La extraña familiaridad con Chris Offutt
Offutt habla de la familia desde esa línea gris, donde es un lastre que uno carga sin problemas, con sus altas y sus bajas, pero sin perder el cariño y los lazos de sangre. Por Jorge Tadeo.
Offutt habla de la familia desde esa línea gris, donde es un lastre que uno carga sin problemas, con sus altas y sus bajas, pero sin perder el cariño y los lazos de sangre. Por Jorge Tadeo.
Por Jorge Tadeo
Desde el (auto) exilio en las montañas de Klatch City, 4 de junio de 2024 (Neotraba)
Te diré una cosa, hermano. El odio es el placer más barato que existe. El buen hermano.
Chris Offutt
Cuenta la leyenda que mi abuela paterna tuvo que salir huyendo de su natal pueblo en Nayarit después de que uno de sus hermanos fuera asesinado en una pelea de cantina. Lo que siguió después de ese trágico acontecimiento fue que otro hermano de mi abuela mató al asesino, lo que tradicionalmente seguía es que otro familiar matará a un familiar cercano, traducido es que era a mi abuela o a uno de sus hijos, no quedo más que huir a la frontera.
La segunda parte de la leyenda dice que mi abuela, se dedicaba a la prostitución en casa, así que cuando tuvo que dejar su hogar para establecerse en la frontera, ya entrada en años buscó sus redes, así que termino viviendo en la zona roja. Por su edad ya no ejercía así que puso un restaurante y por algún motivo perverso, siempre he pensado que se dedicó a regentear mujeres con el negocio del restaurante como tapadera. Esto lo pienso pues al menos los primeros años de mi vida conviví con muchas trabajadoras sexuales que llegaba a casa de mi abuela o al restaurante se sentaban en una mesa con ella y hacían cuentas.
Años después por circunstancias que no vale la pena mencionar, al menos no en este texto, terminamos viviendo en la zona agrícola de la ciudad natal de mi madre, sobreviviendo a mucha violencia, ignorancia, pero también donde había mucha solidaridad y empatía. Fue crecer entre pobreza, carencias de mucho tipo, donde aprendías a sobrevivir o te comían vivo. Estas son memorias a las que no me gusta regresar, pero que están presentes en cada una de las historias que cuenta Chris Offutt en sus libros.
Offutt vivió y creció en Kentucky ante de migrar, pasar unos años estudiando en la Morehead State University para luego regresar a su ciudad natal, donde pasó de todo, desde las carencias de un recién graduado con esposa puedan pasar antes de conseguir su primer trabajo y publicar Kentucky Seco, un maravilloso libro de relatos que retrata lo que significa vivir en la América Profunda, lo que ha sido su marca en todo y cada uno de sus libros.
Para Offutt, reconocer que desde lo más abajo, desde las periferias, los poblados semi-rurales, desde la clase obrera, trabajadora se vive un tipo de violencia que la gente de las grandes ciudades no es capaz de entender es lo más importante y gran parte de su éxito como escritor es justo que para muchos su ficción no tiene que ver con su realidad, la ven como algo curioso, incluso puede que muchos piensen que sale de la imaginación de Offutt y su capacidad casi cinematográfica de narrar, creando las imágenes justas en las que plasmar su sentir, sus vivencias, su forma de crianza y supervivencia.
En sus historias hay una serie de hilos conductores que todos tiene como base, la familia, pero no esa idea binaria de la familia como algo malo a la que hay que criticar, sacar los traumas y todo lo malo que fue crecer, tampoco desde la idealización donde la familia modelo sale los fines de semana junto al perro a pasarla bien, siendo todos felices comiendo perdices, Offutt habla de la familia desde esa línea gris, donde es un lastre que uno carga sin problemas, con sus altas y sus bajas, pero sin perder el cariño y los lazos de sangre.
En su primera novela, El buen hermano, el protagonista es víctima de esto. Al tener que cumplir con un canon impuesto por décadas, pierde todo para romper con ese canon, alejándose y encontrando a una familia que lo adopta y a la cual le debe lealtad, no importa que ésta se rija por el racismo y la ignorancia. Lo mismo vemos en la trilogía Los Cerros de la Muerte, La ley de los cerros y Los hijos de Shifty protagonizadas por Mick Hardin, muy cercana al Noir y donde Offutt narra historia que tienen una fuerte idea de romper con ciertas tradiciones que dejan muerte y violencia en el pueblo.
Para Offutt, hablar de estos temas, le viene muy bien, es por es que al momento de guionizar algunas historias para la serie de True Detective se le da muy bien, su estilo de narrar es casi cinematográfico y el conocimiento que tiene de la vida Redneck, paleto, White Trash es de primera mano. Justo por eso cuando se anima hablar desde la autobiografía o desde la historia de su padre, escritor también y con quien tuvo una relación de amor y odio, que describe de forma exacta en Mi padre el pornógrafo, lo hace desde la realidad, sin romantizar, pero tampoco sin condenar, no busca más que contar historias que para mucho han sido parte de nuestras vidas.
Papá murió en un hospital solo, el cáncer de pulmón que la había hecho metástasis lo mató. No lo mataron las seis cajas de cigarros que se fumó hasta el día que lo internaron. Era eso o regresar al alcoholismo. Cumplí quince años ese verano y solo recuerdo a mis hermanos subiéndose al GMC de los sesenta de mi abuelo para ir al funeral.
Yo me quedé con mi madre viéndolos como se marchaban mientras ella hacia tortillas de harina en un comal de leña. Tal vez porque estos relatos que son vivencias se parecen tanto a lo que nos cuenta Chris Offutt, es que me parece tan cercano.
Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.
A veces viaja a Mundodisco.