Entrevista a Paulino Ordoñez.
Una charla con Paulino Ordóñez (Monterrey, 1974) autor de Party Padre Style, libro publicado por Nitro Press en este 2017: música y literatura.
Una charla con Paulino Ordóñez (Monterrey, 1974) autor de Party Padre Style, libro publicado por Nitro Press en este 2017: música y literatura.
Por Óscar Alarcón (@metaoscar)
Junio de 2017
Esta charla es sobre Party Padre Style de Paulino Ordóñez (Monterrey, 1974), quien es psicólogo clínico, escribe poesía y narrativa y además es profesor. La música y la literatura han tendido puentes entre sí desde hace mucho tiempo y el libro publicado por Nitro Press en este 2017 es una muestra de ello. Se trata de un libro circular, completo, alejado de la pose que últimamente algunas editoriales han tratado de construir: hablar de música con calzador.
Paulino Ordóñez explora diversos ritmos sin casarse con alguno, de la balada al rock pasando por el mariachi y el glam, de manera fluida nos presenta 13 cuentos -con bonus track incluido- en donde la música no sólo sirve de telón de fondo sino que logra incluirla de manera tal que no necesitamos recurrir a un dispositivo para escuchar lo que las letras de los cuentos cantan: música en estado puro.
Óscar Alarcón. Se puede entender que el cuento “La balada” es sobre la vejez, la rutina y la cotidianidad, o quizá esos sean algunos de los temas principales, ¿es más triste una balada que un bolero?
Paulino Ordóñez. Sí, de eso habla ese cuento. La mayoría de los textos en Party Padre Style tienen que ver con la soledad, y en este caso, de una soledad asumida que parece será menor al encontrar el personaje compañía de una manera inesperada. Cuando pienso en bolero, me imagino una pareja bailando, así que una balada me parece que puede quemar de tristeza, sólo superada por el silencio, que es de lo que este personaje se queja.
ÓA. “El coleccionista” nos presenta una alegoría de lo que le ocurre -o bien, le ocurrió- a la industria de la música, ésta es: los viniles dando vueltas en un desastre que termina por tragarse todo, ¿qué piensas de la forma en la que se distribuye y consume la música actualmente en plataformas como Spotify? Uno pensaría que es más democrática pero resulta que con tu cuento nos recuerdas ese otro mercado: el de los discos usados.
PO. Soy un fiel consumidor de discos usados, asiduo a ese tipo de mercados. El del cuento, existió en Monterrey, por muchos años. Era un gran tianguis donde se encontraba de todo, y ahí conseguí muchos de los discos que tengo en mi colección.
Los vendedores que menciono existen, así como son reales algunos detalles que ahí incluyo. Como varios de los textos en Party Padre Style, estoy hablando desde algo que conozco de cerca y que me parecía interesante convertirlo en materia literaria.
Escribí el cuento imaginando cómo sería recibir en ese mercado el fin del mundo; poco después, el Huracán Alex acabó con él. Tienes razón, en general este cuento habla sobre el paso del tiempo: la vida se nos irá como ese disco viejo que se lo lleva el agua.
Los hábitos de consumo de música ahora son distintos. Por mi parte, si no estoy escuchando mis discos de segunda mano, pongo Spotify. Supongo que es algo común estos días y tiene su cara muy negra: los artistas cada vez ganan menos por sus grabaciones.
ÓA. Uno de los textos que sentí que más confrontaban al lector es “La Revolución perdió un punk”, en donde se menciona que “mientras más lejos, más calidad sonora”, ¿se trata de una referencia a los enormes estudios norteamericanos o se refiere a la calidad del punk de otras latitudes diferentes a México? ¿Quizá los nórdicos, los escandinavos?
PO. La frase tiene que ver con las cosas bien hechas, que el Pitufo, personaje principal de ese cuento, cree le quedan lejanas, propias de países ricos. Con eso, quise enfatizar su fantasía: imagina un mundo al que sólo tiene acceso por medio de cassettes grabados, mientras que él está en una realidad llena de fallas, urgente de reparación, de experiencias emocionantes, que él busca en la música.
ÓA. Para quienes te leemos por primera vez nos sorprendes con un número variado de ritmos, quiero decir, de voces narrativas, lo que de la un matiz camaleónico a tu libro. ¿Cuáles son los ritmos que menos has explorado y por qué razón?
PO. La narración en segunda persona; no sé muy bien por qué no me gusta. La prosa poética, preferiría escribir poesía en prosa y quizás algún día lo haga. Quisiera aproximarme a la voz de un niño, y a la de un muerto. Quizás a la de la mujer también, pero me resulta complicadísimo. Lo intenté en un cuento titulado “La novia y sus amigas”, publicado en una antología de escritores norteños; espero incluirlo en otra colección de cuentos.
ÓA. Se ha llegado a decir que el mazazo que el rock dio para marcar a una generación no se lo han podido quitar las generaciones posteriores, casi 70 años después de la explosión del rock, ¿crees que exista actualmente otro ritmo con la misma fuerza de identificación entre los jóvenes?
PO. No, pero hay algunos cercanos: la música electrónica de baile, el hip-hop y el reggaetón. El rock ahora está muy debilitado ante estos géneros. Pero no importa mucho: eso abre la posibilidad a que en un futuro pueda volver a ser subversivo.
