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Martín Tonalmeyotl, foto de Iván Oropeza Bruno.
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Martín Tonalmeyotl, foto de Iván Oropeza Bruno.

Por Eduardo Sabugal

Puebla, México, 16 de abril de 2020 (Neotraba)

Durante casi cinco meses me encontré con Martín Tonalmeyotl una vez a la semana. Todos los martes asistíamos puntuales a la clase de teoría y poesía impartida por el poeta Víctor Toledo, en La Casa del Pueblo de la BUAP, en una de las aulas del segundo patio. Casi siempre de buen humor y sonriente, Martín encontraba la forma de enseñarnos a los demás, alguna palabra de origen náhuatl. En más de una ocasión platicamos sobre su tierra guerrerense, sobre la fauna o sobre el nombre de algún árbol o alguna flor. Bajito de estatura, con ojos alegres y muy atentos, Martín charlaba casi de todo menos de su propia obra. Sería bueno entrevistarte, le dije una mañana, y aunque de inmediato me dijo que sí, no habíamos tenido la oportunidad de hacerlo. Hasta ahora.

Martín, con múltiples ocupaciones, siempre está de un lado para otro, como una hormiga atareada. Además de la vida académica como estudiante del doctorado en Lengua y literatura hispanoamericana en la BUAP, es profesor de Lengua Náhuatl, hace fotografía y radio, traduce textos, participa constantemente en presentaciones y encuentros de escritores. La vida familiar y los viajes le dejan poco tiempo libre. Afortunadamente, con todas esas actividades y su reciente peregrinaje por tierras ecuatorianas, a propósito de una ruta poética, encontró el tiempo para contestarme algunas preguntas.


Eduardo Sabugal. En el 2016 publicaste Tlalkatsajtsilistle/Ritual de los olvidados, y tu más reciente libro es Istitsin Ueyeatsintle/Uña Mar. ¿Qué tipo de poesía escribes o cómo describirías tu poesía?

Martín Tonalmeyotl. Escribo poesía náhuatl con traducción al español. Aunque en México todo aquello que se escribe desde una cultura y una lengua distinta al español se le considera o se le nombra como poesía indígena y no como poesía náhuatl, poesía tuun savi, poesía wixarika, tutunakú, triqui, u otro. Muy pocas veces se le reconoce como poesía mexicana.

ES. ¿Crees que tu voz poética tenga influencia de otras voces? Si sí, ¿cuáles serían esas voces? ¿Qué poetas admiras?

MT. No sé si mi voz poética tenga alguna influencia de forma directa o indirecta de algún escritor, lo que sí sé es que para llegar a escribir tuve que admirar y aprender la voz y pensamiento de mi padre, de ahí leer y conocer el pensamiento de varios poetas y narradores conocidos y no conocidos.

De los poetas clásicos admiro a Nezahualcóyotl, Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Octavio Paz, Mario Benedetti, Federico García Lorca, Jaime Sabines, Juan Gelman, Cesar Vallejo, José Lezama Lima, Humberto Ak’abal, Wis?awa Szymborska, José Emilio Pacheco, Roberto Juarroz, Carlos Montemayor, Walt Whitman, William Carlos Williams, Fernando Pessoa, Miguel Hernández, Charles Simic, entre otros.

De los poetas vivos a Antonio Gamoneda, Francisco Hernández, María Auxiliadora, Eduardo Lizalde, Balam Rodrigo, Hubert Matiúwàa, Luis García Montero, Víctor Toledo, Mardonio Carballo, Natalia Toledo, Raúl Zurita, Elsa Cross, Mikeas Sánchez, Juan Hernández Ramírez, entre otros.

Hace cuatro años, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el año 2019, como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas. La UNESCO coordinó esta iniciativa que tuvo como objetivo sensibilizar a la opinión pública sobre los riesgos a los que se enfrentan estas lenguas que han sido marginadas y poner en primer plano el inmenso valor que estas lenguas originarias tienen como vehículos de la cultura, las epistemologías y los modos de vida.

