¿Te gustó? ¡Comparte!
Juana Manuela Gorriti. Imagen tomada de Todo Jujuy.
Juana Manuela Gorriti. Imagen tomada de Todo Jujuy.

Por Lorena Rojas (@olaenlamar)

Ciudad Tula, Tamaulipas, 10 de junio de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

En estos días de confinamiento, mucha gente que ha podido permanecer en casa encontró en la cocina y la lectura un espacio de recreación y tranquilidad, o por lo menos, de actividad y ocupación ante un futuro incierto. Para mí, lo segundo ha sido más natural que lo primero, y mucho más placentero desde que tengo memoria. Sin embargo, cocinar es una de las tareas que me estoy replanteando y que comienzo a querer y reaprender ahora que pretendo manejar una cafebrería.

En este tiempo, por recomendación de otras lectoras y lectores, también he leído autoras que no conocía. Así llegué a Juana Manuela Gorriti, una escritora argentina nacida un 15 de junio de principios del siglo XIX. Lectora voraz desde pequeña, casada muy joven con un militar y político boliviano, del que la autora misma expresó en una carta “el hombre que enlutó mi destino entero”, Juana supo abrirse un lugar a partir de sus propios términos.

Vivió en Lima, Perú, donde fundó una escuela mixta de educación primaria y, posteriormente un salón literario que tendría gran éxito y por el que desfilarían varias autoras y autores de distintos lugares. Su novela juvenil La quena, fue publicada por entregas en La Revista de Lima en 1845, obra que marcaría el inicio de la novela argentina, cuando la autora tenía alrededor de 18 años.

Sus novelas y cuentos fueron publicados y difundidos en Chile, Colombia Venezuela, Argentina, Madrid y París; y muchos de ellos la han llevado a ser un referente de la literatura fantástica en Latinoamérica. El cuento “Quien escucha su mal oye” –entre otros–, incluido en su libro Sueños y realidades, es considerado un relato precursor de la ciencia ficción latinoamericana, pues a partir de una sesión hipnotista, la narración involucra de manera incipiente procedimientos científicos para justificar categorías espaciales y temporales[1].

Por otra parte, además de sorprenderme con su escritura y los elementos que la conforman –desde lo cotidiano hasta lo fantástico y de ciencia ficción– lo hice también con una publicación en específico, fechada el 5 de octubre de 1890: Cocina Ecléctica, un amplísimo recetario de cocina en el que Gorriti reúne varias recetas de mujeres –en su mayoría intelectuales y mujeres destacadas– de distintos países latinoamericanos.

Tal vez podría cuestionarse la importancia de un texto como éste, sobre todo ante una autora que escribió más de 5 novelas e incontables cuentos y relatos difíciles de clasificar. Sin embargo, la compilación se ha estudiado en abundancia por su aportación y registro de la cocina tradicional en distintos países latinoamericanos, así como de las costumbres de la sociedad de la época por medio de textos, que además de compartir una receta dejaban ver cotidianidades y rasgos de sus autoras cercanos a lo narrativo.

Primera edición de Cocina Ecléctica.

Las participantes del recetario, amigas de Juana Manuela, quienes la hicieron ver la relevancia de la cocina –desde luego, con perspectivas que podrían resultar cuestionables hoy en día, pero correspondientes a su contexto–, como ella lo indica en el prólogo:

Ávida de otras regiones, arrojéme a los libros, y viví en Homero, en Plutarco, en Virgilio, y en toda esa pléyade de la antigüedad […] sin pensar que esos ínclitos genios fueron tales, porque –excepción hecha del primero– tuvieron todos a su lado, mujeres hacendosas y abnegadas que los mimaron, y fortificaron su mente con suculentos bocados […] Mis amigas, a quienes, arrepentida me confesaba, no admitieron mi mea culpa, sino a condición de hacerlo público en un libro. Y, tan buenas y misericordiosas como bellas, hanme dado para ello preciosos materiales, enriqueciéndolos más, todavía, con la gracia encantadora de su palabra. (Gorriti, 1890).

Entre las amigas mencionadas por la autora, resalta una en especial: Clorinda Matto de Turner (1852-1909), escritora peruana que publicara Aves sin nido en 1889, obra considerada precursora del género indigenista.

Para Cocina Ecléctica, Clorinda contribuye con variadas recetas, entre ellas la Sopa Teóloga, una “rica y sustanciosa confección” a base de carne —además de las cabezas y patas— de pavo, gallina, cordero y pichones, que toma su nombre de las comilonas en que los Padres Agustinos de Lima la ofrecían como festejo a sus huéspedes.

