Puro teatro
Alain Cervantes desgaja este teatro mediático en el que vivimos.
Por Alain Cervantes
Puebla, México, 09 de octubre de 2020 [00:24 GMT-5] (Neotraba)
No es ningún secreto que detrás de un telón hay un tramoyista encargado de la fluidez conforme de la obra, el cual puede hacer un trabajo tan bueno que puede llegar a salvar una obra destinada al fracaso. O arruinar el esfuerzo de muchas personas por no saber organizar y gestionar sus tareas correspondientes.
Mi querido lector, una vez situándolo a usted en una metáfora ocurrida mientras escuchaba uno de mis discos favoritos, me gustaría lo relacione como usted guste al popular refrán que dice más o menos así: “Al Pueblo, pan y circo”
Me explico. A menudo es posible llegar a confundir una pantalla de humo con una noticia o evento que glorificamos a más no poder —sin que éste merezca toda la atención brindada—, pues muchas veces no sabemos cómo priorizar los eventos a nuestro alrededor.
Pongo de ejemplo un juego enaltecido por varios, pues para cierto sector de la población es más importante que su equipo favorito haya salido vencedor ante su eterno rival futbolístico, y no la desaparición de una persona; o que un meme sin gracia sea más importante que los logros o fallos ocurridos en el país —el cual es un punto de vista informativo y no patriótico—; o incluso en nuestro mismo estado, aquél con el cual tengo una relación tóxica de amor-odio, la cual me gustaría expresar en otra ocasión.
Y me gustaría recalcar el hecho de no ser necesarimente un experto en los medios de comunicación para saber cuándo nos están tomando el pelo. Como con una lotería nacional, un evento que catalogaría como un patético intento de una alza de popularidad; como lo es colgar una lona verde en el Zócalo para que la gente crea que las ideas misóginas y machistas no forman parte de la ideología del tramoyista de todo un estado; así como las sátiras políticas en las mañanas.
Sin embargo, al sólo ser humo, es fácil disipar y ver a través de éste; sólo es cuestión de leer y buscar más allá de los posts de una pagina de Facebook o un hilo de Twitter. Y, claro, dejar de apoyar la megalomanía de un tramoyista que parece estar convencido de que cometer y decir locuras es la única forma de elevar su popularidad. Visto de otra forma, puro pan y circo —mediocre e indigerible—, puro teatro. Seguro esa es la fórmula para ver una transformación en un teatro enorme, donde cada actor supone un individuo.