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Por Javier Gutiérrez Ruvalcaba

Ciudad de México, 15 de febrero de 2023 [00:05 GMT-6] (Neotraba)

En mis años mozos, los discos apócrifos distaban mucho de lo que hoy conocemos como “piratas” o “clones”.

Antes del surgimiento de los Compact Disc, existía un mercado subterráneo para las grabaciones no autorizadas –o bootleg–, exclusivas para los coleccionistas.

A diferencia de hoy, donde la “clonación” se da en todo tipo de audios copiados de un original, y del que cualquiera puede tener acceso, los falsos, hasta principios de los años ochenta, eran la grabación casera de un concierto o sesión de estudio; la edición de un disco no oficial, realizado por el propio músico o banda y la grabación, no autorizada por la disquera, de temas inéditos, remixados y las improvisaciones musicales (jam).

El primer disco de este tipo fue The Wanderfull White, de Bob Dylan, acetato publicado en el verano de 1969 en los Estados Unidos.

Se imprimieron dos ediciones, una con 24 temas y otra con 26, la mayoría hasta en ese entonces inéditas.

Cuenta la leyenda que dos fanáticos, husmeando en la basura de un estudio de grabación en California encontraron unas cintas. Intrigados por su contenido realizaron un master que luego lo pasaron a un Long Play (LP).

Por esos años, el hoy Premio Nobel de Literatura, llevaba tiempo ausente de la escena musical, tanto que se especulaba que se había retirado o quizá estaba fallecido.

Esto incremento el interés en esas grabaciones que se vendieron cientos de copias clandestinamente y luego sonaron profusamente en las radios de todo el orbe.

Ya consumado el ilícito, la Columbia Records no tuvo más remedio que emitir un boletín condenando la tropelía contra su cantautor exclusivo.

Robert Allen Zimmerman o Bob Dylan, como se le conoce, es el artista más “pirateado” en la industria discográfica.

Se cree que hay miles de grabaciones no autorizadas.

En 1991, realiza una jugada maestra al editar de manera “oficial” todos los archivos espurios, bajo el nombre de The Bootleg Series.

Armado de un impresionante equipo rastreador ha logrado recobrar tal número que ya lleva la colección diez volúmenes, o siete, si me refiero a que la primera entrega constó de tres volúmenes.

No se piense que han estado saliendo con la ínfima calidad original, estos han sido remasterizados, mejorando el sonido con filtraje digital y con nuevas mezclas.

Como extras, el melómano encuentra documentación gráfica e histórica.


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