ÓA. Aunque Party Padre Style es un libro de cuentos, exploras con una minificción un terreno que se vuelve más inmediato pero no por ello más sencillo de realizar. Tu aportación a este género es “Contradicción”, ¿te agradan las narraciones ultracortas o cómo decides incluir este texto en él volumen?
PO. Lo que me atrae de la minificción o microficción es que te brinda la oportunidad de una gran contundencia, como una puñalada. Lo mismo que un poema de un par de páginas de extensión. Ese texto es el resultado de algunos ejercicios que hice, y por su relación con la música decidí incluirlo.
ÓA. El cuento que le da título al libro, “Party Padre Style” quizá sea el cuento menos musical por decirlo de alguna forma -o eso sentí yo-; si bien tiene referentes musicales pero su referente es más de índole topográfico. Siguiendo la idea de los lugares, ¿a qué suenan, o a qué crees que suenen los siguientes lugares: La Isla del Padre; el Nueva York de Donald Trump; el Nuevo León de Paulino Ordóñez; y a qué suena México?
PO. Tienes razón, es el texto menos musical. Hay un par de referencia, la más importante de ellas sirve para mostrar la posición ante la vida que tiene el personaje principal, un chavo de 15 años, típico regiomontano de posición social privilegiada. La Isla del Padre, destino vacacional frecuente para la gente de Monterrey, me suena a eso: rap de finales de los ochentas y principios de los noventas, ya que desde entonces no he ido a vacacionar ahí. El Nueva York me imagino que suena a esas cantantes pop afroamericanas famosísimas que desconozco, o a Kendrick Lamar, o a Kanye West, de quienes no sé nada. A mí me gustaría que sonara a Lou Reed.
Mi Nuevo León, se me ocurre que puede sonar a alguna de las grandes canciones de grupos de Monterrey, como Long time roll de She’s a Tease, o Sistema perfecto, de Niña. Lamentablemente, México suena a balazos, a mujeres y niños llorando.
ÓA. En “El video mató a la estrella del desempleo” se mencionan varios elementos icónicos de una época: MTV Clásico y la videocasetera. Sin querer usar la frase de lugar común, “todo tiempo por pasado fue mejor”, ¿hay algo más que la música que extrañes de aquellos 90?
PO. Más que la música, extraño mi capacidad de asombro de entonces. La sensación de tener futuro por delante, cosas por venir, gente por conocer… La música de mi juventud no la extraño porque me encargo de tenerla muy presente.
ÓA. En México se ha dicho que la música de protesta es el rock, incluso se ha mencionado como un género de resistencia. ¿A qué crees que se deba que es poco usual ver en las preparatorias o en las universidades de México grupos de salsa, de cumbia o de bachata como música de protesta?
PO. Porque los jóvenes cada vez protestan menos. He sido profesor de preparatoria algunos semestres y, por ejemplo, al comenzar en una prepa, yo me preguntaba: ¿dónde están los punks, los góticos? Pero siempre hay algo interesante gestándose por ahí, hay que estar atento a esa mirada crítica.
ÓA. ¿La imagen de los integrantes de Kiss obesos, anunciando su gira por México en tu cuento “El video mató a la estrella del desempleo” nos da una idea de lo que ocurrió sólo en el glam o crees que sea algo que le ocurrió al rock en general?
PO. Nuevamente, la imagen me sirve para hablar del paso del tiempo. Le ocurrió al rock en general, como nos pasa y/o pasará a todos. Al personaje de ese cuento le cuesta aceptar que una etapa ha terminado, y comienza su adultez.
ÓA. ¿A qué crees que se deba la animadversión que han generado The Beatles? Hay escritores que declaran el odio que les tienen, sin embargo en “Querido Obladí” notamos una referencia directa al grupo.
PO. Creo que porque son tan aceptados casi de inmediato por la mayoría, y lo “auténtico” entonces sería decir lo contrario. A mí me gustan mucho, y precisamente en ese cuento, me sirven para hablar de personas comumes: una pareja que se resquebraja. El título es una referencia beatlera doble: las canciones “Ob-La-Di, Ob-La-Da” (muy menospreciada hasta por fans del grupo) y “Dear Prudence”.
ÓA. ¿Por qué es importante el silencio en la música? Esta pregunta viene a colación a propósito del primer cuento en donde un mariachi toca desenfrenadamente ante la petición de un mudo. Quizá debería cambiar mi pregunta y decirte más que el silencio generado por la música, ¿qué ocurre con la incapacidad de expresarnos a través de la música? No conozco a nadie que no le agrade la música, de cualquier tipo.
PO. Yo tenía que escribir de algo relacionado por la música, que ha sido importantísima en mi vida. No sé quién, con facultades para hacerlo, tendría dificultades para expresarse por medio de la música. Ahí están las canciones para dedicarlas, para hacernos bailar, llorar, celebrar, lo que queramos.
El personaje de ese cuento, sin capacidad de habla, se apoya en la música para demostrar amor. Para mí es una alegría inmensa saber que tengo acceso a discos, libros, música en línea, para vivir emociones en privado o acompañado.
ÓA. Finalmente, casi en todos los cuentos de Party Padre Style ronda el amor, de una u otra forma está presente, ya sea por abandono, por infidelidad, el amor a la gente del barrio, ¿qué es el amor?
PO. Baby don’t hurt me!