Nunca es tarde para el amor y el baile
Vainilla y Fresa | Blanca Alejandro, 59 años. Manuel Pérez, 67 años. Campeones nacionales en baile de salón representando al DIF Nuevo León. Adriana Barba nos cuenta su historia.
Vainilla y Fresa | Blanca Alejandro, 59 años. Manuel Pérez, 67 años. Campeones nacionales en baile de salón representando al DIF Nuevo León. Adriana Barba nos cuenta su historia.
Por Adriana Barba
Monterrey, Nuevo León, 7 de agosto de 2020 [01:00 GMT-5] (Neotraba)
Si me tengo que presentar con alguien siempre digo la misma oración cursi: “Mucho gusto, soy Adri Barba y estoy enamorada del amor”. Yo creo que es por eso por lo que las historias, como las que les contaré hoy, me siguen.
Son señales, como el mentado 11:11 de que la magia del amor existe, no respeta edades, tiempos o espacios. Señales que llenan nuestra vida de ese rayito de luz, de esperanza, de fe.
Nuestros protagonistas son: Manuel Pérez y Blanca Alejandro. Campeones nacionales en baile de salón representando al DIF Nuevo León.
Manuel nació en Torreón, Coahuila en 1942, pero a la edad de 9 años sus padres decidieron que se fuera a vivir a México a casa de su tía, de la que tiene los más bonitos recuerdos, pero el estar lejos de su familia poco a poco se convirtió en un muchacho inseguro.
Alto, güero y pelirrojo, Manuel pasaba las mejores tardeadas de su vida –por ahí del ‘58– entre música y baile. Recuerda que en una ocasión, al sacar a bailar a una chica, obtuvo un “no” como respuesta y eso fue lo que lo dejó con miedo a la hora de pedir una pieza de baile con alguna dama.
Se casó, tuvo hijos y se separó. Hizo su vida alejado del baile pero nunca de la música.
Se vino a vivir a Monterrey con su hija y empezó a asistir los domingos a la pista del Palacio Municipal de Monterrey, donde la banda siempre estaba lista a las 11 de la mañana para hacer vibrar a todas esas parejas en su mayoría de la tercera edad, con música norteamericana, mambos y cumbias.
Sus domingos consistían en ir a escuchar música por una hora y retirarse a su casa para hacer el súper y los pendientes de la semana.
Hasta que un 6 de septiembre todo cambió, parecía que sería un domingo cualquiera, 67 años era su edad pero al escuchar la música se sentía de 15.
Una vuelta de tuerca sucedió y desde ese momento, llámenle casualidad o destino, una bella dama de 1.70 tocó su hombro.
Con asombro la miró y caballeroso responde: Dígame, señora.
Aquí entra nuestra fémina, Blanca Alejandro, hermosa de pies a cabeza, 59 años, independiente, segura, inteligente, muy directa y… la mejor bailadora. Tenía 7 años acudiendo los domingos a escuchar música y muy pocas veces a bailar ya que su 1.73 con tacón pequeño hacía que no encontrara pareja de baile a su altura.
¿Usted no baila? Le preguntó a Manuel a quemarropa.
No, señora, no tengo pareja de baile y no quisiera ser inoportuno en sacar a bailar a alguna dama y que tenga su pareja.
¿Ve la silla verde que está allá?, pues ahí estoy sentada y no tengo pareja, se dio la media vuelta y caminó hasta su silla, a la que no alcanzó a llegar, pues Manuel la siguió y la invitó a bailar una pieza.
Él, de 1.80 de estatura, quedaba perfecto para el 1.73 de ella. Reconoce que estaba temblando de nervios –esto siempre le pasa cuándo baila con alguien por primera vez.
Ambos tenían miedo de que no siguieran el ritmo de la música, esto siempre es preocupante para los que somos expertos en la materia, pero cuándo él había ido, ella ya había hecho el recorrido 3 veces. En el baile, era la mejor.
“Tocar las manos de Blanca, sentir su piel, oler su perfume al movimiento y seguir el ritmo de la melodía a su lado es una de las cosas más bellas de la vida.”
Cuando Don Manuel dijo esas palabras yo iba manejando por la avenida Félix. U. Gómez, lo tenía en altavoz, el tráfico era horrible pero se los juro que recuerdo el punto exacto donde las lágrimas hicieron de las suyas y no las pude contener, quería que me lo repitiera una y otra vez.
¡El amor existe, carajo!
Los domingos fueron diferentes después del 6 de septiembre, siempre pensó que era una locura y que jamás volvería a suceder y menos a estas alturas de la vida, Manuel se estaba enamorando y tenía mucho miedo.
Ahora viene lo mejor…
Después de horas de plática y baile él le prestó la película Casablanca, ella nunca la había visto. El siguiente domingo después de ver la película, ella le obsequió un CD con el soundtrack de la película, pero en 10 versiones diferentes. Unas que tenían más de 30 años escuchando como sus favoritas.
Claro que él ni puso atención en esa coincidencia, hasta pensó que ella las había grabado después de ver la película. Melodía mortal, fue la segunda película que Manuel le dio a Blanca. Lo que él no sabía era que ella tenía 40 años escuchando la música del filme.
– ¿Por qué?, ¿cómo?
Un día común y corriente ella escuchaba la radio, la letra de una canción que no sabía cuál era ni quién la cantaba la hizo pensar en Manuel, con una frase muy emotiva que decía:
“No te asustes si te digo que soy tu otra mitad.”
Después de llegar de unas vacaciones, Blanca le escribió esa frase en una tarjetita con su número telefónico y se la dio el domingo.
En ese momento pensé que él de inmediato le había marcado, pero no, ya conocen a los hombres: a veces inseguros, a veces distraídos.
Don Manuel no le habló en ese momento. Creo que fue la frase de Blanca lo que lo asustó, él no sabía qué pensar, tantas coincidencias sumadas a lo que sentía en su pecho y que cada vez crecía más, tanto que no podía explicarlo y era un poco abrumador.
Pero en poco tiempo él recapacitó, no solo eran las coincidencias, Blanca lo hacía sentir en las nubes, lo motivaba a ser mejor, disfrutar el baile y el amor ahora más que nunca.
Su vida juntos ahora es melodía y dejarse llevar por el ritmo de la vida.
Don Manuel terminó la llamada diciéndome que si hoy se acabara el mundo, estaría muy agradecido por los 10 años más maravillosos de su vida. En cada pausa cantaba una pequeña estrofa de canciones que bailaba con su amada.
Hoy en la mañana, Blanca me platicó que mientras hacía el quehacer de la casa, bailaba “La culebra”, ¿cómo no ser tan felices juntos?
Ella divorciada desde 1978 y él creyendo que ya no estaba para cosas del amor, cupido hizo un trabajo extraordinario y siguen bailando y disfrutando su compañía.
La pandemia paró los bailes los domingos pero después de esto regresarán con fuerza, con mejores pasos de baile y nosotros disfrutaremos de su ritmo y de su historia de amor.
Y esto va para ti, para que no te asustes cuando alguien te diga al oído o en una tarjetita:
“Soy tu otra mitad”, porque es verdad, el amor existe.