Damien Jurado: la tristeza hecha música
Es parte de una generación que vio el inicio de una revolución musical. Hijo bastardo del Grunge, sinónimo de independencia artística, musical y personal.
Es parte de una generación que vio el inicio de una revolución musical. Hijo bastardo del Grunge, sinónimo de independencia artística, musical y personal.
Por Jorge Tadeo Vargas
Desde el exilio de Ankh-Morpork, 3 de octubre de 2023 (Neotraba)
Mientas que la revolución accidental mejor conocida como Grunge comenzaba agonizar entre el suicidio de Kurt Cobain y el de Layne Staley y la industria de la música comenzaba la búsqueda de la nueva generación a explorar; Seattle iniciaba su recuperación de todo el extractivismo cultural que había sido víctima, con estaciones de radio, revistas/fanzines y sellos discográficos intentando salir de la resaca causada por el espejismo que les vendió el capitalismo, buscando retomar el camino perdido y con ello recuperar esa parte que se le vendió al mundo como si fuera el nuevo producto de moda.
Esto ocurría no solo en Seattle que fue la escena más destruida por las grandes disqueras; en muchas otras ciudades que fueron parte de la “nación alternativa” en la década de los noventa se intentaba una recuperación y una redención a ciertos principios que se habían perdido en el primer festival organizado por una empresa transnacional o pensado desde lo económico y no como apoyo a causas sociales.
Para fines de esa década, del siglo es que surgen nuevos músicos que intentan darle la vuelta al mainstream y mantenerse en la independencia y aunque para la industria de la música ellos ya no eran/son importantes mandar esa declaración de principios era vital para recuperar la dignidad de una escena a la que se le había extraído el alma.
La industria ya estaba en algo más, después del fallido intento con el Alt Country y la música sureña, el Numetal era el nuevo movimiento inventado a explotar, eso y el Pop que siempre tiene algo que aportar a la industria.
Desde ahí, desde ese intento de recuperar el alma es que surge un cantante en pleno corazón de la ciudad que originó toda esta revolución accidental, un cantante que incluso en ese momento iba en dirección contraria a lo que se estaba creando en esos últimos años del siglo XX.
Acompañado de su guitarra acústica y mucha imaginación es que Damien Jurado irrumpe en la escena de Seattle para recordarnos que no todo está perdido y aún queda mucho por hacer. Además irrumpe en la escena de la mano del sello icono de esa revolución accidental: SubPop, quienes aprendieron la lección y tratan de recuperarse volviendo a sus raíces independientes, pensando más en el arte que en el negocio.
Con un Folk/Lo-Fi tranquilo, relajado es que Damien Jurado mantiene esa tradición de contar historias desde la melancolía, la tristeza, de cantarle a las pérdidas de cualquier tipo y así en 1997 sale a la luz su disco debut: “Waters Ave S” un disco que lleva la rabia y la inconformidad de toda una generación a un sitio especial donde la convierte en “saudade” en una forma de dolor y paz que nos invita a repensar en nuestro lugar en el mundo. Jurado compone desde la realidad, desde lo que vivimos, tanto él, como quienes lo escuchamos.
Fueron cuatro los discos que firmó SubPop como sello de Damien Jurado, para mí, porque fue con el que lo conocí “Gosth of David” (2000) es su mejor disco en la etapa del sello de Seattle, el más Folk, introspectivo, sentimental por llamarlo de alguna forma. Ese mismo año lanza “Postcards and Audio Letter” que no es sino la recuperación de un poco más de sesenta minutos de grabaciones en cassettes que Damien encontró en tiendas de segunda mano; conversaciones de abuelos, de esposa y esposo en pleno divorcio, de amantes en la cúspide de su amor. Un ejercicio que habla del interés de Damien por las historias de las personas con las que convive de cierta manera en un mundo hostil. Un disco que encaja perfecto en su personalidad y su visión del mundo.
Como buen cristiano –atípico pero cristiano a final– no es capaz de concebir la vida sin el dolor y el sufrimiento y aunque asegura tener sus momentos felices, a lo único que aspira es a la calma y la tranquilidad pasajera, sabe que la felicidad no se encuentra en este mundo terrenal. Desde ahí es que parte para contar las historias que llenan cada uno de sus discos.
Con “Where Shall You Take Me” (2003) se estrena con el sello Secretly Canadians, recuperando ese estilo cercano al Folk que había perdido en su ultimo disco con SubPop, además de que sus letras se vuelven mucho más crudas, directas, incluso para muchos estudiosos de su música le notan cierta influencia –que él ha negado– del escritor Raymond Carver y bueno, Carver habla desde la crudeza de ser un ciudadano de segunda clase en uno de los países más brutales. Jurado hace lo mismo, no es para menos que sus historia se parezcan.
