Kintachiwinkan: documental sobre la lengua totonaca se proyectará en Luxemburgo
El corto documental sobre la lengua tutunakú se proyectará en Nuit de la Culture, festival sobre cine de distintas culturas.
El corto documental sobre la lengua tutunakú se proyectará en Nuit de la Culture, festival sobre cine de distintas culturas.
Por Luis J. L. Chigo (@NoSoyChigo)
Puebla, México, 18 de agosto de 2021 [00:02 GMT-5] (Neotraba)
Como parte de las actividades del festival Nuit de la Culture, el documental Kintachiwinkan se proyectará en Luxemburgo. Por primera vez una producción mexicana de este tipo se exhibirá en dicho festival el 11 de septiembre y durante seis ocasiones en la reserva natural de Ellergronn, cerca de la frontera con Francia.
Nuit de la Culture es un festival diseñado para celebrar las distintas culturas del mundo y cuyo formato será al aire libre. Martin Lecoutere, Julia Ros, Marie Duvauchelle y Eduardo Ibargüengoytia son los organizadores de este evento donde además de las proyecciones cinematográficas habrá música, videodanza, instalaciones de arte, videomapping y fotografía.
Anteriormente, el documental dirigido por Jorge Ramos Luna y Juan M. Díaz fue parte de la selección oficial y mención honorífica en el Festival de Cine Colectivo y selección oficial del 4º Festival VicFilm.
Previo a su proyección en Nuit de la Culture, Kintachiwinkan también fue seleccionado para participar en Shorts México, festival especializado en cortometrajes y que ostenta ser el más grande de Latinoamérica. Este último se llevará a cabo del 1 al 30 de septiembre en distintas localidades de la Ciudad de México como parte de la muestra especial “Raíces”, al tratarse de una producción sobre un pueblo originario.
Kintachiwinkan es una producción de 22 minutos, durante los cuales se hace una radiografía de las condiciones actuales del idioma tutunakú y cómo convergen sus hablantes de distintas generaciones. Se trata de una historia de resistencia y cómo un idioma puede desaparecer debido a las condiciones impuestas por el exterior en su economía y educación.
El corto está protagonizado por una pareja de adultos mayores que vivió la llegada del español a su pueblo y tuvo que aprenderlo casi de manera forzada para poder sobrevivir. A la par de su historia, está la participación de la rondalla Akgpuchokgo, estudiantes de bachillerato dados a la labor de traducir letras clásicas al tutunakú, así como la poeta Cruz Alejandra Lucas Juárez, con quien conversamos sobre su participación en este documental.
La presencia del trabajo poético en cualquier idioma puede parecer un producto secundario para la preservación de una cultura. Sin embargo, en muchas ocasiones es sólo el poeta quien posee la capacidad de perpetuar una cosmovisión.
En palabras de Cruz Alejandra, la poesía escrita “es una forma de darle un espacio a la lengua totonaca, un espacio que se empieza a explorar usando el sistema de escritura del español. Los hablantes al leer y escuchar la poesía en la lengua propia se sorprenden y empiezan a cuestionarse si esto es posible. Es una forma de revitalizarla. De abrir el interés de los hablantes en seguir enseñándola”.
Al preguntarle sobre la aparición de su poesía como uno de los ejes narrativos del cortometraje, expresó alegría pues siente que “es una forma de llegar a los oídos de la gente totonaca o que muchos se reconozcan en los versos es una gran satisfacción para mí”. Los versos pertenecen al poema “La voz del enterrado”, el cual habla precisamente de la transmisión de su lengua.
La perspectiva del cortometraje deja ver una participación activa de los más jóvenes en la comunidad de Tuxtla, al norte de Puebla, por conservar el tutunakú. La poeta originaria de esta comunidad piensa que “Hay gran interés en la gente joven en escribir desde nuestra lengua, algunos han ido a verme a mi casa para revisar la traducción de algún texto y me da mucho gusto poder apoyar en eso. Siento que más adelante habrá muchos quienes se dediquen a las letras.” A pesar de eso, apunta el poco conocimiento de la literatura hecha en su idioma, entre los cuales destacan los también poetas Jun Tiburcio, Manuel Espinosa Sainos y Alfredo Santiago, además del narrador Pedro Luna, quien recopila cuentos orales. “Nuestra propuesta es que un día podamos posicionar a la lengua tutunakú dentro del panorama literario mexicano”, agrega.
Ante el cuestionamiento sobre la necesidad de proyectos como Kintachiwinkan para la preservación de las lenguas originarias, indicó la pertinencia de ocupar todos los espacios posibles. Lo anterior debido a que “En la era actual podemos escuchar que hay documentales en tsotsil, náhuatl, otomí, etc., que hay radios comunitarias donde se fomenta el uso de las lenguas originarias poniendo canciones en amuzgo, en maya, en totonaco o dando las noticias en tales lenguas.”
“La iniciativa de este colectivo de documentar la lengua tutunakú de Tuxtla es muy buena porque anima a los jóvenes a reflexionar sobre la importancia de seguir hablándola. Impulsa a los jóvenes hablantes y pertenecientes a la comunidad a pensar en proyectos similares y apropiarse de estos medios. Sin embargo, hace falta pensar en proyectos que estén hechos por la gente de la comunidad, jóvenes, gente sabia, completamente hablados en tutunakú con subtítulos al español.”, finalizó.
El Colectivo Xanay, productora del documental, muestra la proyección en Luxemburgo como parte de un recorrido en diferentes espacios para difundir de las condiciones del tutunakú, el cual todavía no finaliza.
A diferencia de otros proyectos similares, el Colectivo decidió iniciar sus proyecciones en la localidad de Tuxtla, donde grabaron el cortometraje. La aparición en distintos eventos cinematográficos es, en realidad, un fin secundario y que justifica la utilización de los recursos del Programa de Acciones Culturales Multilingües y Comunitarias (PACMyC) otorgados por el Gobierno Federal.
Los directores junto a Uzu Morales y Citlal Solano Lara –quienes formaron parte de la producción del documental como sonidista y asistente, respectivamente– identifican como uno de los objetivos de la producción la creación de “una herramienta para que la lucha del pueblo tutunakú sea conocida en diferentes lugares”.
Así, Kintachiwinkan implica la participación de diversos agentes en el rescate del idioma originario, incluidos los espectadores. Tras la selección para Nuit de la Culture, los organizadores del festival donarán instrumentos para la rondalla Akgpuchokgo y continuar de esta forma con el legado del tutunakú en su comunidad.