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Omar Delgado foto de Itzel Esparza
Omar Delgado foto de Itzel Esparza

 

Por Iván Gómez (@sanchessinz)

 

El escritor está lleno de obsesiones pero no es diferente o especial del resto de la gente. Todos tenemos varias que nos atormentan, vivimos con ellas y de alguna forma las sobrellevamos. Que la figura del escritor esté llena de éstas es una idea que nace a partir de encontrarlas en sus obras; ahí hay que reconocer el valor que tienen de exponerse frente a un posible lector, mucho en la escritura es una cuestión de valor.

Es cierto que un libro de cuentos idealmente es un producto sólido en el que un relato complementa al otro, pero, escribir bajo una sola obsesión todo un conjunto de estos puede presentarse como una tarea no muy fácil, pues el libro puede caer en lo monotemático y en lo soso o repetitivo. En ese sentido, Donde no hay Dios, de Omar Delgado, sale muy bien librado de ese reto y se nos presenta como un conjunto de cuentos en el que el eje central de las historias es la figura –presente o no– del Diablo. Esa es la gran obsesión de Omar y no es especulación, él mismo la mencionó en la presentación que se llevó a cabo en la ciudad de Puebla.

 

Los primeros relatos: “El perdón de los pecados (I, II, III)”, “Diario de G. Loyola 14 de julio” y “Diario de G. Loyola 21 de julio” son la entrada de lo que será el plato fuerte, que llegará a partir de “El silencio de Dios”. Quien lea el libro notará que la calidad de los textos van en aumento: la tensión y lo bien logrados hacen un libro en picada sin retorno. Y al llegar al último cuento y cerrar el libro, los lectores nos enfrentaremos con nuestra propia concepción de la realidad y los secretos que nos oculta.

 

 

–Imagínese entonces al continuo espacio-tiempo como la manifestación más perfecta de Dios. El tiempo en su trascurrir cíclico y eterno no sería sino la voz, sino el suave murmullo del Altísimo. Una paradoja es una interrupción, la ausencia de lo Divino. Una paradoja es el silencio de Dios. Jack Paraddox, el hombre al que estoy persiguiendo y, Dios me perdone, al que tengo que matar, viajó desde el 2050 para matar a su padre y violar a su madre. Concebirse él mismo, volverse una paradoja y así estar fuera del alcance de Dios.

Fragmento de “El silencio de Dios”.

 

 

Historias futuristas u ocurridas en la época colonial, convergencias temporales entre lo que un teniente revolucionario vivió y la historia de un moribundo con cáncer o un baile en donde los asistentes lucen trajes elegantes y el anfitrión es un hombre universalmente conocido –al que en ese lugar se le conoce con el mote de El Compadre– es lo que le espera a quienes se adentren en las páginas de este libro.

 

 

Donde no hay dios foto de Pablo Prieto
Donde no hay dios foto de Pablo Prieto

 

 

Pero esta no es precisamente una recomendación –a pesar de que está llena de buenos comentarios–, porque los cuentos que Omar nos ofrece dañarán mucho al lector, son como una tanda de rasguños al alma. Nos hacen gritar con frases contundentes como “La música toca más fuerte aún, y con ella, la luz también parece aumentar, lo que me permite ver los pies de los bailantes. Los de ellas no se ven, pero los de los varones son patas de cabra”, o destruye nuestras percepciones de la realidad, para mostrarnos otras completamente distintas y, quien sabe, quizá no muy lejanas, porque Donde no hay Dios no es la entrada a otro mundo, sino el viaje al centro del nuestro, en el que nos volvemos protagonistas, y desesperados nos preguntamos en dónde estamos o qué somos.

 

 

“Me hubiera gustado estar aquí con ella, caminar juntos en el bosque, encender una fogata y hacerle el amor bajo un árbol. Me hubiera gustado enseñarle el monte en donde, contaba mi abuela, su marido se había perdido.”

Fragmento de “Regreso al monte”.

 

 

Se trata de uno de los mejores libros de cuento contemporáneo que he leído, mucho tienen que ver las historias y las formas en las que están contadas pues demuestran lo que para mí es la literatura. Sin caer en la adulación –porque nunca debe ser demasiada en una crítica literaria– el libro es para mí comparable con El llano de llamas de Juan Rulfo o El viento distante de José Emilio Pacheco.

 

Forma parte de la Colección Extra(e)ditados, de Fomento Editorial BUAP, que fue creada para interesar a lectores jóvenes. La aparición de este libro dentro de esta colección es un acierto rotundo: son los jóvenes, mis amigos, la gente de mi edad, los que disfrutarán más de la obra.

 

 

Donde no hay Dios. Fomento Editorial BUAP, Puebla, México. 2017.

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