En el 2008 termina una relación de diecisiete años en medio de mucho dolor, mentiras, engaños, infidelidades (por parte de quien fue su compañera) y toma la decisión de plasmarlo todo en un disco y es así como aparece uno de sus discos más personales y dolorosos: “Caugth in a Trees” que, si bien habla desde la desolación que siente de terminar una relación, también habla de la esperanza de comenzar a construir algo nuevo. Uno de sus mejores trabajos tanto letrísticamente como musicalmente hablando, desde el Folk, el Pop, el Lo-Fi es que construye toda una historia de pérdidas y finales tristes.
En el 2010 inicia una de sus relaciones más fructíferas con Richard Swift, cantante de las bandas The Arcs, The Shins y Staflyer 59, quien le ayudo a componer y producir los discos “Saint Bartlett” en donde mezclan de forma exacta el Alt Country y el Dream Pop con el Folk característico de Jurado, graban juntos el disco “Other People Songs Volumen One” con la que la amistad que van construyendo va más allá de lo musical, aunque habrá que lamentar –y mucho– de no saber que es lo que hubiera pasado o hasta donde habrían llegado juntos si Swift no hubiera fallecido el tres de julio de 2018.
Bajo ese trabajo en equipo es que comienza a formarse la trilogía de “Maraqopa” misma que definiría el camino hacia donde iría la carrera de Damien Jurado. Cada canción de esta trilogía dice Jurado que se formo en un sueño que lo guio hacia donde tenía que caminar, es así como el primer disco titulado con el ese nombre que vio en su sueño, pasando por “Brothers and Sister of the Eternal Sun” (2014) y “The Horizont Just Laughed” (2016) son la construcción de una nueva etapa para Damien Jurado mucho más tranquila, más relajada después del dolor y sufrimiento en que estuvo metido.
Solo el fallecimiento de Swift es lo que oscurece un poco esos años, que logra superar gracias a su acercamiento al Rock Cristiano y a su religión, mismo que deja plasmado en su disco “In the Shape of Storm” (2019). No hay que olvidar que su carrera musical inicio con el grupo de Punk Cristiano Cooldige para entender porque esta parte siempre está presente en su vida y sus composiciones.
Llego la pandemia y con ella la cuarentena, para los músicos se acabaron los conciertos, su forma de vida se vio desestabilizada, pero para Jurado fue un momento de reflexión, un parón de hacia dónde tenía que encaminarse, es así que la primera decisión que toma es comenzar un sello para grabar, producirse y comercializar su música el mismo, logrando así una independencia en lo que compone y graba, la segunda es que siendo un compositor tan prolífico como asegura serlo, componiendo más de cincuenta canciones al año, se puede dar el lujo de en plena pandemia y después de ella grabar un disco por año.
Iniciando con “What´s the News, Tomboy” (2020) un disco que refleja su regreso a casa, tanto físicamente, pues es su regreso a Seattle, su ciudad natal, como mentalmente, pues se encuentra en su mejor momento espiritual y mental, sigue con “The Monster Who Hated Pennsylvania” (2021) con el que retorna de a poco a sus raíces más folkies, un disco mucho más introspectivo. Si el anterior era un disco personal, este regresa a contarnos historias de la clase media siendo golpeada por una realidad y una normalidad que es difícil de aceptar.
Para 2022, termina con todo lo compuesto en tiempos pandémicos y con un sonido más Pop, sin perder su sello, su estilo y esa voz inconfundible, graba “Reggae Film Star” donde desde el dolor y el sufrimiento nos invita a tener esperanza, de nuevo su cristianismo sale a rescatarlo y a invitarnos a recibir ese rescate, no desde una lógica de convertirnos desde la propaganda, ese no es su estilo, sino de aceptar y caminar hacia adelante.
Cierra el 2023 con “Sometimes You Hurts the Ones You Hate” un disco íntimo personal con ciertos toques Lo-Fi pero mucho Folk que además nos dice que estamos ante lo mejor de Damien Jurado, se siente seguro, tranquilo. Llegar a los cincuenta años nos hace pensar que la madurez es mayor y si bien nunca ha tenido nada que demostrar, ahora deja claro que ya no le importa ser la voz de nadie, canta para sí y si desde antes de la pandemia ya no buscaba conciertos en grandes lugares prefiriendo cantar en espacios no mayores a cien personas, ahora busca estar en contacto directo con la gente que quiere, así que las giras pueden esperar.
Jurado es parte de una generación que estuvo viendo el inicio de una revolución musical y como la industria se aprovecho de ella, es un hijo bastardo del Grunge y por eso se limita a no decir más, sino a recuperar lo que la industria les arrebato. Es pues, sinónimo de independencia artística, musical y personal.
Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia.