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Por Berenice Aguilar

Puebla, México, 21 de julio de 2020 [00:43 GMT-5] (Neotraba)

Hemingway uniformado de militar. Hemingway uniformado para ir de safari en Kenia. Hemingway navegando en Cuba. Junto a alguna de sus cuatro esposas a lo largo de su vida. En Francia, en España. Afeitado, con bigote y barba, a veces calvo… Un pozo —diría en entrevista con George Plimpton— es un buen elemento para entender al escritor: “es mejor sacar de él una cantidad regular [de agua] en lugar de dejarlo seco y esperar a que vuelva a llenarse”.

Ernest Miller Hemingway. Escritor y periodista estadunidense. Illinios, Estados Unidos, lo vio nacer el 21 de julio de 1899 y, a pesar de su cosmopolitismo, falleció el 2 de julio de 1961 en Idaho. Enmarcado en el movimiento The lost generation, compartió tiempo, espacio y vivencias con escritores como William Faulkner, Francis Scott Fitzgerald, Gertrude Stein y John Dos Passos, por mencionar algunos.

El Viejo y el mar (1952), Por quién doblan las campanas (1940), Adiós a las armas (1929) y París era una fiesta (1964) son algunas de las novelas emblemáticas que componen la extensa obra del escritor norteamericano, donde además encontramos cuentos y periodismo entre otros géneros.

Reconocido como uno de los grandes escritores del siglo XX, es además una figura clave para la novela contemporánea. Recibiría por ello el Premio Nobel de Literatura en 1954.

Ernest Hemigway. Foto de Lloyd Arnold.
Ernest Hemigway. Foto de Lloyd Arnold.

Su acercamiento a las letras acontece con su carrera de periodista. Ávido de aventuras y acción se enlista en las filas del ejército estadounidense como conductor de ambulancias en la Primera Guerra Mundial. Las experiencias que obtiene de estos sucesos las usará posteriormente en su novela Adiós a las armas (1929), misma que puede considerarse autobiográfica y, además, le concedió gran notoriedad. En la entrevista antes mencionada, reconocería haber reescrito la última hoja de dicha novela 39 veces. En 1932 fue adaptada a la pantalla grande, con Frank Borzage como director.

Su experiencia de guerras y conflictos internos le conceden al escritor una forma de narrar los acontecimientos con letras vivas, bañadas en sangre y sudor, creando también mitos alrededor de su figura y mostrando la estrecha relación entre suceso real y ficción. Sea esta última quizá una de las herencias más tajantes del escritor.

Su carrera de periodista le permitió presenciar La Guerra Civil Española, suceso que se verá reflejado en su novela Por quién doblan las campanas (1940). Presenció el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y participa en el desembarco de Normandía.

En Cuba, lugar donde el autor pasó momentos memorables, simpatiza con la Revolución Cubana y sus líderes, lo cual lo enfrenta al escrutinio de sus compatriotas y medios estadounidenses. En 1952 gana el Premio Pulitzer por su novela El viejo y el mar, mismo que fue inspirado por su estancia en la isla de su predilección.

El estilo vivo de su escritura, su visión de la vida y la forma en que lo reflejó en el papel, sus vicios, tristezas, sufrimientos, su depresión y posible suicido, son parte del legado de Ernest Hemingway. Como él mismo afirmaría: “Las heridas simples que no fracturan huesos tienen poca importancia. Algunas a veces inspiran confianza…

Las heridas que afectan mucho a los huesos y a los nervios no son buenas para los escritores… ni para nadie.” Su muerte es un misterio. Ya sea accidente o suicidio, todo forma parte del aura que envuelve a uno de los escritores más apremiantes para la historia de la literatura universal.

Ernest Hemingway a bordo de su barco Pilar. Autor desconocido.
Ernest Hemingway a bordo de su barco Pilar. Autor desconocido.

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