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Portada de Blues Vagabundo de Adán Medellín, foto de Luis J. L. Chigo
Portada de Blues Vagabundo de Adán Medellín, foto de Luis J. L. Chigo

Por Luis J. L. Chigo

Puebla, México, 23 de febrero de 2020 (Neotraba)

Leí algo parecido por última vez en los Cuentos Completos de Cortázar. En “El perseguidor” un escritor sigue los pasos de un jazzista a lo largo y ancho de la ciudad de París. Su propósito no es bien conocido ni por él mismo, pero a la muerte del artista, el intelectual publica su biografía. Seguramente hay muchos más relatos como éste, pero mi ignorancia me hace detenerme ahí.

Este acto de deleite provocado por el saber cruza el relato de Cortázar y volví a identificarlo mientras leía el Blues Vagabundo de Adán Medellín. No obstante, esperando no pecar de ciego patriotismo, presiento a Medellín un paso adelante de Cortázar: su libro puede acercarse a más público.

Es auténtico en dos sentidos: 1) sus historias son naturales, no salen de una esfera ficcionaria cercando a la vida cotidiana y 2) tiene un ritmo específico, un ritmo universalmente comprensible.

Siguiendo la máxima relacionada al blues, los textos de Adán Medellín nos acercan más a la vivencia de un sentimiento que al desgajamiento de una experiencia estética en componentes académicos. No obstante, hace gala de los dotes de la técnica.

Como si de un cantante de blues se tratara, el autor de este libro merecedor del Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2017, emprendió un viaje en la investigación como quien toma las maletas y se aleja de casa con la intención de no volver, al menos no hasta haber llegado al otro extremo de la nación. Porque, cosa muy curiosa, Medellín hace narrativa que raya en ensayo o investigación y encontraremos así biografías ficcionadas de los máximos exponentes del blues. Justo a eso considero una gala técnica: no sólo es la musa de la inspiración, es también notorio el amplio trabajo de búsqueda de información para los cuentos de este libro.

Adán Medellín presentando en Biblioteca Central BUAP, foto de René García
Adán Medellín presentando en Biblioteca Central BUAP, foto de René García

La propuesta estética de Adán gira entorno a sentimientos fácilmente pasables por pesimistas: tristeza, soledad, abandono, arrepentimiento. Nuevamente en correspondencia con el género musical, sus historias entablan relaciones de sus personajes consigo mismos. Reflexiones articulándose desde la decadencia después de mantenerse en la cúspide, en algunos casos económica y en otros sentimental.

El amor perdido por egoísmo; la fama tirada por la borda en nombre de la ambición; la fragilidad del espíritu por el arrastre de un pasado que no abandona. Un demonio, un demonio azul que condenó al mundo y al primer blusista.

Será así que Blues Vagabundo tomará forma a partir de intercalar una biografía con una narrativa desarrollada en territorio nacional.

Las biografías que encontraremos serán las de “Blind” Willie Johnson, Son House, Marion “Little Walter” y Robert Johnson, cuyas referencias para los conocedores del género no hará falta.

A diferencia, claro, de una biografía convencional, hay una capacidad notoria del autor en reconstruir la psicología del personaje trabajado, así como en su contexto social y emocional. Por naturaleza veremos músicos con personalidades distintas, pero unidos por las mismas condiciones políticas, sociales y económicas.

La comunidad negra en América del Norte arrasada por la miseria con base en el racismo propagado, en mayor o menor medida, se hace presente en la continua referencia al estilo de vida mientras los sucesos se llevan a cabo en lugares como Missouri o Mississippi. En ese sentido, el escritor es fiel a la investigación histórica.

Óscar Alarcón y Adán Medellín presentando en la Biblioteca Central BUAP, foto de René García
Óscar Alarcón y Adán Medellín presentando en la Biblioteca Central BUAP, foto de René García

El enlace entre un evento biográfico y otro es lo que llena los espacios narrativos no dados por la historia. Peleas con los padres por apelar a la continuidad del gusto musical, emprender una huida a las condiciones sociales de nacimiento. Armarse de valor para sortear las penurias.

El afroamericano camina sin voltear atrás haciendo de su única compañía el alcohol de alta graduación y a cualquier instrumento. En sus páginas el género musical nace en cualquier lado, pero siempre germina con el dolor interno de la existencia humana.

En el otro lado podemos observar esas historias donde el blues es la música de fondo. Esta parte del texto me parece especialmente icónica. A lo largo de cuentos como A cuatro manos o Coyote, Adán Medellín explora la naturaleza humana poniéndose en contacto con decisiones contradictorias haciendo surgir en lector una sensación de nostalgia.Sus personajes se vuelven de manera inmediata un reflejo de nuestras vivencias. Muchos de ellos viven en la constante indecisión, en el péndulo emocional de no saber si sus acciones pudieron haber sido mejores.

Breve ejemplo: en Brasilia 1979, Silvia emprende un viaje por la Ciudad de México. Con la noche como trasfondo, recorre varias calles con el radio encendido. Imagina a su esposo llegar tarde a casa, lo imagina siendo infiel. Dentro de esta dinámica de reflexiones se le ocurre una idea: llegar hasta Ciudad Juárez. Estar en contacto con un viejo amor, anhelar el cariño con el cual su esposo la conquistó durante el noviazgo, serán dos de las principales razones de su deseo. El ímpetu de sus pensamientos la arrinconan cada vez más a escapar, a tomar la carretera hacia el norte del país. ¿Cuántas veces el presente no nos parece asfixiante al grado de huir? Y cuando estamos al borde de ello, ¿cuáles son nuestras reacciones?

Hasta aquí, Blues Vagabundo tiene un comportamiento amable con el lector. Utilizando otra referencia, es compatible con los textos de Juan García Ponce donde las historias expresan cotidianidades exasperantes se traducen en oraciones sencillas y limpias. Esta forma de moldear personajes, sin la necesidad de moldear sus rostros o sus corporalidades, pone en el centro de los cuentos una capacidad de sensibilidad como pocas.

¡Un reto para todo aquel que se acerque! Construir la playlist de las canciones de este libro. Conocedor del género, Adán convoca a una serie de canciones legendarias del género para acompañar sus líneas. La revisión del texto bajo sus sonidos es un acto bien logrado en la transmisión por el autor.

Adán Medellín y Óscar Alarcón presentando en el Festival Vaniloquio, en Cholula. Foto de Luis J. L. Chigo.
Adán Medellín y Óscar Alarcón presentando en el Festival Vaniloquio, en Cholula. Foto de Luis J. L. Chigo.

Dos veces merecedor de la distinción de Bellas Artes en las categorías de cuento y ensayo, del Nacional de Novela Élmer Mendoza y el Nacional de Relato Sergio Pitol entre otros, trae a nosotros un libro profundamente relacionado con la ontología del hombre, con su capacidad de construir dolor y también con su capacidad de asimilarlo. En sus narraciones la música se vuelve una acompañante imprescindible, pues sólo a través de ella se puede regenerar la existencia humana.

Adán Medellín, nacido en la Ciudad de México y quien fuera editor de Playboy México por doce años, está ya en la distribución de su nuevo proyecto, El cielo trepanado. Esperemos pronto podamos abrazar sus ensayos de la misma manera en que este libro pudo acercarse a nosotros.

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