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Lilia Barajas foto de Alan Robles
Lilia Barajas foto de Alan Robles

 

14 de julio de 2014

Por Óscar Alarcón (@metaoscar)

 

“Lo que nosotros hacemos es no ser gandallas con los autores, ni con la gente que te lee: nunca mentimos. Tenemos una línea editorial y va a ser muy difícil que se rompa.”

 

 

Este año Nitro Press cumple 20 años. Neotraba se une a la celebración y presenta una entrevista con Lilia Barajas, editora y directora de arte de la editorial. El diseño de Lilia Barajas llama la atención pues cambia de libro a libro. Con más de 50 títulos publicados, Nitro Press se ha consolidado como una editorial que se ha mantenido al margen de las modas. Con un diseño editorial consolidado, reiteran el lema que junto a Mauricio Bares, director de Nitro Press, han desarrollado durante dos décadas: “Como siempre, nos importan las letras, no los números”.

 

Óscar Alarcón. Platícanos, ¿cómo comienzas en Nitro Press?

Lilia Barajas. Cuando yo conocí a Mauricio Bares ya tenía la editorial, estaba haciendo sus cosas y yo trabajaba por mi cuenta. Yo tenía un despacho de diseño y trabajaba con él profesionalmente en una empresa. Estudié Diseño Gráfico por azar. Cuando empezamos a estar juntos veía su revista y no le entendía nada. No tenía ningún acercamiento a ese tipo de cosas.

 

Me gustaban algunas cosas, lo que no me agradaba era cómo se llevaban administrativamente. Veía que las decisiones que tomaban estaban destinadas a fracasar, porque no veían cuánto estaban invirtiendo y todo era fiesta, puras desveladas… Y me decían “vamos a trabajar”, yo les respondía “¿a trabajar? ¡Son las 4 de la mañana!”

 

Soy muy neurótica con el trabajo. Me gusta tener claro en dónde vamos a empezar y a dónde vamos a terminar. Lo que ellos hacían se me hacía larguísimo. No estaba involucrada y no conocía el ambiente cultural en ese tiempo, yo me dedicaba a trabajar. Pero poco a poco me empecé a meter; cuando ya no salía la revista lo hacía. Me decían “es que me faltó esto…” y yo decía “¿cómo les puede faltar si ya va a entrar a imprenta?” Era hacer esas chambitas. Me metía.

 

Nunca me quise involucrar de más porque Mauricio había empezado con un grupo de amigos y ellos eran quienes tomaban las decisiones, y quizá después podrían decir “es que la vieja de Mauricio ya nos quitó el proyecto”. Por eso fue que no me metí. Menos con toda esa fauna, como decía una amiga.

 

Eran rarísimos todos. O en ese tiempo a mí me parecían muy raros. No estaba acostumbrada a menearme en ese círculo. Con el tiempo nos dedicamos a trabajar en lo que ya teníamos establecido y Nitro empezó a enfriarse. Se necesitaba mucho trabajo porque era muy complicado: no había quién te distribuyera, las librerías no te aceptaban. Todo era demasiado informal. Yo decía que eso no funcionaba. Mauricio cada vez hacía más cosas y estaban perdiendo mucho dinero, entonces los socios dijeron “vamos a dejarlo aquí”. Ahí se quedó. Nosotros emprendimos otro proyecto: queríamos poner un café. Nos dedicamos a trabajar y a ahorrar. Nos dedicamos a nuestro proyecto de vida para asentarnos. Eso hicimos durante 6 años.

 

Lo que era un hecho y lo que yo veía es que Mauricio no se iba a alejar. Estábamos en otros proyectos y él se sentaba a leer y a escribir. Finalmente trabajábamos en un medio donde hacíamos libros. A mí me daba lo mismo porque yo seguía diseñando libros. Pero Mauricio sí tenía algo que le exigía la parte de la literatura. Decidió publicar Apuntes de un escritor malo, seguía con su blog, tenía mucho contacto con el medio aunque ya no participaba activamente dentro de él. Nos pusimos a trabajar en Apuntes… y volvimos a arrancar.

 

Ya no tuvimos que estar buscando quién te lo distribuyera. Dijimos lo publicamos, lo vendemos, lo hacemos. No teníamos urgencia. El libro tuvo mucho éxito. Participamos en la Feria del Libro Independiente. Estuvimos planeando una beca para coinversiones para hacer Lados B. La metimos y no nos la dieron. Nos quedamos con nuestro proyecto.

