mismo en los lugares donde el poeta no pudo hacerlo. El silencio, en suma, debe socorrer con cautela. Como expuso Beethoven respecto a la poesía, la prosa de Baeza fluye sin pauta ofreciendo múltiples tragedias contemporáneas en los veintidós cuentos que contiene el libro. Lo que es más: el lector asiste de modo inevitable a la soltura narrativa y se deja llevar por ella, reconociendo el eco de una orquesta aciaga.

Dividido en cinco partes que corresponden a una orquesta estructurada por instrumentos de cuerda o de percusión, entre otros, Ensayo de orquesta presenta personajes cuyo carácter coincide con su respectivo apero musical. Estos observan al mundo con cabeza gacha, o miran hacia el cielo con ojos que claman penitencia, caminando al ritmo de un metrónomo. A pesar de su riña personal se encaran, aunque no siempre salgan bien parados de su hazaña, con la tragedia contrahecha: crimen organizado, violencia, desamor, perfidia y morbo; todo ello engarzado con sinfonías diversas.

La traición cruel hacia un maestro concertino por la ingratitud de un alumno, en “Caducidad”; la intención de una mujer enfurecida por comprar una televisión, a pesar de un vendedor incompetente, para tener recuerdo de su primer concierto con píccolo, en “Televisiones”; los celos llevados al límite por una mujer hacia su vecina, que es violista, plasmados en “Señales”; la faena tétrica de una arpista que toca, una vez a la semana, para varias mujeres con parálisis cerebral, en un cuarto repleto de libreros, en “Salón de música”. Los personajes detrás de la sinfonía, entre el atril y la pared, reconocen en sus vidas al disparate y lo abrazan en busca de la redención.

“La gente piensa que si tienes un hijo con problemas de conducta la música es una buena medicina. Lo que no saben es que […] te vuelve intolerante, te transforma en otra persona. En mi caso, me transformó en distintas”, sentencia el protagonista de “Muñecas“, cuento donde las personalidades de un muchacho se acumulan en matrioshkas: un juego irónico de lo extravagante. Este recreo de lo fantástico remite a la figura que encabeza al Premio Nacional de Cuento Breve con el cual se galardonó al libro en 2017: Julio Torri, pionero de la ficción breve en México, hendida de ingenio y de maestría. Siguiendo sus pasos, Baeza visita diversos géneros y tradiciones literarias con el mismo mérito, me aventuro, de la lucidez.

Laura Beza. Foto de Ariel Ortiz.
Laura Baeza. Foto de Ariel Ortiz.

El rigor cuentístico de Baeza radica, además, en la presteza de las tramas para eslabonarse unas con otras: algunos finales se complementan con otros o algunos personajes aprovechan para poblar dos cuentos a la vez, para luego desaparecer, tal y como hace Iñaki en Estirpes y en Ruta Norte. Esta estructura, sólida y bien curada, le brinda unidad al esqueleto de la orquesta que, sin más, termina por habitar toda la lectura. Aunado a esto, los ritmos de la narrativa y de la música tienen su culmen de encuentro gracias a una playlist, ubicada al final, con músicos tales como Camille Saint-Saëns, Silvestre Revueltas, Serguéi Prokófiev o Wolfgang Amadeus Mozart, por mencionar algunos.

Finalmente, Ensayo de orquesta cumple con su objetivo de explorar un terreno fértil dentro de la literatura, el punto en común entre dos artes, y ofrece un trabajo que destierra lugares comunes con disciplina. A su vez, focaliza al sentido humano detrás de la labor musical a través de la narración de la tragedia a la que se enfrentan sus ejecutantes. La prosa de Baeza arriba con tino y agudeza a encarar problemas de índole diversa en un mínimo de páginas y, sobre todo, con un ritmo que sorprenderá a cada línea que se atraviese.


[1] Ludwig van Beethoven, editado por Friedrich Kerst y Henry Edward Krehbiel. Beethoven: The man and the artist, as revealed in his own words. Nueva York: Dover Publications, 1964.


Laura Baeza. Ensayo de orquesta. México: Fondo Editorial Tierra Adentro. 2017. 109 pp. ISBN: 978-607-745-775-6.

Portada de Ensayo de Orquesta, de Laura Baeza
Portada de Ensayo de Orquesta, de Laura Baeza.

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