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Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba

Ciudad de México, 22 de febrero de 2023 [00:10 GMT-6] (Neotraba)

Julio Cortázar nos dijo que hay que quitarse la corbata antes de escribir, pero lo que no nos dijo es que hay que ponérsela para cada fotografía que quisiéramos se convierta en la favorita y se elija como la oficial.

Sara Facio, la fotógrafa argentina entregó a la posteridad el retrato que apasionó al escritor argentino, un primer plano, el ceño un poco fruncido, mirando directamente al lente y un cigarrillo sin encender en la boca.

Pulcramente ataviado con camisa blanca y saco y corbata oscuros, ese día posó para la que a futuro fuera la impresión que más gustó al autor de Rayuela y que a la postre convirtió en su consentida y oficial.

La retratista preferida de la intelectualidad del sur del continente tuvo la fortuna de captar la icónica imagen en 1967, fuera de la sede de la UNESCO, en París, con su cámara Leica.

Así recuerda Facio las palabras de Cortázar al verla ya en papel: “Está va a ser mi foto oficial, Sara, me gustaría que algún día sea la portada de un libro”.

Su deseo se cumplió y apareció en el libro homenaje publicado por la propia retratista la colección Imagen Latente, bajo el sello, fundado por Sara Facio, La Azotea, en el denominado año Cortázar (2004), para conmemorar el vigésimo aniversario del fallecimiento de Julio Florencio Cortázar.


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