¿Te gustó? ¡Comparte!

Fotografías proporcionadas por Iris Velasco

Ciudad de México, 26 de agosto de 2024 (Neotraba)

A Iris Velasco la conocí por un blog llamado Cerdos Alados donde compartía reseñas sobre los conciertos a los que acudía. Después resultó que, como yo, también era fan de La Barranca y esa fue la razón por la que la vi por primera vez, le vendí unos boletos que no iba a utilizar para un concierto de esa banda en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Poco antes de la pandemia me reuní con ella a beber unas cervezas muy cerca del metro Centro Médico. En ese encuentro me platicó que recién comenzaba a publicar sus cuentos en las colecciones que publica la editorial La sangre de las musas. De aquel tiempo leí su primer relato sobre una mujer lobo que, a la manera de los viejos mitos, mezclaba lo inexplicable con lo extraordinario a partir de un hecho difícil al interior de su familia.

Tiempo antes o después, no lo recuerdo bien, Iris y yo dejamos un par de cuentos en el tintero en un intento de taller a distancia que teníamos, pero que al final dejó sólo ciertos esbozos de narraciones de corte juvenil, algo locas y melancólicas. Pasaron los años y por sus redes sociales supe que al fin lo había logrado: un libro de ella sola. Y sentí mucha alegría. El título Desesperanza infinita, inmediatamente me remontó a la música gótica que Iris suele escuchar, pero también me hizo pensar en los fados de Madredeus, quienes alguna vez editaron un hermoso disco llamado Um amor infinto. Por lo regular las tristezas suelen venir adheridas al amor o son la consecuencia de su destrucción u olvido, y en los 15 cuentos de Iris Velasco hay un eje común: la constante de autosabotaje de la mente y las pulsiones de muerte en sus protagonistas.

No me sorprendió el leimotiv de su obra narrativa, porque a pesar de ser ella una persona muy alegre conmigo (hasta hacíamos memes en conjunto), en su semblante y su tono de voz tranquila, además de su gusto por la música introspectiva, hay algo de melancolía siempre presente.

Después de leer su libro que me llevó a la desesperación de ponerme en la piel de personajes demasiado quebradizos a punto de atentar contra sus vidas o a punto de ser arrasados por las vicisitudes del destino humano que muchas veces suele ser cruel, también me encontré con otras variantes fantásticas y oscuras de las cuales quise ahondar en la siguiente entrevista concertada después de encontrarla en un concierto de La Barranca en el Salón La Maraka.

¿Podrías decirme quién es Iris Velasco?

Escritora, joyera, pero no taxidermista… Contadora, porque hay que encontrar el sustento para la expresión, soy mi propia mecenas [risas]. Alguien que considera a la música como la conexión más grande y profunda en el mundo.

¿Para qué escribes?

Escribo como un acto egoísta de escupir mis demonios, mis temores, mis ansias, mis deseos. Para reconocerme, y con suerte, que otros se reconozcan.

¿Qué te llevó a escribir tu primer cuento?

Fue parte del exorcismo… me encontré con una convocatoria de Hombres Lobo en la Editorial La Sangre de las Musas, y coincidió con un momento fuerte en la familia, entonces decidí transformar el lupus de mi madre en una historia de fantasía, quizá para hacernos la situación menos dolorosa.

Cuando terminas un cuento, ¿cómo sabes que lo terminas? Yo por ejemplo una vez escribí un cuento durante 8 años, tuvo varias versiones. ¿Te pasa algo parecido?

Sé que está completo cuando al releerlo no lo encuentro forzado, cuando lo confío a alguien más y las personas entienden a la perfección de lo que trata, ahí tengo la certeza que fue plasmado francamente. Y sí, lo de las versiones también pasa todo el tiempo, tengo cuentos que no encuentran su cauce y es ahí que los pauso, los abandono por ratos.

Dentro de la mayoría de los cuentos que leí en tu libro encontré una constante de personajes tristes que parecería que su única salvación era morir. ¿Hay alguna razón que haya detonado esta constante melódica baja?

