Longhorn Skull.
Eduardo Hernández escribe sobre Longhorn Skull y de cómo algunas tocadas de la llamada "escena local" pueden ser frustrantes para el público.
Eduardo Hernández escribe sobre Longhorn Skull y de cómo algunas tocadas de la llamada "escena local" pueden ser frustrantes para el público.
Por Eduardo Hernández (@Dondr_Tetris)
Tenía tiempo de no asistir a un evento de metal y las últimas ocasiones habían sido eventos punk y bastante underground. Este último también rayaba en lo under, solo que en lugar de están en un salón de mala fama o en un estacionamiento, sería en un bar donde el dj solo pone Audioslave y System of a Down. El boleto una ganga en pre-venta, “Apoya a tu escena local”, rezaban los patrocinadores, pero la escena local no es nueva, tal vez sea que hoy se da mayor promoción por medio de redes sociales y plataformas.
Algo que me causa ruido, en opinión personal, la promoción de la escena local siempre ha existido, pero no había plataformas a donde subir tu disco. Hoy cualquiera puede subir su disco y sentirse bien, claro siempre habrá propuestas buenas que logren atrapar a un gran público. El problema es cuando se creen rockstars porque los oye su tía y sus vecinos.
Soy más de la idea de que una banda debe forjar su sonido y no solo complacer a sus fanáticos, pero la mala promoción es quien rige el asunto. En una estación de radio por internet se hacía la promoción de una banda local, la portavoz en turno decía que apoyarnos a la escena, que hacía falta que bandas como esta y se dieran a conocer, hasta ahí todo bien, hasta que en los comentarios de aquella transmisión alguien dijo
“¿Porque debería pagar por una banda que no conozco y que no he escuchado?” El problema también es el público que se muestra un tanto apático al pagar una cantidad mínima para ver un evento de este tipo, nos hemos acostumbrado al regateo y al it’s free.
Otros alegaban que solo tenían una canción en internet y que hacía falta más que un solo tema para llegar ser conocidos, si querían grabar, podían meter su proyecto en Fondeadora –ahora Donadora– donde hubo muchos proyectos buenos en música. El problema fue que algunas bandas empezaron a tomarse en serio su papel de rockstars, los dioses de los covers y eso es lo que vende: sacar covers y escuchar lo mismo de siempre. Para mi gusto, si sacas un cover mínimo debes superar la original o ponerla a la altura.
El cartel se conformaba de géneros como thrash metal, stoner y metal, dos amigos subieron con sus bandas. Inmortalizer tocó 15 minutos y desde ese momento, la organización iba en picada: mala toma de tiempos, equipo insuficiente. Aquella banda de thrash había tocado apenas tres temas propios, estaba por venir la hora del slam pero no paso, un amplificador mal conectado reventó, esto hizo que los organizadores bajarán a la banda, empezaron los reclamos y ver de quién fue el error, pero el error siempre fue claro: la mala organización y falta de equipo.
Fourlett, otra banda de un amigo subió al escenario solo para tocar tres canciones con las que el público se quedó con ganas de más. Todo empezaba a tornarse un tanto aburrido, había gente a la que no le gustaba y empezaba a vaciar el lugar, los amantes de los riffs se encontraban en un rincón esperando a que de un momento a otro, ahora sí, se armara el slam junto a una fuente de los deseos y en un espacio muy reducido, pero nada pasaba. Junto a ellos algunas personas menores a mi edad se pasaban un churro de mota. Se sentían hermanos con el público.
La banda que nadie esperaba era Longhorn Skull, una banda que traía un stoner muy generoso, con una voz gutural que hacía pensar que en cualquier momento mis pesadillas saldrían y se desbaratarían en un moshpit. Tampoco eso llegó, unos cuantos agitaban la cabeza.
¿De dónde había salido esa banda? Mi exhausta investigación en internet, arrojo que eran de la CDMX, fue fundada por el guitarrista Erick Lugo y como todo proyecto, habían sufrido algunas rupturas, conseguían un guitarrista y se salía el bajista, conseguían bajista y no tenían baterista, el proyecto ya no quedó conformado por los fundadores, sino por alguien que fue invitado, ahora estaban haciendo ruido y comenzaban a ser reconocidos.
Quedé satisfecho de escuchar a esa banda, habían tocado los temas de su disco “Sold by your demons”, mientras esto pasaba me acerque al escenario, tomé unas cuantas fotografías para la posteridad mientras interpretaban temas como Windbag, Sickened, Empty bottles y Sold by your demons, una vez que bajaron del escenario, regresé a la mesa con mi novia y mi amigo Daniel de Inmortalizer, les enseñé las fotos y nos quedamos un rato más.
El lugar ya estaba lleno, un mesero intenta acomodar algunas sillas de las mesas y por accidente golpea al vocalista de una banda, se disculpa y sigue su trabajo, pasa al lado del vocalista, quien con un codazo lo empuja. Demonios… si yo fuera el mesero le habría roto la silla en la cabeza. Eso pensaba mientras salíamos de aquel lugar, a veces la escena local carga eso, apenas reciben 5 likes en una publicación de Facebook y sienten que su lugar debería ser a lado de Metallica.