Vidrios polarizados.
¿Por qué las relaciones humanas no tienen garantía? Adriana Barba reflexiona sobre el tema mientras le ponían vidrios polarizados a su camioneta.
¿Por qué las relaciones humanas no tienen garantía? Adriana Barba reflexiona sobre el tema mientras le ponían vidrios polarizados a su camioneta.
Por Adriana Barba
Monterrey, Nuevo León, 12 de marzo de 2020 (Neotraba)
Quiero vidrios negros, le dije al chavo de la agencia. Claro, me contestó, te salen entre 3500 y 4 mil, es un papel inteligente, contra frío y calor, protegen del sol y sabrá Dios cuántas cosas más me dijo que hacían.
Bueno, le pregunté, y quién los pone ¿son de la agencia? No, vienen unos chavos externos. Esa fue mi clave, la palabra “externos”.
Sabes qué, le dije, me quedé sin lana hasta la quincena, yo te aviso después.
Saliendo de la agencia, muy Pipiripau con mi camioneta cero kilómetros, me dirigí sin miedo a…
Pablo A. de la Garza
Bueno solo algunos de mis amigos regios sabrán de lo que hablo.
En esa calle, de la colonia Moderna, desde hace unos 30 años o más puedes encontrar todo lo necesario para tu coche.
Es más si te robaron los espejos, es muy probable que ahí encuentres unos igualitos a los tuyos, quizá lo sean, regresan a ti de manera mágica, claro comprándolos.
Después de dar dos vueltas donde todos se pelean por que entres a su local, llegué al número 1626-A con el nombre de Alanis.
Me bajé segura, a pesar de que no hay mujeres en esos lugares y los caballeros no tienen un aspecto muy amigable, las apariencias engañan.
Quiero polarizado les dije a quemarropa. Claro, Patrona. Es inteligente, te protege frío y calor, etc.
Va, deme ese por favor, (a la mitad de lo que me costaría en la agencia).
Se tardaron 1 hora, los hombres hicieron un trabajo increíble, me trataron con tanta amabilidad que fácil podría ir a platicar con ellos cada semana, -ya saben, para recolectar anécdotas- y lo mejor: ahí no era Adri, mamá, miss, la bruja, ahí siempre fui la Patrona.
Lo mejor, al pagarle el caballero con una seguridad que pocas veces he visto en un hombre, me extendió la mano fuerte y me dijo: aquí está mi tarjeta Patrona, porque mi trabajo tiene garantía.
Me quedé pensando, ¿por qué las relaciones humanas no tienen garantía?
Si buscas cualquier cosa para tu coche te dejo su tarjeta, ya sabes que su trabajo es garantía.