No lo sé, solo es parte de mi personalidad, quizá. El mundo y la era en la que vivimos es devastadora, la esperanza es muy raquítica… Más que una razón, es solo el reflejo del “ahora” y que supone, la muerte es una solución inmediata.

“Si no puedes vivirlo, entonces escríbelo”. Hay otra veta que encontré en tu cuento “Un error en la matriz”, una realización de cosas que te hubiera gustado ser: rockera y amiga de Rita Guerrero. La forma en que escribes ese cuento destella mucha vida y pasajes luminosos. ¿Crees que eso podría ser un chispazo para indagar en otra ruta para escribir un tipo de historias menos trágicas en otro libro?

Sí. Hay una propuesta de una amiga y editora, en la que el desafío será ese, hablar de estos temas desde una visión más optimista, más luminosa. Desesperanza Infinita recopila mis historias más bajas, tétricas, darks, pero también escribo otras cosas. Y aunque haya dicho de lo devastadora que es la vida, tampoco podemos hundirnos todo el tiempo. También queremos distraernos como lectores, como escritor quieres salir de ese abismo. Está muy padre ser dark “pero también hay otros colores” diría la misma Rita.

En tu cuento “Fagofobia”, sobre unos chicos que andan de mirones mientras una vecina se baña, logras momentos de misterio bien interesantes. Me gustaría conocer qué fue lo que detonó este cuento y por qué fue que se resolvió como se resolvió.

Este cuento no quise que terminara como los demás, precisamente para dar ese respiro del que hablamos. La historia de Verónica es de esas que no habían sido escritas, pero que vivían en mí. Parte de lo que le sucede a la protagonista, empecé a experimentarlo en la bañera y a toda hora desde hace 8 años. Hay una ventana en mi baño en la que obvio, desde dentro ves todo, y siempre me pregunto si los de afuera pueden vernos igual que nosotros. Ahí fue que me planteé cómo sería si algún vecino cochinón me estuviera observando y se diera cuenta que estoy teniendo un ataque. ¿Llamaría a emergencias? ¿Saldría corriendo a mi departamento? La historia iba a ser así, más “adulta” y hasta con un toque de perversión. Pero al empezarla vi a dos niños, y ahí está lo fascinante de escribir, los personajes te llevan de la mano, te dictan y deshacen. Fue interesante asumir el papel de los niños y de cómo una cosa que para ellos era una travesura, al crecer les cae el veinte que no.  

Hay otro cuento muy oscuro pero muy humano: “Tétrica”, donde narras la desesperación de una chica que es acosada por un compañero de trabajo y termina de una forma muy escabrosa. Me gusta el sentido que dotas a una de esas historias que podrían ser un deleite para los morbosos que consumen nota roja por un cierto placer hacia el sadismo. En tu caso se me hace un interesante cruce entre algo que posiblemente viviste y algo que tal vez conociste sobre ciertos personajes deleznables que fueron atrapados después de cometer una serie de horrendos crímenes.

Es espeluznante que vivamos acosadas, no escuchadas, revictimizadas. Más que una nota roja, es el miedo de ser asesinadas. El miedo de encontrarte con alguien al que le pareces un capricho, una cosa. Y más terrible aun es que los culpables no sean condenados, que sigan prófugos o que ni siquiera podamos denunciarlos, que sean personas viviendo a lado de tu casa, o trabajando en el mismo cubículo. Es importante hablar cuando no nos sentimos seguras y seguros.

¿Cuál es el cuento favorito de tu libro?

Todos. Me siento orgullosa de cómo fueron escritos, como fue el proceso. Me gusta mucho “Bidxaa”, es corto, es contundente, recoge estos mitos del pueblo, nace de un hecho que mi papá nos contaba, y a partir de ahí pude contar una historia nueva.lo, nace de un hecho que mi papá nos contaba, y a partir de ahí pude contar una historia nueva.

