Entrevista a Aydeé Bravo.
La directora de Vodevil Ediciones, Aydeé Bravo, platicó con Óscar Alarcón sobre la editorial y sobre su libro Crónicas de una mujer pequeña.
La directora de Vodevil Ediciones, Aydeé Bravo, platicó con Óscar Alarcón sobre la editorial y sobre su libro Crónicas de una mujer pequeña.
“Ciudad de México, es alguien para mí, y es vastamente violenta. No obstante, he podido observar que en un ambiente violento se engendra una espesa ternura, ingrediente indispensable del amor. Ciudad y yo tenemos una relación bien condimentada, tan picosa como agria, dulce y hasta insípida, a veces.”
Por Óscar Alarcón (@metaoscar)
3 de septiembre de 2017
Nos conocimos en El Chopo. Guillermo Rubio y yo caminábamos viendo las playeras, los instrumentos musicales y escuchando reggae que salía de varios de los puestos que se habían instalado desde temprano como todos los sábados. Recordé que presentarían uno de los libros de Juan Méndez (aka Juanito Podrido) y buscamos el stand de Vodevil. Una chica menuda, de voz dulce y muy amable nos respondió que efectivamente ahí se presentaría el libro. Hojeamos los textos que tenía sobre la mesa y comenzamos a platicar. Nos dijo que ella era la editora de Vodevil, la editorial donde Juan publicó su libro. Crónicas de una mujer pequeña sobresalía por la portada, le pregunté si ella era la autora. Aydeé Bravo. Su nombre me sonaba, cuando me dijo que era de Puebla inmediatamente hice la conexión: es autora de la antología Textos de la verga. No perdí la oportunidad de llevarme firmado el ejemplar a casa con la promesa de hacer una entrevista.
Óscar Alarcón. Platícanos cómo surgió Vodevil Ediciones.
Aydeé Bravo. La anécdota es la siguiente: En 2013, Alex Mondragón, me envió su novela Muladar, pidiéndome una opinión respecto a la misma. Leerla me conmovió profundamente. Entonces pensé en por qué no publicarla nosotros mismos. Yo había trabajado antes en proyectos editoriales, de manera que alguna idea tenía de cómo lograrlo y sabía que nuestra afinidad en gustos literarios podía detonar un proyecto satisfactorio para ambos.
Le hice la propuesta, con nombre y logotipo, y él aceptó. Coincidimos, además, en la emoción de encontrar literatura contemporánea como la que nos gusta, hecha por escritores que no tienen la posibilidad de acudir a grandes casas editoriales, y convertirnos en la posibilidad de publicar tal literatura.
ÓA. Sabemos que eres de Puebla, ¿en qué momento decides irte de aquí y radicar en la Ciudad de México?
AB. Emigré a la Ciudad de México en el año 2007. Siempre quise vivir aquí, es mi Sueño mexicano.
ÓA. ¿Cómo ha evolucionado tu trabajo editorial respecto a lo que realizabas en El Under Ediciones hasta llegar a Vodevil?
AB. El Under Ediciones me enseñó lo más importante: que quiero dedicarme a esto y que puedo hacerlo. La transición de un proyecto a otro fue sucesiva.
Vodevil cambia frecuentemente mi concepción acerca del quehacer editorial, disfruto mucho eso, me obliga cariñosamente a comprometerme. Sin duda, hay mucho camino por recorrer.
ÓA. Participaste en la antología Textos de la verga, que se publicó en 2013, ¿cuáles son los cambios que percibes con más fuerza en lo que se escribía en aquella época a lo que se escribe en este momento?
AB. Bueno, en cuanto a las autoras, me parece que todas, voy a incluirme, entramos a una etapa más reflexiva. Textos de la verga es hilarante, aunque tiene matices de introspección, no son tan evidentes como lo que escribimos ahora, que andamos algo así como “deshojando la cebolla”. Considero que eso tiene que ver con que crecemos en edad, adquirimos experiencias, también creo que es un cambio profundamente ligado con las lecturas que nos acompañan a través del tiempo.
ÓA. En Crónicas de una mujer pequeña notamos que la protagonista se relaciona de manera violenta con la Ciudad de México… aunque no es la única forma de relacionarse. Háblanos un poco de cómo es la ciudad que tú vives, la ciudad que quizá sufres pero que también gozas.
