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Hogar seguro Virgen de la Asunción, Guatemala, imagen obtenida de Google
Hogar seguro Virgen de la Asunción, Guatemala, imagen obtenida de Google

Por Iván Gómez (@sanchessinz)

 

La mañana del 8 de marzo hubo un incendio en el Hogar seguro Virgen de la Asunción, ubicado en San José Pinula, Guatemala. Hasta el momento, los sitios del New York Times y Telesur reportan a 37 mujeres muertas que oscilaban entre la niñez y la adolescencia.

La información no ha sido tan difundida como suelen hacerlo noticias de este tipo*; por lo que antes de hablar un poco al respecto ofrezco un panorama general:

 

El martes 7 de marzo alrededor de 50 niños escaparon de la institución hacia los bosques y las barrancas aledañas –el instituto se encuentra a las afueras de la ciudad- para tratar de perder a los policías que los buscaban, sólo 19 lo lograron. Esa no era la primera vez que se llevaba a cabo un intento de fuga. El 31 de octubre de 2016 huyeron 37 niños, eso provocó la destitución del entonces director del lugar, Miguel Ángel Herrera. El 8 de noviembre escaparon otros 8 menores.

 

 

¿Qué función cumple el Hogar seguro Virgen de la Asunción y por qué se han llevado a cabo diversas fugas?

 

 

Hogar seguro Virgen de la Asunción es una institución financiada por el gobierno de Guatemala, se encarga de brindar protección a niños y adolescentes en situaciones vulnerables, víctimas de violencia física o psicológica, abuso sexual, huérfanos, niños que viven en la calle y con historial criminal.

 

Hay que recalcar que el instituto no funciona como correccional, más bien como casa hogar. Muchos de los niños y adolescentes tienen padres y familiares, en muchas ocasiones son estos los que los entregan a la organización. Otras veces –los que cuentan con historial criminal- son apartados forzosamente.

 

Los diversos escapes que se han realizado se deben a la cantidad inimaginable de negligencias que han sufrido a lo largo de varios años, pues se reportaron denuncias a la fiscalía desde 2013 por abuso sexual, falta de cuidado, daño físico y cuestiones afines. Se ha reportado que el maltrato es llevado a cabo por el personal del lugar y adolescentes de mayor edad.

 

Muchos niños han dicho que deben pagar una especie de cuota para que no los molesten, también se reporta que su estado de salud es inusual y se cree que no comen todos los días. Otros, cuando ven a sus padres o familiares, han dicho de manera directa que fueron violados.

 

Es evidente que las denuncias no fueron tratadas correctamente y sólo se destituyeron a directores del Hogar –en 2016 a Miguel Ángel Herrera y en días recientes, a Santos Torres-, pero no se cambiaron las condiciones en las que viven ni se evaluaron los perfiles de las personas que trabajan ahí; es más, basta con buscar en Google imágenes del lugar para notar que la fachada da la pinta de cárcel.

 

Según datos del New York Times, los niños son separados conforme la razón por la que se encuentren recluidos, pero no hay protocolos claros de atención diferenciada. Además, las abundantes declaraciones de abuso hacen pensar que quizá no son bien separados.

 

Con todo lo anterior, no resulta extraño que los intentos de fuga abunden.

 

Los jóvenes que escaparon el 7 de marzo, fueron regresados al plantel y encerrados en dos cuartos: uno para las mujeres y otro para los hombres. Hasta el momento se cree que el incendio fue iniciado, a manera de huelga, por las niñas utilizando colchonetas. Otros especulan que pudo ser un acto suicida. Pero lo anterior no son más que hipótesis, pues las autoridades siguen investigando y en días recientes han pedido apoyo al FBI; así que pregunto, ¿qué había en el cuarto?, ¿cómo pudieron iniciar el incendio?, y, ¿por qué no pensar que vino desde fuera?

 

Aclaro que no estoy acusando ni señalando a nadie, sólo especulo con base en los daos de los niños encerrados: varios dijeron en entrevista con diversos medios que, al ver el fuego, trataron desesperadamente de salir del cuarto para ayudar a sus compañeras, a sus amigas, y hacen énfasis en que el personal parecía más preocupado por impedir que salieran que por detener el fuego.

 

Sea como fuere, lo que vemos, los datos antes y después del incidente no han sido más que el resultado de la impunidad.

 

Ilka Oliva Corado, en su columna para Telesur dijo:

 

 

“Es un crimen de Estado, es un crimen de la sociedad guatemalteca que solapa la inoperancia de un gobierno y de un sistema colapsado y corrupto. Y quedarán impunes los culpables porque Guatemala es así: sociedad mediocre, clasista, racista y sin agallas.”

 

Ahora mismo no puedo más que pensar en ese lugar, y me pregunto, ¿cómo puede ser que una institución que es financiada por el gobierno actúe de esta forma?

 

Por todo lo que he leído, el lugar parecía cárcel, y aun así, está mal hacer esta comparación, pues una cárcel debería ser un centro de rehabilitación. No debería albergar tantas injusticias, no debería existir corrupción, violencia, abuso sexual, las cosas no pueden ser así.

 

Les pido imaginen, ¿qué tan desesperados estaban los niños como para preferir huir a la calle? Hay que recordar que la institución recoge a niños huérfanos; no hay datos precisos de los perfiles de las jóvenes muertas, pero hay que pensar que cabe la posibilidad de que niños huérfanos trataran de huir, a ningún otro sitio más que a la calle.

 

Esto me lleva a hablar de sus actos, su intento de escape no fue más que un acto de rebeldía contra el sistema fallido, contra las condiciones inhumanas que vivían, contra la prohibición de su libertad –muchas veces no les permitían ver a sus familiares. Fue un acto de rebeldía, pienso que fue la prueba más grande de sus ganas de vivir.

 

Y esa rebeldía que condena al sistema fue apagada la mañana siguiente, junto con sus vidas.

 

 

Yo tengo 17 años, o sea que seguramente tengo la edad de algunas de las niñas que murieron o están graves, o de los jóvenes en general que han sido maltratados a lo largo de los años; me ha resultado terriblemente difícil leer las noticias sobre este suceso, quisiera saber si a las generaciones anteriores a la nuestra, si al sistema, le importamos como juventud, como la próxima generación que se hará cargo del mundo. Es evidente que no.

 

 

Por eso quisiera que esta noticia llegara a más lugares, para que todo aquel que la lea piense en ellas, y a manera de lección se cuestionara sobre lo que hay a su alrededor, sobre quiénes somos. Debemos analizar los hechos para darnos cuenta que como sociedad nos repetimos, y la impunidad no tiene límites, en México sobran ejemplos de masacres estudiantiles.

 

No olvidemos nunca que el mundo vive tragedias como ésta porque todos estamos bajo el mismo sistema. Y tampoco olvidemos este suceso, su intento de escape, como un acto de rebeldía pura, y su muerte como una muestra de los tiempos que siempre hemos vivido…

 

¿De qué sirve que Guatemala declara 3 días de luto, si no actuaron desde 2013?

 

 

 

 

*Información recogida de: New York times, BBC mundo, Semana, Publinews y Prensa libre.

 

A Iván también lo puedes leer en: https://vertederocultural.wordpress.com/

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