 

 

Estaba muy enojada porque no entendía el rollo de las mafias literarias, los círculos… yo decía “¿por qué no nos lo dieron? ¡Es un proyecto muy bueno! Es dinero público”, a mí la lógica me decía que nos la tenían que dar porque era un proyecto bien sustendado, pero entonces ya Mauricio me decía “es que tú no conoces esto… que si los amigos…” Le dije que hiciéramos las cosas en serio, que pusiéramos una editorial en serio porque le íbamos a invertir a Lados B.

 

 

Fue en Nitro donde puse todos los conocimientos que tenía. Yo tuve un despacho de diseño que administraba desde los 24 años, sabía que hay que cumplir tiempos, porque las editoriales que le trabajaban a la SEP tenían fechas de entrega: no entregas ese día, te quedas con un tiro de 500 mil libros porque no estás a la hora a la que la SEP te dijo. Se necesita disciplina para ser free lance. Teníamos que vivir de esto, no podíamos dedicarnos a otra cosa. Nuestro mercado de trabajo se redujo mucho. Ya había nacido Bruno y no podía estar con las cargas de trabajo que me daban, donde trabajaba muchísimo tiempo porque tenía que atender a mi hijo.

 

Portada de Safari en la Zona Rosa de Gonzalo Martré foto tomada del portal de Profética
Portada de Safari en la Zona Rosa de Gonzalo Martré foto tomada del portal de Profética

 

ÓA. Ahora que ya conoces más el medio literario, ¿qué es más difícil encontrar en México buenos editores o buenos escritores?

LB. Tengo la idea –no tengo la certeza– de que si tú tienes un buen editor con una buena historia –por experiencia pues lo hemos visto con mucha gente– puedes hacer una cosa maravillosa. Hay mucha gente que tiene la formación pero sus historias son tan ñoñas y tan bofas: es gente que no ha vivido, que se inventa una novela del siglo no sé qué… por más que puedas informarte, no estuviste ahí. No puedes hablar de cómo se sentía la gente, a qué olía, qué respiraban. Esas cosas son imposibles. A mí me parece que es mucho más complicado encontrar un buen editor que un buen escritor. Todos tienen buenas ideas.

 

ÓA. Han pasado casi diez años en donde ha surgido una buena cantidad de editoriales independientes, ¿cómo le ha hecho Nitro Press para sobrevivir a los embates que tiene el mercado frente a las editoriales monstruosas y transnacionales? A final de cuentas una editorial es para vender y que uno viva de esto como mencionabas.

LB. Si quieres competir con ellos estás loco. Lo que tienes que hacer es montarte de ellos, ver qué mercados están abriendo y vas viendo. No hemos sido una editorial que se agarre de modas, pero las editoriales grandes se inventan sus ferias. Las hacen en Gandhi o en el Fondo de Cultura: “la Feria del Libro Judío”, Planeta, Random, sacan sus 500 títulos que tienen de judíos y los venden. Pero también tienen “la Feria Latinoamericana…” entonces el chiste es ir buscando qué oportunidades encuentras porque ellos van abriendo mercado, van marcando las pautas de esto. Tú te vas colando ahí. No porque seas igual sino porque van haciendo categorías: La Feria de los Autores Jóvenes, “ah yo tengo muchos autores jóvenes”, y así te vas metiendo y los muestras.

 

No tienes la difusión que ellos tienen pero lo que sí tienes son muchos amigos. Eso no lo tienen las editoriales transnacionales. No he visto que haya amigos de Coetzee diciendo “ay, ya leyeron el libro de mi amigo Coetzee” o “estuvimos en una fiesta cenando con Etgar Keret”, eso lo tiene que hacer la editorial. Y si saca 500 novedades en un mes, no puedes ponerte a competir. Para esto lo que nos han servido las redes. Lástima que las redes sociales a unos les resulte no una herramienta sino una manera de vivir. Las redes han sido una gran herramienta para nosotros los independientes porque también esa es la manera en la que las grandes transnacionales difunden sus cosas. Mucha gente no ve televisión. Si pudiéramos comprar espacios en los sitios de libros… pero no lo tenemos, entonces lo que nos ayuda son los agentes a voces.

 

 

Lo que nosotros hacemos es no ser gandallas con los autores, ni con la gente que te lee: nunca mentimos. Tenemos una línea editorial y va a ser muy difícil que se rompa. Nitro Press nace a partir de que Mauricio cree en eso y de estar hasta la madre de muchas cosas. Y si has peleado contra eso toda tu vida, se me hace muy estúpido venderlo por dinero. En la medida en que creas que lo que estás haciendo y te guste lo que estás haciendo, no creo que pueda ir mal.