¿Por qué piensas que la gente debería de leer tu libro?

Quizá para ser más empático con quienes perciben la vida y la muerte desde otro punto. Que lo lean para entretenerse. Si les gustan estos temas de la angustia, o hasta el horror psicológico, hay destellos por ahí de ello.

Con respecto a la portada de tu libro, vi que es creación de tu hermana a quien yo conocía como una buena chef. Cuéntame, cómo fue su participación en tu libro y la de otros miembros de tu familia.

Mi hermana, la chef Dulce Velasco, es una mujer súper creativa. Cuando no cocina, dibuja, pinta, decora barro, hace manualidades, y toma unas fotos preciosas que sube a su IG. Me acerqué a ella porque sabía que, si alguien era capaz de plasmar en una imagen todo de lo que hablo, era mi hermana. Mi idea original era que hiciera un dibujo, pero cuando terminó de leer el primer borrador, decidió hacer una especie de “collage vivo”. 

La foto que está al fondo es de Irma Aguilar, mi madre. Mi hermano Mauricio la tomó hace años y Dulce se la quedó. Varios cuentos hablan sobre mi mamá y su lupus, pero el favorito de mi hermana es el de la mujer lobo “Reserva Natural”, por eso eligió que ella fuera el eje central de la portada, así como lo es en nuestras vidas. Una especie de tributo a su historia y su lucha.

Hay otros elementos que son muy claros y referentes a los cuentos. La silla donde aguarda Don Rodrigo, las navajas, los corazones, que son un par de aretes que diseñé para mi marca Vampicreaciones Mx. Y todo contrastó a la perfección. 

Mi hermano también fue parte importante del proceso, leyó cada cuento apenas lo había terminado, de alguna manera fue un editor también, me aconsejaba sobre la redacción, la ideas que de vez en cuando se me perdían y él las recuperaba o me ayudaba a encaminarlas. Hay un cuento que escribí por petición suya, “Ventanas Rotas”. Diario veíamos a una viejita, a las palomas y su vidrio roto, me propuso escribir su historia cuando le conté cuando vi que sacaban el colchón con esa mancha marrón, enorme, horrible, y la dejaban en el camión de la basura.

Puedo decir que fue una obra muy familiar, pues mi cuñada Gabriela Hernández Adame, fue mi correctora de estilo. Ella, además de ser psicóloga, se ha dedicado a la hechura de libros, desde la encuadernación hasta la corrección, edición, etc. Soy alguien que confía plenamente en su familia, nadie me conoce como ellos.

¿Qué has aprendido a nivel escritora y a nivel Iris Velasco durante este tiempo que ha pasado después de que salió tu libro?

A nivel escritora he entendido que en mi mente las ideas son claras, pero no así en el borrador. Es necesario escuchar a quienes te aconsejan más allá de lo ortográfico, a quienes realizan un verdadero trabajo de sintaxis. Estoy aprendiendo a pulir y desechar, a ser disciplinada. Sigo aprendiendo a escribir.  Y a nivel Iris Velasco, que es verdad que con el tiempo todo pasa. A no desesperarme, entender que Desesperanza Infinita encontrará a su público, así como las Vampicreaciones van encontrando a sus consumidores. Debería aprender a ser una mejor vendedora [risas].

Por último, me gustaría que nos recomendaras un libro que sea muy importante para ti.

Recomiendo “Tiene la Noche un Árbol” de Guadalupe Dueñas, su primer libro. Encontrarán cuentos fascinantes como “Zapatos para toda la vida”, uno de los más populares es “Historia de Mariquita”, y el que da nombre al libro, que, a su vez, es una línea de Muerte Sin Fin de Gorostiza. La escritura de Dueñas se caracteriza por jugar con lo lúgubre, la soledad, lo subversivo, a veces un feminismo asomándose. Además, era dueña de una de las prosas más finas, elegantes y perfectas de la literatura.


¿Te gustó? ¡Comparte!