Además, firmada por ella encontramos también la receta de Helado de café, una de mis favoritas y que intento poner en práctica muy pronto.

Algo que no puede pasarse por alto y resulta incluso gracioso en la lectura, es que muchas recetas involucran procedimientos por demás complicados, como espumar la leche gracias al trote de un caballo, entre otros mecanismos que hoy consideraríamos obsoletos.

Y es que sí, estamos ante recetas de hace más de 100 años, ante los consejos y los ingeniosos trucos culinarios de mujeres de unos países, de un mundo que hoy es otro. Algunos de ellos resultan imposibles de seguir al pie de la letra o quizá hasta resulte absurdo intentarlo, pero nos adaptamos y funciona, porque la cocina está llena de precisiones, pero también de accidentes e improvisaciones favorables.

Eso hago, pienso que conseguir crema 100% natural será complicadísimo, y que en lugar de franela para poner a hervir el café podría utilizar un filtro; sin embargo, al usar las tazas medidoras que eran de la mamá de mi esposo, el sartén de mi mamá porque en ese precisamente han de hacerse los postres para que salgan como deben o al preguntar a mis tías por aquella receta de la abuela que quizá ellas conserven, me doy cuenta de lo cercano, de lo natural que resulta conversar, crear con mujeres de otras décadas, siglos o vidas.

Juana Manuela, que estaría cumpliendo más de 200 años este mes, así lo hace, con un libro excéntrico dentro de su producción literaria, invitó a muchas mujeres de su época a iniciarse en el ejercicio de la escritura mediante algo natural para ellas: la cocina. A 130 años de Cocina Ecléctica, las recetas nos permiten seguir creando y conversando a través del tiempo.

Portada de Cocina Ecléctica, de Juana Manuela Gorriti.
Portada de Cocina Ecléctica, de Juana Manuela Gorriti.

[1] Cano Velázquez, Luis Carlos, “Analogía y Extrapolación: la ciencia ficción en los relatos de Juana Manuela Gorriti y Eduardo Holmberg”, REVISTA Universidad EAFIT, abril-mayo-junio 2001.


Lo último en Neotraba

  • Máquinas pensantes
    Atribuirles a las máquinas características y conflictos humanos sin considerar la complejidad de nuestra propia naturaleza no solo es inexacto, sino que limita nuestra capacidad de comprender tanto a la inteligencia artificial como a nosotros mismos. Un artículo de Ana Gabriela Banquez Maturana.
  • Teyssier: un apellido singular en México
    Ana Teyssier escribe sobre la etimología de su apellido y da cuenta histórica sobre la complejidad de su antroponimia.
  • Han Kang: la escritura es un latido de cuerpo entero
    Crónica de Javier Claure sobre el discurso de Han Kang al recibir el Premio Nobel de Literatura el pasado 7 de diciembre: Al terminar su discurso parecía más luminosa, como si el dolor compartido con el público hubiera encendido una vela en cada corazón. En ese instante, se sintió el peso de los muertos que no nos deja olvidar quiénes somos, ni lo que podemos llegar a ser.
  • King Diamond, toda historia de amor es una historia de fantasmas (II)
    Una crónica de Samuel Segura sobre el concierto de un músico que habita pesadillas memorables.
  • La Guadalupana
    Clars nos presenta una crónica sobre la virgen de Guadalupe en Nuevo León: pretendientes flojos, el puente del Papa y la música que acompaña esta festividad religiosa.
  • Benjamín Labatut y la Serie Mundial
    Maniac de Benjamín Labatut explora los límites de la razón trazando el camino de las matemáticas hasta los delirios de la inteligencia artificial, guiado por la figura de John von Neumann, que hizo más que nadie por crear el mundo que habitamos y adelantar lo que se avecina. Gabriel Duarte escribe sobre el autor chileno.
  • Entre peregrinaciones guadalupanas y la diversidad libresca
    Una de las manías más comunes es la acumulación, que suena cool cuando se le llama coleccionismo: los acumuladores de libros no pueden leer todo lo que compran. Están convencidos que tener una gran cantidad de libros nunca es suficiente. Escribe Sergio Núñez.
  • Tejiendo historias, reconstruyendo memorias: La narrativa afrodescendiente de Mayra Santos-Febres y Yolanda Arroyo Pizarro
    La literatura caribeña se erige como un mosaico de vivencias donde se fusionan experiencias históricas y culturales que marcaron a la región. Diego Isidro Díaz Pérez escribe sobre dos autoras.
  • Bajo tierra
    Un cuento de Andrea Valdés en donde las personajes dialogan sobre su historia funesta en Ciudad Juárez, Chihuahua. Una herida dolorosa.
¿Te gustó? ¡Comparte!