Entrevista a Lourdes Cárdenas.
La autora de Marihuana. El viaje a la legalización, habló sobre su investigación periodística en Colorado, y los usos de la controvertida hierba.
La autora de Marihuana. El viaje a la legalización, habló sobre su investigación periodística en Colorado, y los usos de la controvertida hierba.
Por Óscar Alarcón
15 de marzo de 2016
Lourdes Cárdenas es autora de Marihuana. El viaje a la legalización (Ediciones Urano, 2016). Periodista, originaria de Saltillo, Coahuila ha desempeñado su trabajo en distintos medios tanto mexicanos como norteamericanos, entre los principales se encuentran CNN México, La Jornada, El Universal, The Dallas Morning News, El Paso Times. Fue becaria Nieman en la Universidad de Harvard en 2001.
Óscar Alarcón. Tu libro, Marihuana. El viaje a la legalización, es un documento periodístico que va sentando las bases de un tema bastante controvertido no sólo en Estados Unidos sino en nuestro país, ¿cuánto tiempo te llevó en hacer esta investigación?
Lourdes Cárdenas. Este libro es el producto de poco más de un año de trabajo, de estar investigando, de estar recolectando información, de estar haciendo entrevistas, de viajar a Colorado.
El libro está muy centrado en el proceso de Colorado, que como ustedes saben es el primer estado que legalizó totalmente el consumo de marihuana para usos medicinales y recreativos. Es un experimento que hicieron desde 2012 y entró en vigor en 2014.
A partir de 2014 me empecé a enfocar en el tema. Es un proceso largo.
ÓA. Hay un fragmento de tu libro del que me gustaría hacer una cita: “Creo que no estamos viendo las consecuencias de la legalización de la marihuana. Esto afecta la economía pero más que nada, expondrá a los niños y jóvenes a drogas más poderosas y dañinas, como la heroína o la metanfetamina” nos dice Oscar Hagelsieb (pág. 17), que fue un policía encubierto, ¿esto podría suceder en México, si se legaliza la marihuana, pudiese llegar a más jóvenes y niños otro tipo de drogas?
LC. Yo creo que sí. El problema que ha sucedido es que en Colorado se legaliza la marihuana, y el argumento de muchas gentes que están analizando el fenómeno es que bajan las ganancias del narcotráfico, porque aunque todavía están exportando mucha marihuana —ya que sólo en cuatro estados es legal el uso recreativo—, no es que se haya acabado su negocio, pero sí ha bajado, sí ha disminuido, al menos en términos de decomiso de marihuana.
¿Qué sucede? Que los carteles siempre buscan alternativas cuando pierden un negocio, como cualquiera, siempre que se pierde hay que buscar diferentes maneras de recuperar. Y lo que están haciendo es abastecer el mercado de metanfetaminas, y ahorita en Estados Unidos hay una epidemia muy grande de metanfetaminas y de heroína.
Yo creo que si México legaliza a la carrera, si no se hace un proceso muy puntilloso de analizar, de legislar correctamente, gradualmente, podemos tener ese problema. Yo creo que la legalización no resuelve los problemas de consumo de drogas en el país.
ÓA. De 2014, que fue el primer año de venta recreacional de marihuana, se obtuvieron de ganancia 44 millones de dólares que beneficiaron al estado norteamericano y que de otra forma —también lo señalas en tu libro— hubiesen ido a parar al cartel de Sinaloa o al cartel de Juárez. La mayor parte de esto, según está documentado, se canalizó a estructuras escolares. Me llama mucho la atención, porque quisiera cruzar la información con el libro Cuando llegaron los bárbaros de Magali Tercero, en donde se menciona que es sabido por la gente que vive en el norte del país que los carteles construyen escuelas y carreteras, aquí la pregunta ¿cuál sería el cambio significativo y tangible si se legalizase la marihuana en un país como el nuestro, ya que el estado y los cárteles construyen escuelas?
LC. Primero que nada quiero aclarar que esos 44 millones de dólares son vía impuestos y son solamente para el estado de Colorado.
La enmienda de la legalización de la marihuana se aprobó por el voto popular y una de las cosas que venía en la enmienda es que parte de esos recursos que se recabasen vía impuestos se destinarían a construir escuelas y a fomentar programas de prevención.
Yo creo que es muy diferente porque el otro es un dinero que viene de un tráfico ilícito, que es un tráfico que genera muchísima violencia, y cuando estás construyendo escuelas con dinero estatal hay un mayor control. No creo que haya una comparación porque además los recursos se destinan de una manera diferente.
Creo que lo que sucede con los carteles es que ellos construyen escuelas en ciertos lugares también para tener contenta a la gente. En teoría, el estado construye porque es su obligación. Creo que es muy distinto y es una fiscalización de recursos, que no sucede con el narcotráfico.
ÓA. Como buen documento periodístico, tu libro nos muestra que no todo en la legalización de la marihuana es color de rosa en un negocio que se antoja rentable, porque la gente puede llegar a pensar que ya se legalizó y entonces prácticamente viene un boom económico, pero en Estados Unidos se pagan muchos impuestos y el negocio está muy controlado, ¿tendríamos que aprenderles un poco a nuestros vecinos?
LC. Se pagan muchos impuestos, hay muchos controles pero también hay muchos problemas que se están generando ahorita, y a mí me gustaría hablar de esto porque creo que es importante traerlo.