 

 

Las transnacionales a veces me enojan por sus prácticas medio caníbales, monopólicas, pero no tengo que competir con ellos. Por ejemplo en Gandhi, el tipo que compra ficción y no ficción es un mercadólogo, no sabe absolutamente nada de libros. Tú llegas con los libros y te dice “ay, es que están bien feos tus libros… esta portada…” y le dices “pero ese libro es de Fulanito”, “ay, yo no sé de contenidos”. No puede ser que lo más importante de un libro, que es lo que está al interior, quien los compra no sepa absolutamente nada.

 

ÓA. Con el que los compra te refieres a…

LB. Al comprador de Gandhi que dice yo voy a seleccionar qué libros compro para que Gandhi venda en una librería.

 

Detalle de portada de Party Padre Style de Paulino Ordóñez
Detalle de portada de Party Padre Style de Paulino Ordóñez

 

ÓA. ¿Cuál es el procedimiento que sigues para darle carácter a un libro de Nitro Press? Notamos que cada libro tiene su propia personalidad.

LB. Todos los libros son distintos y se pueden ver como un conjunto porque todos los diseño yo. Si hubiera varias personas diseñando empezarían a saltar. Finalmente es mi gusto el que está ahí. Como las hago es como las veo. Tengo una visión muy formada.

 

Me gusta que los libros sean distintos. Ahora, te soy sincera, conforme pasa el tiempo cada vez me cuesta más trabajo hacerlos. Antes tenía mucho tiempo para diseñar. Ahora cuando pienso que tengo que terminar tantos libros en determinado tiempo, me empiezo a estresar, no me salen las ideas. Hay libros que son muy afortunados –o yo soy muy afortunada– porque desde que me dicen el nombre cuando estamos platicando con el autor, ya lo tengo resuelto. También me ayuda mucho conocer a los autores. Estoy viendo el libro y lo estoy personificando. Ese es mi proceso para crearlo, ahora que me salga ¡uuuffff!

 

ÓA. Ahora que viene el trabajo en colaboración con CEIBO Producciones, la editorial chilena, ¿cuáles crees que sean los mayores retos que vas a tener como Directora de Arte de Nitro Press, no sólo los que vas a diseñar tú sino los que se van a diseñar allá?

LB. Fíjate que eso ya me lo cuestioné porque yo no tengo problema. No sé si les guste o no pero no les ponen peros a los libros que nosotros diseñamos, pero mi principal reto es comerme el ego y pensar que lo que están haciendo allá puede ser tan bueno como lo que hacemos acá.

 

Detalle de la portada de Apuntes de un escritor malo de Mauricio Bares de la editorial chilena CEIBO
Detalle de la portada de Apuntes de un escritor malo de Mauricio Bares de la editorial chilena CEIBO

 

ÓA. Por ejemplo el diseño de la portada de Apuntes de un escritor malo en la versión chilena, guarda mucho el carácter que diseñaste para la edición mexicana, pero aun así vas a tener que lidiar con eso.

LB. Yo estuve a punto de decir “yo diseño las portadas” pero la cantidad de trabajo me hizo callarme. Pero si lo hacía no se iba a notar que son ediciones hechas en otro lugar.

 

Con Carena, en España, habían hecho ya la portada del libro de Edgar Borges, La ciclista de las soluciones imaginarias, y se publicó también en España, Estados Unidos, Venezuela y México, entonces él puso las portadas y la más bonita es la mía. No es que lo diga yo, es que él lo dijo: “esta es la portada que más me gusta”. Él mandó fotografías que podían funcionar como portada. Las fotos eran muy bonitas pero las vi y dije “no, ninguna”. No es lo que yo me había imaginado. La novela es muy onírica.

 

A mí me molesta la cursilería, y no es que no me guste, visualmente me molesta. Me gusta lo kitch. En las fotografías las chava en su bicicleta, con su vestido vaporoso… yo decía “no, esto es muy real”.

 

Portada de La ciclista de las soluciones imaginarias de Edgar Borges publicada por Nitro Press
Portada de La ciclista de las soluciones imaginarias de Edgar Borges publicada por Nitro Press

 

ÓA. La ilustración ayuda a resolver el tema de lo onírico, en lugar de poner una foto…

LB. Yo uso fotos pero no me gusta ponerlas tal cual. No sé por qué. De hecho un día dije “la foto está bien bonita” pero me gusta meterle la mano: “le voy a poner aquí una basurita, está demasiado bonita”. Tendré que lidiar con esas cosas porque imagínate, cuánto ego que no puedas pensar que alguien no puede hacer algo que me guste.

