Covid 19: día uno de la fase dos.
Pascual Borzelli Iglesias escribe sobre el día uno de la fase 2 y de cómo se vivió en la Ciudad de México.
Pascual Borzelli Iglesias escribe sobre el día uno de la fase 2 y de cómo se vivió en la Ciudad de México.
Por Pascual Borzelli Iglesias
Ciudad de México, México, 25 de marzo de 2020 (Neotraba)
Llegó el día anunciado desde hace dos semanas: Fase II para evitar el Covid 19.
La mitigación comunitaria.
Mantener la sana distancia.
Proteger a las personas mayores y grupos de mayor riesgo.
La suspensión temporal de eventos públicos.
Cancelar las reuniones de más de 100 personas.
Suspender actividades laborales (que implique movilizaciones de personas) y escolares.
Cerrar restaurantes o bares.
El lavado de manos con agua y jabón.
Estornudo de etiqueta: cubrir nariz y boca al toser o expulsión brusca, con el ángulo interno del brazo y posteriormente lavarse las manos con agua y jabón.
La población está aprendiendo de los nuevos comportamientos sociales y culturales menos los burócratas, sean federales, estatales y municipales, aunque hay sus excepciones. Nuestra publicación en Neotraba, dedicada básicamente al mundo cultural en todas sus manifestaciones, ahora presenta el impacto de la enfermedad que provoca el Covid-19 como manifestación cultural sin orientación política. Para eso existen otras publicaciones.
En los días anteriores inició el confinamiento voluntario. Ayer, que fue el primero, se notó más, pero sin mayor impacto: disminución de autos, menos personas en el transporte y en las calles.
Se observa a las personas en las calles, en los transportes, a los trabajadores, a los vendedores ambulantes y a familias de los más bajos niveles económicos en plazas, parques y calles sin saber del peligro que tienen enfrente. Parejas de jóvenes disfrutando en cafés o recorriendo las ciudades, sin importar la consecuencia de ello.
Del resto del mundo se sabe que el confinamiento se ha convertido en toque de queda. Nadie puede salir de sus domicilios sin una justificación vital, quien lo hace se expone a sanciones económicas o a penas de cárcel. Es la forma para tratar de detener al enemigo invisible mientras se encuentran los tratamientos o vacunas para, primero, paliar la enfermedad y luego combatirla.
La enfermedad se encuentra diseminada mundialmente. El confinamiento es para tratar de evitar una mayor cantidad de enfermos porque no se tienen los suficientes servicios médicos para atender a la población afectada.
Algunos países han comenzado a aplicar varios tratamientos experimentales y les solicitan a los enfermos la autorización, como protocolo médico, el permiso para ello y así encontrar los distintos medicamentos.
En México, a pesar del inicio de la fase 2 de la enfermedad y del decreto presidencial firmado para que los adultos mayores se protejan en casa es el primero que no lo respeta. Más de la tercera parte del gabinete presidencial se encuentran en esa categoría y no lo acatan. Tampoco las demás oficinas de su gobierno, menos la población; igualmente, por trámites burocráticos, no ha autorizado a laboratorios la realización de las pruebas correspondientes como lo menciona la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tener un panorama de dónde y cómo se encuentra el virus para poder enfrentarlo.
Por otra parte, y como ejemplo de acciones mundiales, Panamá inició con la publicación del formato de aprobación del paciente para los tratamientos experimentales y con la aplicación de la Hiproxicloroquina, y usando éste mismo combinado con Azitromicina, compuesto anti malaria, pero en dosis más bajas como se hizo en China, por periodos cortos.
En México no sabemos nada al respecto. La autoridad sanitaria, es decir el titular del ejecutivo federal, la maneja como información clasificada y fuera del dominio público.
Mientras tanto, hoy, hay quedarse en casa porque ayuda a tener tiempo para actuar y tratar de salvar a la mayor cantidad de personas. No evita la enfermedad.