Murmullo peatonal.
Israel Rosas escribe sobre el centro de la Ciudad de México y de la ciudad de Puebla: Recorrer el Centro Histórico de la Ciudad de México puede convertirse en una experiencia retadora y enriquecedora al mismo tiempo.
Israel Rosas escribe sobre el centro de la Ciudad de México y de la ciudad de Puebla: Recorrer el Centro Histórico de la Ciudad de México puede convertirse en una experiencia retadora y enriquecedora al mismo tiempo.
Por Israel Rosas (@irosasr)
Recorrer el Centro Histórico de la Ciudad de México puede convertirse en una experiencia retadora y enriquecedora al mismo tiempo. No son pocas las personas que acuden a esta zona de la ciudad para hacerse de artículos diversos, aprovechando la variedad y los precios bajos. Hay quienes acuden en auto, a pesar de los embotellamientos; también hay quienes hacen uso del metro. Independientemente del medio de transporte, todos se convierten en peatones en algún momento.
Una de sus calles emblemáticas es Francisco I. Madero. Convertida en un andador peatonal desde octubre de 2010, esta calle concentra un flujo impresionante de peatones prácticamente a cualquier hora del día. Madero vibra con los pasos de quienes la usan como vía para moverse entre la Plaza de la Constitución y el Palacio de Bellas Artes; también lo hace con las personas que se asoman a los comercios ubicados a lo largo de la calle, incluyendo a quienes hacen largas filas para comprar tacos de canasta a media calle del Zócalo.
Conforme uno se acerca a esta calle, puede escuchar un murmullo que se incrementa gradualmente. No se trata únicamente de las voces de los vendedores ofreciendo sus productos y servicios. El susurro crece hasta convertirse en un festival de voces y sonidos: niños jugando, personas platicando entre sí o por teléfono, el típico sonido de los organilleros. Todo se conjuga entre sí y el resultado es único.
Puebla no se queda atrás. Juan de Palafox no es lo mismo durante cualquier día de la semana que en domingo. Los colores de los globos se apropian del paisaje y el aire se llena de burbujas de jabón y del sonido de las campanas de la Catedral. A 487 años de su fundación, Puebla de Zaragoza (o de los Ángeles, según el gusto) vibra con los sonidos y colores de sus peatones.
El debate reciente en torno a la peatonalización de su Centro Histórico es una oportunidad sin igual para reflexionar acerca de las calles que queremos para nosotros como comunidad.