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Portada de Las cosmicómicas de Italo Calvino
Portada de Las cosmicómicas de Italo Calvino

 

Por Ubaldo Cuahuey Tlahuel

 

El fin de semana pasado, mi amiga Angélica me envió un enlace –“link” para las nuevas generaciones. Lo abrí y lo primero que vino a mi mente es que era un artículo sobre algún descubrimiento científico o algún estudio sobre física cuántica tan de moda hoy en día.

 

Les explicaré queridos lectores por qué pensé eso, el título: “La forma del espacio” de Italo Calvino y a continuación: “Las ecuaciones del campo gravitacional que ponen en relación la curvatura del espacio con la distribución de la materia empiezan ya a formar parte del sentido común”, cuento incluido en el libro Las cosmicómicas. Como diría mi amigo Agustín, ¡Sopas Maruchan! ¿Qué es eso? Eso no me lo enseñaron en el kindergarden  y pues a la primaria no le puse mucha atención.

Mi primer pensamiento fue ignorar el mensaje y leerlo con más calma cuando tuviera tiempo –allá por diciembre ja ja– pues supuse que tendría que dedicarle mucho tiempo al entendimiento y discernimiento de tal texto. Sin embargo, pensé: por si me pregunta Angélica, voy a leer por lo menos dos párrafos para que no piense que soy antipático. Así que empecé a leer y sorpresa, no pude parar, conforme leía mi mente empezó a divagar y a sentirse excitada.

Fue una experiencia grata, cómo un viaje astral, me sentí como si fuera Felix Baumgartner  en aquel salto histórico desde la estratosfera. Si aún no nacían o no tenían uso de razón les dejo el video para que sepan de qué estoy hablando:

 

 

Ahora bien, creo que me estoy alejando del tema. Resulta que Italo Calvino relata la caída al vacío de tres personajes –incluido el narrador acompañado por Ursula H’x y el teniente Fenimore. Un relato envolvente que te lleva a vivir por algunos instantes la escena descrita por el autor. Una metáfora de la vida que incluye muchos matices emotivos como el amor, los celos y la traición. Aunque el autor no explica cómo es que llegaron hasta ahí y durante casi todo el cuento no lo hace, al final se entiende el cómo y el por qué llegó hasta ese lugar.

 

Datos cómo la temperatura del ambiente o la velocidad a la que caían de pronto no son tan importantes, lo importante es la analogía que representan dos hombres tratando de atraer la atención de una dama, pero ella parece más interesada en sí misma al grado de no estar consciente de lo que pasa a su alrededor, de no saber que se encuentra a la deriva en una constante sucesión de hechos, en pocas palabras es una persona completamente plácida instalada en su zona de confort, restando valor a todo lo que le rodea.

 

Volviendo a lo de la caída y como ya he mencionado antes el narrador no describe la velocidad de caída o temperatura del medio, tampoco hace falta pues la misma revista National Geographic, en su edición “Espacio, fronteras del pasado y futuro”, no sabe de qué está compuesto el 96% del universo, por lo tanto se vuelve más acertada y creíble la descripción del narrador.

 

Respecto a la velocidad de caída no pude encontrar datos precisos o digeribles por personas cómo yo, apenas y puedo entender el famoso ?xr². Así que volví a recordar la caída de Felix Baumgartner y su salto a más de 39,000 metros de altura y el tiempo que tardó en llegar a suelo firme superando la velocidad del sonido al alcanzar la velocidad de 1357 kms por hora, es la locura.

 

Ahora bien tomemos en cuenta que en el espacio no hay resistencia al viento por lo tanto la velocidad de caída puede fácilmente multiplicarse hasta la locura, aunque tendría como factor también la velocidad de impulso, pues como todo tiene que haber un punto de partida, un origen, que en este caso quedan sin tanta importancia.

Querido amigo lector, me gustaría relatar el final, pero más me gustaría que lo leyeses y formes tu propio criterio y punto de vista, sólo puedo decir que recordé la película de The Beatles, El submarino amarillo, cuando luchan por la libertad de Pepperland contra los Blue Meanies.

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