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Por Flor Elena López Sánchez

Ciudad de México, 08 de marzo de 2022 [00:20 GMT-5] (Neotraba)

Las mujeres que se encuentran en escena haciendo aportaciones valiosas en la ciencia tienen una historia en común que está llena de obstáculos y rechazos, los cuales han perdurado hasta pleno siglo XXI. A través de este artículo quisiera ofrecer un acercamiento de dónde surgieron esos obstáculos y por qué han perdurado. Además de mencionar algunos nombres de figuras femeninas cuyo trabajo científico ha cambiado al mundo, con el fin de hacer que más mujeres se vean reflejadas en la ciencia y decidan cursar carreras relacionadas con áreas de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas, por sus siglas en inglés).

Según datos de la Fundación Nobel, de 1901 hasta el 2020 menos de 4% de las personas galardonadas con el premio Nobel en el área de ciencias (física, química y medicina) han sido mujeres; sin embargo al consultar el desglose de la lista de los galardonados en la página oficial de la Fundación Nobel se muestra que, cerca de 2% del total, se registró a lo largo del primer siglo de entrega del galardón donde 11 mujeres en el área recibieron el premio, mientras que el 2% sobrante se registró en tan sólo 20 años, pues entre 2000 y 2020 fueron premiadas 12 mujeres; esto indica que actualmente hay más mujeres abriéndose paso en áreas de STEM, pero estas cifras siguen sin ser comparables a la participación masculina.

Con lo anterior notamos que –a lo largo de la historia– ha habido más hombres que mujeres involucrados en la ciencia, esto se debe principalmente a la ideología que, durante la Edad Media, impidió a las mujeres ser parte activa de la comunidad científica.

A recordar: por esos siglos, la iglesia tenía las riendas del comportamiento de la sociedad mediante restricciones y separaciones sexistas. Antes de esta época, de hecho, se tienen registros de mujeres matemáticas y astrónomas como Téano de Crotona, quien asistió a la Escuela Pitagórica en el siglo VI a. C.; además del ícono del feminismo en la ciencia: Hipatia de Alejandría, quien es considerada la primera mujer matemática al tenerse registros claros sobre su vida. Esto muestra que la Edad Media trajo consigo la aparición de los roles de género y, por lo tanto, un engrandecimiento del género masculino, invisibilizando a la mujer.

Que en el pasado los hombres protagonizaran la ciencia no significó que las mujeres decidieran no participar en ella o que no tuvieran el intelecto, pues las ganas de adquirir conocimiento llevaron a Jeanne Baret y a Sophie Germain en el siglo XVIII, a hacerse pasar por hombres para evitar las restricciones, y a otras mujeres a convertirse en monjas para tener acceso a los libros prohibidos (textos científicos e intelectuales).

Proceso para el grabado de Isabel Ruiz Tello. Foto cortesía de la autora.
Proceso para el grabado de Isabel Ruiz Tello. Foto cortesía de la autora.

No obstante, el que las mujeres ya no tengan que esconderse tras pseudónimos o disfraces masculinos no significa que los roles de género hayan sido eliminados y que la mujer tenga las mismas oportunidades que el hombre pues, aunque ya no se marquen tanto dichas diferencias, aún perduran debido a las ideas arraigadas que son cimiento de la educación cultural de generaciones enteras.

Según un estudio realizado con evaluaciones psicológicas publicado por la revista Scienceen 2017, entre los 3 y los 5 años ya se enseña a los niños a distinguir entre las actividades de cada género; desde ese momento la sociedad es el juez supremo y aplaude ciertas actitudes realizadas por niñas que se atribuyenal género femenino (como el lenguaje sensorial y afectivo), y quita créditos a las niñas con actitudes pertenecientes al género masculino (como ser racional, esquemática y autoritaria).

Entonces la brillantez es asociada al otro género, haciendo que, al crecer, la mujer se reprima creyendo que nunca podrá estar a la altura del género opuesto cuando, según otro estudio publicado por Science en 2008, el hombre obtiene puntuaciones de IQ menores a las de varias mujeres.

Aun teniendo un IQ por encima de la media, las mujeres que sacan a flote esa inteligencia en áreas de STEM, generalmente adquieren una condena moral, pues oscurecen las facetas de lo que debería hacer según su rol en la sociedad (cuidar el hogar, reproducirse), desarrollando temor por la ciencia y el pensamiento sistemático, eligiendo carreras que hacen énfasis en su rol de servicio y cuidado de las personas.

Prueba de ello es que, al consultar la demanda entre 2 carreras ofertadas por la UNAM en el ciclo escolar 2020-2021 –como ejemplo del área de la salud– a la carrera de médico cirujano ingresaron 70% de mujeres y 30% de hombres; por otro lado –como ejemplo del área de ciencias físico matemáticas– a la carrera de matemáticas ingresaron 80% de hombres y 20% de mujeres.

