Adiós privilegios del Opus Dei

Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba

Ciudad de México, 1 de marzo de 2023 [00:10 GMT-6] (Neotraba)

Los cercanos a Jorge Mario Bergoglio están a la expectativa de las repercusiones, al interior del Vaticano, que se vayan dando al restársele poder a una de las organizaciones católicas más poderosas del planeta y por el ‘motu proprio’ que el Papa Francisco emitió y publicó para modificar la constitución apostólica ‘Ut sit’ del 28 de noviembre de 1982, mediante la cual el Papa Juan Pablo II erigió al Opus Dei como prelatura personal.

El ‘Ad charisma tuendum’ instruye que la prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei pase a depender del Dicasterio para el Clero, donde deberá presentar un informe anual sobre su estado y sobre el desarrollo de su labor apostólica y ya no cada lustro como lo disponía la constitución promulgada por Karol Józef Wojtyla.

Además, el superior no podrá más convertirse en automático en obispo, pero se le seguirá considerando como Reverendo Monseñor.

Ahora la forma de gobierno del Opus Dei estará “basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica”.

El Opus Dei es el movimiento religioso más cuestionado, tanto dentro como fuera de la esfera católica, llegándose a calificar como “un peligroso grupo sectario que somete a sus miembros a una estrecha vigilancia, los aísla del mundo exterior y los programa para consagrar una obediencia absoluta al grupo y a la dirección”.

La prelatura de la Santa Cruz fue fundada el 2 de octubre de 1928 por un sacerdote español llamado José María Escrivá de Balaguer, canonizado por Juan Pablo II.

Hoy en día tiene presencia en cerca de 70 países.

Para esta organización ultraconservadora, “todos los bautizados, obligadamente, están llamados a seguir a Jesucristo, a vivir y a dar a conocer el Evangelio”.

Organizativamente, está gobernada por un prelado, de acuerdo con el derecho canónico y sus propios estatutos.

Dicha prelatura está dividida en áreas o territorios llamados regiones.

Al frente de cada una hay un vicario regional, con sus consejos, para mujeres y para hombres.

Están constituidos por un prelado, un presbiterio o clero propio y los laicos, de ambos sexos.

Para ellos existen tres modalidades generales en que la “vocación” es personalizada según la “disponibilidad”:

Numerarios.

Agregados.

Supernumerarios.

Entre las causas que influyeron para que el vicario de Cristo promulgara “Para tutelar el carisma”, opina David Clark, experto oficial independiente en sectas, es porque el Opus Dei ejerce un peligroso control de la mente sobre sus miembros, crea problemas intrafamiliares y por perjudicar seriamente a la Iglesia.

También se sabe, gracias a un reportaje aparecido en el diario español El País el 29 de abril del 2006, que a los miembros se les obliga a confesarse sólo con sacerdotes de la propia congregación, seguir la dirección espiritual de los numerarios y admitir sus defectos delante del grupo.

Los numerarios los obligan a mostrar sus documentos personales y su correspondencia.

Les controlan sus lecturas y el acceso a la televisión.

Les niegan su independencia económica y están obligados a entregar la mayor parte de su sueldo.

No pueden abandonar el grupo de manera voluntaria, quienes intentan dejar el grupo son amenazados y perseguidos.