Fragilidad de las cosas incompletas
Cuento | Desde Buenos Aires, una historia sobre la facilidad con la que las cosas frágiles suelen quebrantarse.
Cuento | Desde Buenos Aires, una historia sobre la facilidad con la que las cosas frágiles suelen quebrantarse.
Por Paulo Neo
Buenos Aires, Argentina, 26 de octubre de 2020 [01:12 GMT-5] (Neotraba)
Los pies de la niña son endebles, tienen la fragilidad de las cosas incompletas. La escalera es empinada, el borde de los escalones, filosos. El padre, descuidado, olvidó cerrar la puerta. La niña se aburre, deja los muñecos tirados en la alfombra. El gato se retuerce en el sillón, cambia de posición y sigue durmiendo, ajeno al mundo. La niña se para y camina hasta la puerta. Se apoya un poco, siente que la madera se mueve. Intuye la oportunidad. Sabe que no se trata del pasillo o de la escalera, es un portal a la dimensión desconocida. Atraviesa el umbral. Una vez fuera, duda un poco.
Desde el borde de los peldaños alcanza a ver la vereda, llegan los ruidos de la calle, el sol que se refleja en los autos, algunas voces de niños. El padre espera que el agua hierva para preparar café. El ruido de la pava lo percata del silencio en la casa. Recién entonces llama a la niña. Se asoma a la sala y descubre el juego interrumpido, la televisión muda, el suave ronquido del gato, la puerta abierta de par en par. En el pasillo, la pequeña espalda vista a medias, las botas blancas con ribetes rosados, el pelo enrulado y largo. El padre corre. La niña, como si esperara aquel preciso momento, da un paso resuelto que se quiebra justo en el aire. El padre alcanza a ver cómo la niña rueda, cómo el brazo se dobla, cómo la pequeña mandíbula se desencaja, cómo la frente se abre, cómo la sangre forma un charco en la vereda. Con desesperación, la toma en sus brazos, la envuelve en sus ropas.
Mientras atienden a la niña, el padre deambula en la sala de espera del hospital. Minutos después, llega la madre. Usa un traje entallado y tacos negros. El peinado es perfecto, las uñas son largas como estiletes. Se abrazan en silencio y luego ella pregunta:
—¿Ya se murió?
En la calle se detiene un taxi, un foco relampaguea apenas, colgando boca abajo como un murciélago viejo. En la casa, las moscas sobrevuelan la mancha espesa.
Paulo Neo nació en noviembre de 1980, en Santa Cruz, Argentina. Vive en Buenos Aires y ha colaborado en diversas revistas y medios de Argentina, Perú, Colombia, España, Venezuela, México, Guatemala, Cuba, España y Estados Unidos. Es autor de los libros “Microficciones Ilustradas”, Editorial Libris (2015, Buenos Aires, Arg.) y “Amor sonámbulo y otros breves”, La Pereza Ediciones (2020, Florida, EEUU). Escribe quincenalmente para la Revista Apócrifa Art Magazine, de México. Web: www.pauloneo.com
El presente texto aparece bajo permiso del autor y forma parte del libro “Amor sonámbulo y otros breves” (La Pereza Ediciones, 2020).