Las consecuencias de esta brecha de género traen consigo que desconozcamos nombres de mujeres que sufrieron el denominado “Efecto Matilda”. Éste trata de la supresión de las aportaciones femeninas cuyo reconocimiento se delega a sus colegas masculinos, tal es el caso de Madame Lavoisier quien dedicaba su vida a la química y ayudaba a su marido Antoine Lavoisier con notas y comentarios útiles en su trabajo; sin embargo, Antoine es reconocido, Madame Lavoisier es quien no se menciona tanto.

También es el caso de Rosalind Franklin, quien aportó la imagen necesaria para que sus colegas Crick y Watson descubrieran la estructura del ADN; ellos recibieron un Nobel por la aportación, ella murió joven y no fue mencionada en la ceremonia; mismo caso el de Joselyn Bell, su Nobel fue recibido por su colega Anthony Hewish, cuando ella fue la primera en observar el púlsar que valió por el premio; más mujeres como Margarita Salas, Ada Lovelace,  Marie Tharp, Trotula de Salerno, sufrieron este efecto, y la lista no hace más que crecer mientras se descubre a la mujer tras la aportación masculina.

Proceso para el grabado de Isabel Ruiz Tello. Foto cortesía de la autora.
Proceso para el grabado de Isabel Ruiz Tello. Foto cortesía de la autora.

Por igual, vale destacar a otras mujeres valientes como la princesa Marie Bonaparte quien, en el siglo XX, hizo varias observaciones respecto a los orgasmos femeninos. Además de Florence Nightingale quien, siendo enfermera y matemática durante la guerra de Crimea, diseñó el Diagrama de la Rosa, el cual mostraba numéricamente cómo las muertes masivas se podían evitar al tratar las infecciones, con lo que impuso medidas que se convirtieron en las actuales reformas sanitarias.

También a personajes como Alice Ball (primer tratamiento contra la lepra), Lisa Meitner (descubridora de la fisión nuclear), Katie Bouman (primera imagen de un agujero negro) y mujeres de la actualidad como Janet Gutiérrez (premio de investigación 2020 en la Academia Mexicana de Ciencias), Carmen Félix (primera astronauta análoga mexicana en la NASA), Judith Zavala (trabaja en la recreación del tejido de la córnea para trasplantes), etc. sin las cuales la ciencia no sería la misma actualmente, pues las aportaciones que estas mujeres hicieron y valieron por el Nobel son fundamento en la tecnología utilizada en la vida diaria (como los automóviles y teléfonos celulares), o en la investigación (como los telescopios).

Tal como la presidenta del AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas) dijo en una entrevista de BBC mundo: “Ya iba siendo hora que se recuperen tantas figuras perdidas, no solo porque es de justicia histórica, sino porque pueden ser modelos que cambien para siempre la percepción que tienen las niñas acerca de la ciencia y lo adecuadas que son para ellas”, lo cual es nada más que la verdad. Para hacer que las mujeres se involucren más en áreas de STEM se necesita mostrar a las niñas las figuras de mujeres que pudieron cambiar al mundo mediante la investigación, además de darles a conocer que tienen la capacidad de hacer frente a la ciencia y motivarlas a que se pregunten el por qué de las cosas, que busquen respuestas constantemente.

Para ello es fundamental crear campañas de divulgación, que los profesores cuenten la historia de la ciencia con perspectiva de género, y que se den asesorías a niñas que no entiendan alguna materia relacionada a ciencias para que mejoren y no se sientan inferiores. Pero también es necesario que las mujeres que ya están haciendo ciencia permanezcan ahí, pues muchas abandonan estas áreas al terminar la licenciatura y no ejercen, por lo que se deben promover apoyos a las mujeres científicas en caso que sean madres, también, las oportunidades de empleo deben ser igualitarias para que la mujer no tenga que trabajar el doble por un puesto que se da sencillamente a un hombre; y, muy importante, que los salarios no hagan distinciones de género.

Con ello se motivaría a más mujeres a entrar al mundo de la ciencia o a permanecer ahí, cambiando su vida al potenciar sus habilidades, pues se sentirían más capaces y empoderadas en vez de opacadas y rechazadas.

La ciencia hace un llamado a romper los roles de género y potenciar las habilidades científicas de las mujeres: se necesita a más figuras femeninas que hagan frente a carreras de STEM porque, imagine cuántos avances más no se alcanzarían con la ayuda, curiosidad y ambición de mentes femeninas.

Referencias

(2022, 25 febrero). NobelPrize.Org. https://www.nobelprize.org/

Science. (2017, 27 junio). https://www.science.org/doi/10.1126/science.aah6524

O. (2021, 21 junio). Matemáticas. UNAM. http://oferta.unam.mx/matematicas.html

BBC News Mundo. (2021, 8 marzo). Día de la Mujer: qué es el «efecto Matilda» https://www.bbc.com/mundo/noticias-55990900


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