Audiolibros: ¿evolución de la lectura?
Entre libros, café y cerveza | Angélica de los Santos analiza ventajas y desventajas de los audiolibros. Además, pregunta a expertos su experiencia con los mismos.
Entre libros, café y cerveza | Angélica de los Santos analiza ventajas y desventajas de los audiolibros. Además, pregunta a expertos su experiencia con los mismos.
Por Angélica de los Santos
Puebla, México, 22 de septiembre de 2020 [00:01 GMT-5] (Neotraba)
La palabra hablada es la manera más antigua de contar historias. Sin embargo, esta transmisión oral tenía el inconveniente de que, con facilidad, se deformaba el mensaje. La lectura actual evolucionó a la par con la tecnología y trajo consigo nuevos formatos que pueden encantar —o no— a los amantes de los libros; su formato digital y los audiolibros, cada vez más en uso —y no sólo por personas jóvenes, sino también por adultos.
¿Qué es un audiolibro? Es la grabación de la lectura íntegra de una obra, sin dramatizaciones y con pocos o ningún efecto sonoro. Aunque la disponibilidad de éstos en formato digital es relativamente nueva, sus orígenes en realidad se remontan a la década de 1930; frecuentemente se usaban como medio educativo y se encontraban en escuelas y bibliotecas. Antes de que los audiolibros estuvieran disponibles digitalmente, se vendían en forma física en cintas de cassette y discos de vinil. Con la adopción masiva del Internet, ahora están disponibles en línea, provenientes de muchas fuentes diferentes.
¿Escuchar un libro es lo mismo que leerlo? En un estudio de 1977 hecho a estudiantes universitarios que escucharon una historia corta, se encontró que pudieron resumirla con la misma precisión que quienes la leyeron. Además, la comprensión auditiva estaba fuertemente relacionada con la comprensión lectora, lo que sugiere que quienes leen bien los libros, también los escucharán bien. En realidad depende del tipo de libro: si se habla de una novela, biografía o cualquier tema no técnico, se puede leer sin problema en este formato. Los audiolibros te permiten conectar aún más con la historia gracias a la interpretación de los narradores. Muchas veces la entonación o la fuerza con la que se pronuncian ciertas palabras, pueden dar un sentido diferente a la frase del que entenderíamos simplemente leyendo.
Ventajas de los audiolibros:
Rapidez. Está comprobado que la velocidad de lectura y de habla es más lenta respecto a la velocidad para captar información por vía del oído. Prácticamente por eso escuchamos un audiolibro sin pausas y captamos todo lo que dice.
Limitaciones Físicas. Una persona invidente o con problemas en la visión puede acceder al conocimiento de los libros a través de éstos, limitaciones físicas que impidan sostener y leer un libro adecuadamente.
Lectura en tiempos muertos. Quienes, por ejemplo, trabajan como conductores, pueden escuchar sus libros favoritos mientras laboran. Una de las razones por las cuales a veces no leemos es por falta de tiempo o porque no podemos dejar de hacer otras cosas para sentarnos y concentrarnos en un libro. Un audiolibro te permite tener las manos libres y realizar otras tareas simultáneamente, como hacer las labores del hogar, cocinar, o darte un baño relajante mientras disfrutas de la lectura.
Costo. Los audiolibros son, normalmente, más baratos que los libros tradicionales y además se pueden descargan con facilidad. No dependes de horarios para comprarlos y los puedes tener al momento para empezar a disfrutarlos.
*Ecológicos. Son una mejor opción para el medio ambiente. Imagina solamente la cantidad de papel ahorrada, los árboles que no es necesario talar y los procesos químicos de tratamiento que no se llevan a cabo.
Como todo en esta vida hay puntos a favor y en contra para equilibrar la balanza. Con el audiolibro no podría ser de otra manera, ahora veamos el lado no tan favorecedor de su uso:
Ritual de la lectura. No sólo se trata de leer o escuchar, sino de todo lo que conlleva leer un libro en papel: la emoción de abrir un libro nuevo y oler sus hojas. Se acaba con el aspecto más romántico de la lectura, como ocurre con el libro digital.
Pérdida de concentración. Por lo general, cuando haces dos actividades a la vez tu cerebro no funciona tan bien como cuando solo realizas una. Escuchar audiolibros puede restar concentración y podrías no captar el contenido.
