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Por Karla Valenzuela

Hermosillo, Sonora, 05 de agosto de 2021 [00:02 GMT+5] (Neotraba)

No supe a qué hora En el mar de tu nombre se volvió parte de mi ser, parte de mi historia, parte de la historia de todos, la de cada quien que alguna vez hemos estado en busca de algo, en búsqueda de aquello que nos dé esperanza, solamente para tener la certeza de que es para algo y por algo que permanecemos vivos.

Tampoco puedo decir a qué hora Carlos Sánchez se volvió parte de mi vida, parte de mis recuerdos, de mi presente y –por supuesto– de mi futuro. Supongo, si la memoria me lo permite, que fue desde aquel día en que él esperaba pacientemente en el portal de la escuela de Letras a Abigael… El poeta de Sonora entonces salió a su encuentro en mi compañía y Bohórquez, también mi maestro, aprovechó para presentarnos formalmente. Esa misma tarde, los tres –Abigael, Carlos y yo– nos veríamos inmersos en una entrevista por demás divertida de la cual el gran poeta llevaba la batuta… Después, tuve la fortuna de colaborar con Carlos en La Cábula y, así, nuestros caminos en esto de la cultura se unificaron poco a poco.

Y heme aquí hoy leyendo En el mar de tu nombre y cautivándome por la soltura de un narrador que se inmiscuye en el alma de un personaje andariego, contándonos su visión del mundo, su perspectiva del espacio-tiempo que a cada instante se mueve; he aquí que tenemos un narrador que escudriña en los perfiles de otros interesantes personajes a lo largo de la novela, al mismo instante que sentencia fuertemente la realidad.

“Quien crea que la faena es fácil, quien crea que conquistar el sueño dólar es nomás brincar la cerca como se brinca la cuerda de niño en un juego feliz, quien crea que esto de construir identidad de ilegal en un país es fácil, está muy errado”, dice esa voz siempre reflexiva, pensante y dolorosa.

Durante la presentación de En el mar de tu nombre. En la imagen de la derecha Hermes D. Ceniceros Karla Valenzuela Carlos Sánchez y Jorge Luis García Fuentes. Imagen tomada del FB de Karla Valenzuela
Durante la presentación de En el mar de tu nombre. En la imagen de la derecha Hermes D. Ceniceros Karla Valenzuela Carlos Sánchez y Jorge Luis García Fuentes. Imagen tomada del FB de Karla Valenzuela

Y así, este narrador que parece migrar de un personaje a otro, pero que sigue siendo el mismo, nos convoca a este intenso ir de un lugar a otro, huir de una melancolía a otra, sentir, siempre sentir.

En el mar de tu nombre bien puede ser una novela de viaje donde conoceremos y reconoceremos gran parte del desierto sonorense; bien podría ser ésta una novela social… y lo cierto es que esta novela es, sobre todo, una buena bitácora del migrante, del ilegal y, por supuesto, también de aquel que parte de un sitio a otro y a otro y a otro con el único fin de encontrar.

En el texto permanece no solamente la imagen de Abigael, sino también hay reminiscencias de la literatura de Gerardo Cornejo, Guillermo Munro, Rulfo y hasta un tanto de Eduardo Antonio Parra, siempre con un tono que se debate entre la desolación y la esperanza que define gran parte de la obra de Carlos Sánchez. Y aunque En el mar… no sea del todo una crónica, se reconoce también en esta novela la destreza que el escritor posee en el género.

Les invito hoy a leerla, a irnos en este viaje y a seguir la obra de Carlos.


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