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Pulp. Imagen cortesía de José Luis Dávila.
Pulp. Imagen cortesía de José Luis Dávila.

Por José Luis Dávila.

La música está hecha de silencios, parte de su estética reside en ello. Silencios de uno, dos, tres, cuatro segundos o de diez años, no importa de cuanto sean, son, existen para que podamos disfrutar de cómo detienen el aliento, y con el aliento también el tiempo, y nos dan un espacio para pensar, para que el proceso de digestión de las notas se complete.

Hay para quienes los silencios son una forma de hablar, otra forma de decir lo que no puede ser dicho cuando el sonido invade los rostros.

A veces también son otro de los nombres del sonido.

Son cajas para guardar las resonancias que deja la banda luego de terminar el concierto.

Son letras que están escritas para ser calladas.

Son acordes especiales, hechos para ser apreciados sólo por quienes realmente tengan la capacidad de escuchar pasar el tiempo, sin necesidad de preguntarse cómo.

También los silencios son para romperse.

Romperse y hacerlos caer tan ruidosamente que todos puedan escucharlo y se queden pensando, preguntándose ¿qué habrá sido?, ¿qué habrá pasado? Preguntándose si el silencio era realmente silencio, si no era el preludio del estruendo.

Pulp. Imagen cortesía de José Luis Dávila.
Pulp. Imagen cortesía de José Luis Dávila.

Hace ya un mes del concierto de Pulp en el Palacio de los Deportes, pero no importa cuanto tiempo pase, para quienes asistieron aún suena, y sonará por mucho más, la música de una banda que calló durante 10 años; una banda que surgió entre el silencio de sus primeros tres discos y, luego, explotaron para convertirse en una de las más emblemáticas del Brit Pop.

Ahora cada uno de ellos tiene casi 50 años, pero cada uno de ellos sigue siendo quien era. Cada nota que tocan mueve igual que movía antes. Cada espacio del lugar  donde se presentan tiene a un asistente que no deja de verlos y sentir como si todo lo demás, desde su separación, fuese un mal cover. 

Los silencios, ya dije, se hacen para romperse; y cada quien los rompe a su estilo. Pulp ha hecho lo propio; Pulp ha salido del retiro, salido del silencio para unir voces, unas voces que, en México al menos -no pudieron evitarlo-, dejaron huella al gritar unidas: Do you remember the first time?

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