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Portada de la novela gráfica de A Lupita le gustaba planchar de Laura Esquivel, ilustrada por Jordi Castells
Portada de la novela gráfica de A Lupita le gustaba planchar de Laura Esquivel, ilustrada por Jordi Castells

Por Zaira Eliette Espinosa (@zairaee)

#Librosquesuenan

Puebla, México, 16 de agosto de 2019 (Neotraba)

Es difícil no pensar en la novela Como agua para chocolate cuando escuchamos el nombre de la escritora coahuilense Laura Esquivel. Esa novela que adaptada al cine en 1992 fue multipremiada y abrió un camino internacional ascendiente en su carrera literaria.

Su segunda obra fue publicada seis años después titulada “La ley del amor” una mixtura entre la ciencia ficción y la fantasía, donde se utilizaban referencias a la cultura azteca, elementos históricos desde la conquista española, simbolismos cósmicos y el uso de tecnologías como la teletransportación. Para ser 1995, esta novela con un cd que incluía banda sonora era algo novedoso.

Las inquietudes temáticas de Esquivel, desde entonces, parecen estar ligadas siempre al rol de la mujer en el universo de las sensaciones, emociones y tradiciones en México. Después de varias obras publicadas, en 2014 sale A Lupita le gustaba planchar, un título sugerente y revelador.

Esta es la dramática historia de Lupita, un retrato de una mujer mexicana que se ve inmersa en el nido de un crimen. Lupita es policía, tiene sobrepeso, complejos, tristezas, vive atormentada por un pasado que siempre la amenaza con regresarla al alcoholismo y al terror de no poderse controlar sus ganas de auto destruirse.

Lupita nos muestra el rostro de una niña que crece en el fluir de una cultura que la violenta e utiliza. Es una mujer hambrienta de justicia, pero con la soledad y el desamparo en la espalda pesándole e inmovilizándola. Lupita no sabe reconocer el amor, porque nunca ha sabido amarse a sí misma.

Esquivel vuelve a hacer de las suyas. La historia se entrelaza con referencias de la cultura prehispánica. Nos hace sentido que se mencione a Tlazolteotl, diosa azteca, diosa de las tejedoras, las que arropaban, las que vestían; o el simbolismo de la obsidiana como instrumento de magia para viajar a otros tiempos y espacios.

Lupita hace un largo viaje de introspección para descubrirse heredera de poderes intuitivos, saberse conectada al poder de la tierra y los ancestros. Esquivel profundiza con una potente “voz en off” las reflexiones del personaje para terminar en un episodio de auto sanación.

Ahora en 2019, A Lupita le gustaba planchar, se adapta a la novela gráfica ilustrada por Jordi Castells, quien anteriormente ya había ilustrado capítulos para Malinche, otra historia de Esquivel sobre el papel de la mujer en la cultura prehispánica.

En ese terreno de la narrativa de ficción, Esquivel no deja a un lado el cáncer de la corrupción y el narcotráfico. Asesinatos, persecuciones, misterios, son parte de la acción y trama de esta novela adaptada a una excelente versión gráfica en tonalidades sombrías como la misma obsidiana.

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A Lupita le gustaba planchar, Laura Esquivel. Grijalbo, 2019.

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