Hay un problema muy grande con el uso de productos comestibles, porque a partir de que se legaliza la marihuana se decide que “hay que hacer galletitas con marihuana, chocolates con marihuana” y esto ha generado un problema muy muy grande porque la gente no sabe cómo consumir los productos.
Ha habido muchos casos de intoxicación. Nadie se muere por una sobredosis de marihuana hasta ahora pero hay una sobreintoxicación. Y además hay una exposición a los niños, porque de repente tienes un dulce, que es un Kit Kat o imagínate un Carlos V, que la envoltura es muy similar, la familia llega y compra un chocolate con marihuana, el niño lo ve y se lo come, entonces imagínate lo que le sucede a un niño.
Colorado está lidiando mucho con el problema de los comestibles, es un problema muy grande. Y también con el uso de pesticidas, porque como la marihuana apenas se legaliza —a nivel federal es ilegal— entonces el uso de pesticidas está prohibido y controlado, la gente le está poniendo cualquier cosa a la marihuana: insecticidas, fungicidas, y ahora la gente está fumando eso.
Cuando tienes un fungicida y prendes un cigarrillo de marihuana, no se sabe qué efecto va a tener en tu salud. Hace poquito se declaró un problema de salud pública en Denver.
Sí es cierto esto que dices, hay un negocio pujante, muchos empresarios están ganando dinero pero hay muchas muchas complicaciones ahorita.
Y también hay un problema de cómo controlar el consumo entre adolescentes, porque es la droga que más consumen, y aunque no entran a los dispensarios a comprarla, porque solamente pueden entrar personas mayores de 21 años, ya está mucho más accesible. Es como la cerveza, siempre puedes conseguirla legalmente.
Ha habido un aumento del consumo, ligero pero sí hay un aumento de consumo en poblaciones vulnerables.
ÓA. Me llama la atención en la lectura del libro, que se consume granola hecha de marihuana.
LC. Granola, chocolates, refrescos. Están inventando muchas cosas interesantes, entre comillas, para venderlos. Y ha sido un boom. Más del 50% de la marihuana que se vende en Colorado es en forma de comestibles.
Hay todo un problemita que están viendo cómo lo regulan y cómo concientizan a la gente, de que comer la marihuana, por las dosis de THC —el componente psicoactivo—, puede ser muy diferente a fumarla. La gente tiene viajes de hasta tres días y no son agradables según lo que cuentan muchas personas.
Es una experiencia interesante, y creo que México puede aprender mucho de esas experiencias, México tiene condiciones totalmente diferentes pero el libro pone sobre la mesa algunos puntos que creo serían interesantes mirar para tratar de evitarlos, encontrar soluciones antes, o pensar simplemente en esos posibles puntos.
ÓA. A propósito de ello, me llama la atención uno de los testimonios que aparecen en el libro: “la marihuana no es una droga. No creo que la marihuana le haga daño a las personas. Yo la veo como un relajante. El alcohol y las medicinas hacen más daño porque tienen químicos que alteran la mente”, si la declaración de un empresario, que por cierto hay que decirlo tiene 50 mil dólares de ganancias al año, es cierta, ¿podríamos llegar a pensar que lo dañino está en el control del negocio y no en sí en el producto? ¿Se convierte en un problema de dinero y a final de cuentas se convierte en un tema político?
LC. Claro, sí. Es un asunto económico finalmente. Y como lo pongo en el libro, pues se acerca un proceso electoral. No es una prioridad para el electorado el tema de la marihuana pero habrá varios estados que van a someter a votación iniciativas para legalizar la marihuana.
Entonces sí es un tema político, un tema que genera mucha controversia y la economía y la política son temas que están muy ligados en Estados Unidos, como en México y como en cualquier lado.
Sí es un tema muy político, muy politizado y que va dar mucho de qué hablar todavía, porque es importante decir que en Estados Unidos el proceso de legalización es todavía muy gradual. Me gusta enfatizarlo: hay 4 estados con marihuana recreativa, de 50. Y hay 23 estados con marihuana medicinal. Todavía hay un largo trecho como para decir “en Estados Unidos está legalizada totalmente”, yo creo que la tendencia es que vaya para allá pero es un proceso muy gradual, muy muy gradual.
ÓA. ¿La primera etapa de legalización en México tendría que ser propiamente medicinal?
LC. Yo creo que México tendría que comenzar a construir una infraestructura y a pensar en términos medicinales, a pensar en cómo regular un mercado que sea muy controlado.
Hay mucha controversia. Antes de que me hablaras estaba leyendo una nota: en Montana, decidieron echar para atrás la posibilidad de que cualquier dispensario pudiese atender a cuantos pacientes quisieran. Y ahora están limitando a los cultivadores a sólo tres pacientes por cultivador, porque han visto mucho abuso: “es que me duele la cabeza”, entonces un médico me da una receta y voy a comprar marihuana. Se dan esos casos.
Están tratando de regular esos casos para que la gente que realmente está enferma pueda tener acceso a la marihuana: los niños con epilepsia, las personas con cáncer para controlar el dolor, las personas con VIH para controlar los síntomas de las consecuencias de los fármacos y tener una serie de padecimientos de los que están comprobados por los pocos estudios que hay, de los que se consideran serios, que esos padecimientos hay que tratarlos. Y crear el sistema que te permita controlar.
Pero de ahí a irse al otro extremo me parecería una locura y algo que no funcionaría adecuadamente, sobre todo en un país como México que no tiene instituciones muy fuertes.