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Puebla, México, 5 de febrero de 2025 (Neotraba)

Ambos están en el auto, ella maneja mientras en la ciudad cae una gran lluvia. Los cerros y montañas son cubiertas de niebla, al igual que los grandes edificios. El anochecer se aproxima poco a poco mientras conducen por la gran avenida, ambos están cayados, casi inmóviles, es un silencio confortante, los dos disfrutan de la compañía del otro.

Él con su mirada, recorre el panorama que les rodea, se sorprende de la grandeza del área metropolitana y los caminos que están en esta, ella pendiente del camino se percata de las sensaciones de él, siente ternura y, mientras sigue manejando, hay momentos que lo mira, su cabello oscuro y largo, su cuello y por último sus manos, ella extiende su mano, la arrastra por el pomo de velocidades, el portavasos y la esquina del asiento, la dirige hacia la de su acompañante pero antes de que finalmente pueda tocarla, decide retroceder el movimiento, la mano regresa al volante.

Él siente un movimiento cercano a su pierna por lo que voltea rápidamente, ella ahora tiene dirigida su mirada hacia el camino, es ahora cuando él se le queda mirando a ella por un instante, ella se da cuenta y voltea pero él de inmediato dirige su mirada hacia otra parte, nuevamente al paisaje; ella, vuelve al camino. De reojo él observa la pierna desnuda de su amiga, blanca, suave. Baja su mano y la va recorriendo lentamente por la parte de su asiento, pasa por el portavasos, el pomo de velocidades, y antes de siquiera rozarla, la regresa rápidamente; ella, ahora, está decepcionada, esperaba sentir la mano de su acompañante en su pierna, ella sabía las intenciones de él.

Poco a poco se van acercando al centro, ella baja la velocidad como los autos alrededor suyo; van acercándose a un cruce, el semáforo cambia a color rojo, el auto se detiene al momento y ella decide verlo y al mismo tiempo él se dirige a ella con su mirada, ambos ojos se quedan viendo fijamente por unos instantes, las sensaciones que ambos tienen se aproximan a las del otro, ambos explotan por dentro, el momento perfecto; para disuadir sus expresiones deciden sonreírse, él baja su mirada y ella finalmente fija su vista hacia el tráfico, da una leve risa nerviosa para enseguida acariciarle el hombro a su amigo.

Nuevamente, silencio.


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