 

ÓA. ¿Tú vas a diseñar las portadas de los libros de ellos en las ediciones mexicanas?

LB. Sí. Espero que me queden bien, también es un reto porque me pongo muy exigente y no vaya a ser que a la mera hora…

 

ÓA. Lados B es la columna vertebral de Nitro Press. ¿Hay críticas a la división de géneros? Sobre porqué dividen a hombres y mujeres en distintos tomos.

LB. Sí hay crítica. Todo mundo tiene una lectura de acuerdo a su experiencia de vida, conflictos existenciales, etc. Al principio me molestaba mucho que hicieran una crítica mala. Las portadas no, porque estaba acostumbrada a trabajar en transnacionales en donde al cliente lo que pida. A la gente le puede gustar o no mi gusto.

 

Con el tiempo comencé a entender que todos somos distintos y lo que nosotros estamos haciendo es poniendo una propuesta y eso no quiere decir que le tenga que gustar a todos.

 

Está chido que a algunos les guste y a otros no. No me lo tomo personal porque si lo haces, no puedes trabajar. Siempre vas a estar dudando, no avanzas. No me enojo con la gente, qué bueno que tengan otros gustos porque si no, qué aburrido, todos estaríamos leyendo exactamente lo mismo, se publicaría exactamente lo mismo y tendríamos opiniones iguales.

 

Lo que me enfada es que sean radicales, que sean fascistas y que si no es así no es asá. Esa gente me exaspera y realmente ni para qué discutir. Jamás van a cambiar y no es nuestro cometido en este mundo convencerlos.

 

Portada de Satán rechazó mi alma de Juan Carlos Hidalgo
Portada de Satán rechazó mi alma de Juan Carlos Hidalgo

 

ÓA. Perro viejo y cansado de Carlos Bortoni tiene un perrito al interior del libro que va caminando conforme avanza la lectura; en Apuntes de un escritor malo se aprecian unas manchas de café, cada libro tiene su carácter. ¿Cuál ha sido el libro más difícil que te ha tocado diseñar en Nitro Press?

LB. Hay varios que me han costado mucho trabajo… El que me costó mucho trabajo fue Satán rechazó mi alma de Juan Carlos Hidalgo porque no conocía a los músicos. Me costó mucho trabajo porque decía “¿cómo es Fulanito, cómo es Sultanito?, ¿qué música tocan? Quiero ver qué le pongo”. Por eso ese libro me costó mucho trabajo. Eran muchos cantantes y los tenía que conocer: leí las biografías, vi fotos, qué hacían, qué tan locos están porque todos son rockeros. Había algunos filósofos y no sabía cómo ensartar unos con otros. Ese libro me costó mucho trabajo.

 

A veces tengo la idea muy hecha y cuando lo veo digo “se ve del nabo, esto no funciona”.

 

ÓA. ¿Reconstruyes mucho?

LB. No mucho pero tienes una idea y según ya crees que te va a quedar bien padre pero cuando la ves se ve bien feo. ¿Y ahora qué le pongo? Cuando me sucede eso, me bloqueo y me cuesta mucho trabajo el libro, porque en mi cabeza ya estaba resuelto pero cuando estás ahí: “¿ahora de dónde me invento una cosa nueva?” y sobre todo que ya no te afecte con lo que ya hiciste.

 

De un libro hice 60 portadas porque ya la tenía y no era. Se la enseñé a Mauricio y me dijo “pero esto no tiene nada que ver con el libro” y entonces empezaba de cero. Era un sufrimiento.

 

Conforme va pasando el tiempo vas agarrando práctica y no es que tenga un machote, por ejemplo las portadas de Anagrama o las de Tusquets son un machote. Ahora quisiera hacerlo con Lados B, darle un carácter. Lo que va a unir a los libros es el LP ¿pero cuando estén separados? Los conmemorativos también tienen un formato.

 

Quizá tenga que hacerlo ahora que sacamos la colección de Noir. Lo curioso es que vivimos en un país que está lleno de sangre, de cosas gachas, no sólo las ves en las noticias o en las redes sino que las ves en la calle. Hay mucho. A mí me resulta muy sencillo sacar estas cosas tan feas.

 

El otro día alguien me decía “si ya está feo lo que cuenta adentro, ¿por qué le haces una portada también fea?”, creo que siento un gusto por hacer muy evidente y patente todo eso que no debería de estar. Estamos acostumbrados a ver tanta violencia que no me gustaría reducirlo, cuando eso disminuya sí podremos hablar de otras cosas pero mientas es importante para mí hacerlo evidente, está en todos lados.

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