AB. ¡Uf! Es fascinante. Desde que tengo memoria mis relaciones afectivas han sido marcadas por la violencia, digamos que es la forma que conozco de comprender la comunión profunda con alguien.
Ciudad de México, es alguien para mí, y es vastamente violenta. No obstante, he podido observar que en un ambiente violento se engendra una espesa ternura, ingrediente indispensable del amor. Ciudad y yo tenemos una relación bien condimentada, tan picosa como agria, dulce y hasta insípida, a veces.
ÓA. Por otra parte, la Ciudad de México también resulta un hogar, ¿qué es lo que más te gusta de esta ciudad que te ha hecho no dejarla?
AB. Emerge de ella un murmullo que seduce. Me subyuga su forma de curtir la vida que la habita.
ÓA. ¿En México, qué es más difícil, encontrar buenos autores o buenos editores para publicarlos?
AB. Ninguna de las dos, creo que hay excelentes escritores y excelentes editoriales. A veces se piensa lo contrario porque las propuestas son muchísimas, pero es cosa de buscarle.
ÓA. Te preguntaba hace rato sobre Textos de la verga, donde todos los textos son escritos por mujeres, ¿fue difícil publicar una reunión de relatos como ese? ¿Cuáles fueron las críticas a las que se enfrentaron?
AB. No representó dificultad alguna, por el contrario, nos divertimos. Las autoras quedaron contentas pues para algunas fue un ejercicio virtuoso escribir acerca de un tema del que no planearon antes hacerlo. Fue un proyecto surgido de la amistad y el buen talante de compartir experiencias.
La edición pudo ser mejor, pero responde a los recursos con los que contábamos en ese momento. En cuanto a las críticas, algunos lectores nos hicieron saber que esperaban algo más pornográfico.
ÓA. Platícanos un poco sobre la estructura de Crónicas de una mujer pequeña, los lugares principales son Tlalpan, Periférico, Centro, ¿qué ocurre con ellos y contigo más allá de la geografía?
AB. Crónicas, encapsula una etapa muy importante de mi vida. Nunca escribí los textos con la intención de hacerlos libro, los publicaba en facebook, o en mi blog. Sus tres partes recopilan dos años de experiencias adquiridas en relativa soledad. Mi infancia, adolescencia y juventud, las viví con mis padres y hermana, en un ambiente conservador; después viví un matrimonio de casi nueve años, en un ambiente liberal. Una dicotomía perfecta. De pronto tuve una ruptura con mi familia y con mi matrimonio. Las cosas cambiaron y me enfrenté a vivir sola. ¡No sabía qué hacer! Tenía 32 años, me sentía vieja y al mismo tiempo tremendamente infantil. En ese momento los lugares que habité se convirtieron en mi universo, mi mente se centró en sentir la Ciudad, mirar a las personas, detenerme a reflexionar un chingo de cosas que nunca había reflexionado. La literatura fue el medio a través del cual pude desahogar esas emociones que me estaban sobrepasando.
Tlalpan fue mi lugar de residencia, Periférico el lugar donde encontré trabajo, y lo que llamo Centro, el lugar que no tiene ubicación geográfica, pero que todos habitamos. Los textos del libro son poco más de la tercera parte de los que escribí en total. Alex Mondragón y Gerardo Castillo, mis compañeros en Vodevil, me animaron a publicarlos y me ayudaron a elegirlos y corregirlos. Al final quedé muy contenta, no porque crea que es un libro bueno o malo, sino porque tenerlo en mis manos fue como si se cerrara perfectamente un ciclo, tuve una sensación de paz que no había experimentado antes. Ahora, cuando releo esos textos, a veces me es difícil encontrarme en ellos, pero sigo maravillándome de su existencia.
Además, hacerlo consagró mi compromiso con la literatura, mi amor por las letras se reafirmó, no de modo intelectual o de estudio, sino de forma íntima, que sana. A partir de ahí, mi disposición para leer y pensar la vida cambió radicalmente.
ÓA. ¿Qué es el amor?
AB. Encontrarme en ti, permitir que te encuentres en mí, y llorar y reír unidos.
Muchas gracias, Óscar, por esta entrevista, y por promover la literatura.