Tu ortografía no mejorará. Leer un libro te da la oportunidad de ver cómo están escritas las palabras; no puedes hacer esto con los audiolibros.
Preguntamos su punto de vista sobre los audiolibros a diversas figuras del mundo literario y esto fue lo que nos compartieron:
“Me parecen, al igual que el libro electrónico, excelentes alternativas para continuar leyendo o escuchando sobre literatura. Los lectores de las nuevas generaciones ven atractivas este tipo de herramientas. Y me parece muy interesante que este formato incluye recursos adicionales como lo son la fonética y la dicción, que complementan a la lectura. No he escuchado ninguno todavía. Sólo he incursionado en el libro electrónico, pero mi favorito sigue siendo el libro físico. Es cuestión de gustos.”
Sergio Telles
Ingeniero Mecánico Administrador por la UANL, autor de los libros Embarazado y La Duquesa de Escobedo.
“Creo que son una excelente opción; sin embargo, no he tenido la oportunidad de experimentar con este formato. Leo mucha narrativa mexicana contemporánea de editoriales independientes, cuyos títulos no están en audiolibros. Por ejemplo, me gusta Paraíso Perdido de Guadalajara y las antologías de Escritoras Mx.”
Leslie Rondero
Lic. en Periodismo y Mtra. en Docencia, egresada de la UNAM. Coordinadora de diferentes proyectos de fomento a la lectura. Booktuber.
“Sí he escuchado audiolibros y me parecen una muy buena alternativa para la ‘lectura’. Claro, hay grabaciones horribles con voz automática, pero hay otras muy bien logradas e incluso algunas son dramatizadas. Empecé escuchar audios de literatura en una aplicación muy recomendable: Descarga Cultura de la UNAM. Algunas grabaciones son en la voz de su autor. Cuando salgo a caminar me pongo mis audífonos y voy ‘leyendo con los oídos’.”
Estela Peña Molarote
Traductora mexicana. Licenciada en Derecho por la UNAM. Especializada en literatura infantil y juvenil, narrativa, poesía y no ficción. Desde 2011, es dictaminadora y colaboradora en diversos grupos editoriales de México, España, Colombia e Italia.
“Me produce sentimientos encontrados. Entiendo que puede ser una opción viable, practica para aquellos que no tengan el tiempo de leer de forma tradicional. Sin embargo, me causa conflicto en términos neurológicos pensar que el hecho del audiolibro, si bien es práctico, te limita en cuanto a la relación con el libro porque ya hay una voz ahí, ya hace ruido sobre la estructura y quien narra el libro.
Quiero decir que cuando lees un libro, aparte de que es un tiempo exclusivamente para ti, tú mismo estás entrando en el libro. Con él audiolibro ya alguien te lleva de la mano: de entrada hay una voz que te lo narra y eso condiciona tu propia percepción del libro. Lo fascinante de los libros en general, de cualquier género, es que tú mismo eres capaz de inventarte la voz.
El mismo formato del audiolibro compite con mayor ventaja sobre las otras propuestas auditivas. Es decir, ¿cómo escoges entre un audiolibro y un podcast de alguien muy chingón? El gancho es alguien famoso que te lea un libro. Tal vez me estoy viendo como un purista de la lectura pero no es una experiencia que te pertenezca a ti sino que hay una interferencia.
Mientras haya el impulso por escribir y lectores que quieran leerlo, la evolución probablemente va a ser en cuanto al formato: lo más directo será el digital. El audiolibro puede parecer barato pero seguramente lo es más imprimir; economizas en papel pero también requiere producción. Es un punto medio entre la imprenta y el podcast. No son grabaciones de una hora —en YouTube hay hasta de cuatro—, entonces requieren una producción. En cuanto al mercado, hay un público específico para el audiolibro.”
Wenceslao Bruciaga
Escritor, cronista, punk adicto al mosh pit, boxeador amateur y periodista especializado en temas de diversidad sexual y música. Es autor de Funerales de hombres raros y Bareback Jukebox, y de la compilación Un amigo para la orgía del fin del mundo. Publica la columna “El nuevo orden” en Milenio Diario desde 2006.
Si son o no una opción a la lectura tradicional o su evolución, lo único importante es lo que nos ofrece como lectores y las experiencias que de su uso resulten.