Como un carrusel

Por Adriana Barba

Monterrey, Nuevo León, 16 de abril de 2021 [00:01 GMT-5] (Neotraba)

El amor es el remedio contra todos los malos augurios

Milan Kundera

Nada me importa lo que me digan

Si yo te quiero

Si yo te adoro

Por eso grito a todo el mundo

Que tú eres mi tesoro

Cornelio Reyna, “Mi tesoro”

He pasado la mitad de mi vida criticando al amor y sus maneras extrañas de actuar en los seres humanos, que por momentos me desconozco. Y como dicen las abuelas “una habla de la feria como le va en ella”.

Digamos que para algunos, la feria había sido sin chiste. Para que me entiendas mejor: imagínate que llegas al pueblo y las luces de la plaza principal están a media luz; a la seño de los antojitos mexicanos se le acabaron las papas doradas y los chavos del grupo musical tuvieron que cancelar el toquín por riesgo de aguacero; al chavo de los elotes se le acabó la salsa y para rematar, te topas con pura parejita de enamorados, que para nada le ponen atención a la desgracia que resultan ser unos antojitos sin su principal complemento.

Así de aguafiestas resulta ser la feria para algunos, por eso es muy fácil quejarse del amor. Pero, a veces –muy pocas veces en la vida– sin pensarlo, de la nada, como un huracán (me sonó a canción de Intocable) llega una persona que toca fibras que ni siquiera sabías que existían en ti.

En segundos, de manera extraña, se mete en tu disco duro y borra todo lo pasado: ahora todo está limpio, sin basura que ya no necesitas; ahora solo aparece su nombre, sus anécdotas, su sonrisa – ¡ay, qué bonita es la sonrisa del ser amado! –, que te hablen en diminutivo y un montón de cursilerías que solo al pensarlas me convierto en un oso Winnie Pooh y me da diabetes de tanta miel.

Lo sé, al leer esto también sentiste una carga excesiva de azúcar, pero, seamos realistas: ese azúcar que hemos tenido de más en la vida –a los quince, dieciocho, veinticinco, treinta y siete o sesenta– es una de las sensaciones más lindas que una persona puede experimentar. Esa magia de estar enamorado y correspondido –estoy consciente– no pasa muchas veces; por eso cuando sientas que estás “vomitando mariposas”, como dice mi mejor amigo chilango, disfruta, disfruta cada segundo, porque no duran mucho.

Me siento un poco ignorante al hablar de esto, pero la vida te enseña que eso del amor se transforma, el azúcar baja y ahora modificas los ingredientes, bueno los sustituyes, ya sabes: Stevia en lugar de mascabado, el sabor no es el mismo pero la esencia se queda. Disfrutar la dulzura que a veces la vida nos tiene preparada. Si por situaciones del destino tienes que eliminar la dulzura y convertirte en Keto, te quedan de satisfacción todos los pastelitos rellenos de queso Philadelphia con Nutella que probaste, miras al cielo en señal de agradecimiento, y sigues tu camino de dieta.

Por último, quiero recordar mi visita a Val´Quirico: un desarrollo inmobiliario localizado en Tlaxcala, cuya fachada te traslada al medievo en pleno Siglo XXI. Se encuentra a 24 kilómetros de Puebla y parece una campiña europea.

Al llegar al lugar –casi al anochecer– después de un día de trabajo pesado, lo primero que vi fue un carrusel gigante: sus luces eran impresionantes, una música instrumental salía del fondo, me paré en seco y lo observé, había distintos asientos, unos muy cómodos y otros que te hacían dudar si dar vueltas en ellos o no. La gente hizo fila y algunos sí pudieron escoger: los que pasaron primero, los que esperaron más tiempo; otros no tuvieron tanta suerte, pero subieron con una sonrisa al asiento que les tocó.

El carrusel se puso en marcha. No dejaba de pensar que nunca estamos en el mismo lugar, esto va arriba y abajo, girando, con luces o en la sombra pero sabemos que tenemos el tiempo contado. Cuando sea la hora de bajarnos, lo único que nos llevaremos es lo bien que la pasamos arriba del carrusel o todas las quejas por estar dando vueltas en el asiento equivocado.

Así que si sientes que parpadeas rapidísimo y salen mariposas tornasol de tus ojos, disfrútalo, ve por unos tacos al pastor, y sé feliz.