En ese 2019 se conmemoró el Festival de las Letras Indígenas de México. Martín estuvo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, compartiendo un poco de poesía con la maestra Elisa Ramírez Castañeda, Celerina Sánchez, Apolonio Bartolo Ronquillo y Jaime Chávez Marcos. También estuvo en lo que él mismo llamó una fiesta de lenguas, donde estuvo presentando Xochitlajtoli/Poesía contemporánea en lenguas originarias de México en el Complejo Cultural Los Pinos. Martín estuvo leyendo y comentando el libro con los poetas Xiko-Jaén (hñahñu) y Francisco Antonio León Cuervo (mazahua).

Foto de Alejandra Lucas Juárez.
Foto de Alejandra Lucas Juárez.

ES. ¿Qué implica en nuestros días hablar y escribir en náhuatl, en un país como el nuestro?

MT. Implica resistir, tener fuerza y valor para asumir que se pertenece a una cultura distinta a la ejercida en el país. Esto puede causar discriminación o vergüenza consigo mismo. Por ello, toda persona que se asume como parte de una cultura, de un pueblo, implica trabajar doble, pensar doble y escribir doble en un país en donde no se nos quiere mucho.

Hablar y escribir implica dar parte de la vida en defensa de la cultura, del pensamiento, de la lengua, de la gente que vive en las comunidades, de aquellas personas que viven secuestrados por la narcoviolencia, de las mujeres que día a día luchan para que se les respete como cualquier otra persona. Implica estar en contra del romanticismo y folklorización de los pueblos originarios, implica hablar de la naturaleza y de los animales que día a día los matamos o invadimos su hábitat.

ES. Podrías explicar por qué las corrientes indigenistas en la literatura no han sido necesariamente indígenas o incluso con perspectivas ajenas a los escritores y escritoras indígenas.

MT. Creo que las corrientes indigenistas tienen un valor importante en la literatura mexicana porque dieron a conocer el campo mexicano, la pobreza, algunas riquezas ya perdidas, las distintas formas de cómo se vive en un país  con una lengua y tradición propia.

Sin embargo, este lente, esta lectura o estos ojos que describieron a la sociedad indígena (algunos muy profundos como los ojos de Rulfo, de Rojas González o Traven), nunca llegaron a ver qué había más allá de los cerros, detrás de una puerta o dentro de una casa porque todo lo que se escribió fue desde fuera de la casa o del cascarón para afuera. Me refiero que aunque se dijo mucho del asunto indígena, la gente de los verdaderos pueblos siempre fueron tomados como personajes indios y no como personas con voz y derechos legítimos como cualquier ciudadano mexicano.

ES. ¿Qué encontraste en tu experiencia como traductor de Juan Rulfo al náhuatl? ¿Qué tan lejos o cerca se encuentra Rulfo respecto a la cosmovisión indígena?

MT. En realidad he traducido a Rulfo sólo por gusto, porque me gustan todos sus cuentos y su novela Pedro Páramo, vuelvo a ellos cada que me acuerdo y no dejo de aprender. Rulfo ha sido el primer escritor quien sembró en mí, las ansias de escribir desde un pueblo. Cuando lo traduzco encuentro en su lenguaje y pensamiento, esos secretos, cosas físicas que yo conozco y las he vivido en más de una ocasión.

Creo que la escritura de Rulfo está sustentada en el pensamiento indígena, a veces un poco alejado de la realidad y otras veces muy cercano del verdadero pensamiento del pueblo náhuatl. Si Rulfo hubiera hablado náhuatl y vivido en unas de estas comunidades, creo que hubiera sido no sólo el más importante narrador mexicano sino el más importante filósofo del siglo XX.

Foto de Iván Oropeza Bruno.

ES. Has publicado una antología de mujeres poetas mexicanas que escriben en alguna lengua originaria, ¿cómo ves ese panorama poético? ¿Hay lectores para ese tipo de poesía, los hay para la poesía en general, o hay que crear esos lectores?

MT. El libro Flor de siete pétalos (Ediciones del Espejo Somos, 2019) que reúne siete idiomas, siete poemas por cada autora, de siete poetas mexicanas, es una apuesta de dar al lector otro tipo de material, ofrecerle literatura o en este caso poesía bilingüe escrita desde las orillas de las ciudades, desde las comunidades en donde la vida aún se mira con otros ojos en relación con la naturaleza.

Algo muy interesante que está pasando en México es que gran parte o casi el 50% de la poesía que se está generando desde las lenguas originarias, es escrita por mujeres poetas, mujeres escritoras con una lengua y un pueblo quienes comienzan a ser tomadas en cuenta en la literatura mexicana. En cuanto a los lectores en realidad son muy pocos los que leen poesía de la tradición que sea. Sin embargo, para este tipo de literatura que trato de darle difusión, sus primeros lectores son los hispanohablantes, de ahí los lectores que hablan alguna lengua originaria sean lingüistas, académicos, profesores o personas que gustan de la poesía desde nuestros idiomas, la gran mayoría lo lee en español y una mínima parte de los lectores lo hacen desde la lengua.

La otra realidad es que hay muy poca gente lectora de los pueblos originarios y entiendo que no es su culpa porque más del 50% de la gente no sabe leer ni escribir y antes que leer o comprar un libro, prefieren ocupar su tiempo trabajando para poder comprar huevo, aceite, arroz, entre otros productos de primera necesidad. El reto de muchos escritores en estos idiomas es el de llegar a su gente en su propio idioma, pues para los pueblos esto de leer libros de poesía o narrativa es algo muy nuevo porque en los pueblos se sigue transmitiendo los conocimientos a través de la oralidad, por tanto, es necesario seguir trabajando doble para llegar a los pueblos y generar lectores que es tan importante en estos tiempos.

Como escribe el poeta mexicano Andrés Cisneros de la Cruz en la contraportada de Istitsin Ueyeatsintle/Uña Mar, Martín “escribe, habla, canta, duda: mira su rostro en los cayos de sus manos y sus dedos”. Yo me pregunto si su poesía conecta con otros rostros, si se mira en algún espejo.

ES. El año pasado estuviste en Ecuador, en una especie de ruta poética ¿en qué consistió esa ruta o encuentro?

MT. La Ruta Poética del Ecuador es convocada por el poeta Giovanny Rubio. Es un encuentro maravilloso porque el poeta oriundo de este país reúne a poetas de distintas latitudes como Colombia, Argentina, Cuba y Ecuador, quienes tenían poca o nula información de los pueblos originarios. Después de esta convivencia poética, la gran mayoría se interesaron por saber más de las lenguas y los pueblos.

Gracias a este encuentro poético conocí, en cada lugar que leímos, a Liyanis González, Laura Nivela, Gladys Potosí, Manuel Ortiz, Iris Cadelago, Damián Salguero, Osvaldo Cantillo, entro otros. La ruta consistió en visitar seis provincias o estados y en cada ciudad, pueblo o comunidad que visitamos, leímos poesía de las distintas naciones y dialogamos con las personas del lugar, además de visitar las ciudades o pueblos más bellos de este país.

Ecuador tiene una comida exquisita y lugares verdaderamente sublimes. En cuanto a los pueblos originarios existen 16 naciones o pueblos, de los cuáles quedan pocos hablantes y menos de 10 escritores conocidos en estos idiomas. Al menos en México somos millones de personas que hablamos alguna lengua originaria y somos más de 100 escritores o los que intentamos escribir. Las problemáticas que viven son casi las mismas: exclusión por parte del estado, discriminación, racismo, despojos de tierras, falto de políticas lingüísticas, escuelas bilingües, entre otras.

ES. ¿Qué opinión te merece el poeta Mardonio Carballo y su labor en la difusión de las lenguas originarias y más recientemente como nuevo titular de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura?

MT. Mardonio Carballo es uno de los promotores culturales más importante del país. En lo referente a su trabajo poético, me atrevo a decir que es el primero en romper con una tradición poética en la cultura náhuatl porque propone una voz diferente y formas distintas de escribir desde un idioma.

Foto de Alejandra Lucas Juárez.
Foto de Alejandra Lucas Juárez.

En cuanto a su labor en la difusión de las lenguas originarias, ha sido el más constante defensor de los derechos de los pueblos originarios, la voz crítica y joven en el panorama nacional, un intelectual en todos los ámbitos de conocimiento. En los medios de comunicación fue el primer nahua en tener un programa de televisión en el canal 22 y el primero en tener un programa de radio con alcance nacional con Carmen Aristegui. Como director de Culturas Populares no dudo que hará un gran trabajo porque es un hombre persistente y resistente ante todos los embates que se le puedan presentar.

ES. En Guerrero se vive, desde hace años o décadas, un clima de violencia y de injusticia. Tú, como miembro de una comunidad que pertenece geográficamente a la zona de conflicto, ¿cómo lo has vivido? ¿Crees que la literatura sirve de algo cuando suenan las balas?

MT. Todos los pueblos de Guerrero han vivido una situación de violencia y de injusticia proveniente del mismo Estado. Esto se puede visualizar en la región de La Montaña, Costa Chica y en casi todas las regiones. Algunos de los casos que más se conocen son la persecución y los asesinatos durante el levantamiento armado de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas, otras más son Aguas Blancas, El Charco, Los Policías Comunitarios de los diferentes pueblos originarios, Ayotzinapa y miles de muertos en la era actual causada por la narcoviolencia.

Cuando la violencia llegó a casa, en un primer momento todos los pueblos quedaron pasmados y silenciados esperando que llegaran las autoridades a solucionar este problema, a impartir justicia, pero nunca llegaron y no han llegado, entonces, algunos pueblos tuvieron que organizarse por sí solos para defender a sus mujeres, a sus niños, a su territorio. Otras comunidades fueron organizadas obligatoriamente por los grupos del crimen organizado para ponerlos como pared o carne de cañón para cuando cualquier gobierno decidiera poner orden en la montaña. Otros pueblos tuvieron que aprender a vivir con la violencia, a enterrar a sus muertos y no decir nada, a vivir con la ausencia de sus esposos, hermanos, hijos, hijas desaparecidas, a reconocer el miedo como tal porque no había, y no hay de otra.

Pienso que la literatura está muy lejos de ser un chaleco antibalas en una situación como la que viven estos pueblos; sin embargo, si hubiera más escuelas, si existieran las bibliotecas, tal vez muchas personas leerían a pesar de la violencia y la literatura podría servir como un refugio, un escondite, un aire puro o campo limpio y fresco donde los niños podrían ir a jugar con letras y libros, y no con armas y muertos.


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Sobre el autor:

Eduardo Sabugal (Puebla, México, 1977). Es escritor de cuento, ensayo y guion cinematográfico. Cuenta con dos libros de cuento publicados, Involuciones (2010) Secretaría de Cultura del Estado de Puebla y Liquidaciones (2012) Fondo Editorial Tierra Adentro, así como un libro de poesía, Sudario (2017) en Editorial Abismos. Ha sido ganador dos veces de la Beca Estatal FOESCAP dentro del área de literatura con el género de cuento y una vez de la Beca PECDA en el 2013 con un ensayo sobre cine. Ganador en 2014 del 13vo Concurso Nacional de Cortometraje del IMCINE. Es Maestro en Lengua y Literatura Hispanoamericana. Actualmente es catedrático en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Productor y conductor de radio en Puebla Radio.


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