Emiliano Zapata: algo más que una ofrenda monumental.
Una crónica sobre cómo se colocó la llamada ofrenda monumental de la Preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP, por Óscar Alarcón
Una crónica sobre cómo se colocó la llamada ofrenda monumental de la Preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP, por Óscar Alarcón
Por Óscar Alarcón (@metaoscar)
2 de noviembre de 2019 Puebla, México (Neotraba)
Porque hablar es hacer presente a los muertos
Raúl Zurita
Apenas dieron las 7 de la mañana del lunes 28 de octubre de 2019 y una enorme pila de flores de cempasúchitl comenzó a formarse en la puerta del auditorio de la Preparatoria Emiliano Zapata de la BUAP.
Conforme pasaron los minutos las calaveras de azúcar, chocolate y amaranto poblaron el patio. Las veladoras –algunos dijeron que eran más de 200, yo creo que eran más de 300–, se fueron formando en una mesa hasta desbordarse.
La iniciativa de colocar la ofrenda surgió un par de semanas atrás en la Academia de Lenguaje de la prepa: 2019 fue reconocido como el año de Emiliano Zapata, pues se conmemoraron los 100 años de su asesinato. Y estamos próximos a celebrar los 50 años de fundación de la Preparatoria Popular Emiliano Zapata Salazar –nombre oficial con el que se fundó.
Año con año, la prepa Zapata coloca ofrendas a diversos personajes de la cultura. La Academia de Lenguaje hace la sugerencia que sean personajes relacionados con la literatura aunque en ocasiones la última palaba la tienen los alumnos, quienes en años pasados han decidido colocar las ofrendas a la URSS, a Steve Jobs y hasta a las mascotas que ya partieron de este mundo.
Este 2019, la maestra Rosa Patricia Muñoz sugirió que se hiciera una sola ofrenda dedicada al caudillo del sur, en la que todos los integrantes de la prepa colaboraran. De esta forma surgió la idea de hacer la ofrenda que impactó a nivel internacional gracias a los medios de comunicación, sin que la Academia de Lenguaje, directivos ni alumnos nos imagináramos que esto sucedería.
Los alumnos deshojaron las flores que sirvieron de alfombra para cubrir las figuras que el maestro Alejandro Teutli Etcheverry dibujó en el piso: Emiliano Zapata y un insurgente del EZLN, que nos recuerda el movimiento que se diera a conocer en 1994 en Chiapas, caudillos que también fueron asesinados sin que nadie los recuerde.
Cerca de 10 horas fueron las que los alumnos y docentes invirtieron para colocar el pan de muerto, fruta, otros adornos y papalotes, elementos que hicieron recordar al pintor juchiteco Francisco Toledo, recientemente fallecido.
El maestro Rodrigo Durana, especialista en Teatro y en montajes escénicos, se hizo cargo de cubrir con tela negra una pared de más de 20 metros de largo que serviría como telón de fondo y escenario sobre el que se pegaría el papel picado. Con ayuda de los alumnos, se acomodaron las mesas para realizar los 7 pisos que el altar necesitaba.
Levantarse temprano es uno de los hábitos que más les cuesta a los estudiantes de cualquier parte del mundo y sin embargo, nuestros alumnos del turno vespertino estuvieron desde temprano, integrando comisiones que previamente la maestra Ruth Salgado había formado.
El maestro Gilberto González los coordinó para seleccionar la fruta, las calaveras, el pan y acomodar la comida que los docentes de la preparatoria llevaron. La participación de todas las Academias no se hizo esperar: Química, Biología, Lengua Extranjera, Informática, Cultura Física. En total, 14 Academias integran la planta docente.
Los alumnos de la maestra Marlene Alcázar y de la maestra Arely Xcaret Melo, así como los alumnos de tercer año matutino, se encargaron de colocar los papalotes y el papel picado que cruzó el patio de la preparatoria, edificio del Siglo XVI en donde estuvo albergado el primer telégrafo en América Latina.
Parte de la decoración de la ofrenda estuvo bajo la asesoría del maestro Rolando Rodríguez García, docente de la Academia de Historia, quien afinó algunos detalles en cuanto a la vestimenta de Emiliano Zapata, las flores, el incienso y otros detalles que se pudieran escapar.
Los ex alumnos también guardan gratos recuerdos de su estancia en la preparatoria y pudieron visitar su preparatoria trayendo enormes recuerdos de vivencias que ocurrieron en los pasillos. Sin duda, lo que hizo que esta ofrenda cobrara relevancia fue la participación de los estudiantes, que año tras año se preocupan porque sus ofrendas luzcan lo mejor posible para recibir a los muertos. Aquí algunas opiniones:
“La Zapata significa conocimiento, perseverancia, cultura y esfuerzo. Todos nos hemos quemado las pestañas, hemos sacrificado tantas cosas para estar en donde estamos, hemos hecho de esta preparatoria una de las más prestigiosas. Estoy muy orgullosa de estar estudiando aquí. Y sobre la ofrenda: me parece excelente haberle dedicado la ofrenda a Emiliano Zapata, es un personaje que tuvo mucha importancia en la Revolución y sé que hizo muchas cosas a favor del pueblo. Creo que es un bello homenaje para él, también con todo lo que conlleva la tradición del Día de Muertos, que es tan simbólica en el país. Siempre es bonito rendir homenaje a las personas, acordarnos de ellas, de las cosas buenas que hicieron. Me llena de orgullo que toda la comunidad de la prepa se unió para montar esta majestuosa ofrenda.” Dana Camila Reyes Muñoz, 2º año de preparatoria
“Una definición rápida y escueta: es una preparatoria más que tuvo la suerte de estar en el centro; es precisamente esa simpleza donde radica lo icónico de la Zapata. Es un lugar que cambia constantemente para mejor. Una especie de Gaia pequeña. Es reconfortante saber que, a pesar que hace ya un siglo del hecho, en la memoria de la ciudad y de los jóvenes ciudadanos que forman parte de la ofrenda, todavía se recuerde a un personaje vital para la historia de México. Es de igual forma un gusto saber que la mayoría de alumnos están dispuestos a ser una parte activa en este tipo de tradiciones tan características de nuestro país.” Juan Jesús Jiménez, 2º año de preparatoria
“La Zapata significa mucho por varios motivos, fue ahí donde conocí el amor, literal. No quiero profundizar en eso porque no terminaría. En la Zapata, los profesores nos explicaban cosas que iban más allá, eran pláticas que me gustaban mucho. A pesar de que yo no era un estudiante que participaba mucho, porque la verdad muchas veces no sabía qué decir, yo aprendía demasiado escuchando. Estoy muy contento, muy orgulloso por la ofrenda porque escuchar el nombre de tu preparatoria en noticias, en notas, en periódicos me llena de satisfacción decir: Yo estudié ahí. Cuando vi la foto pensé: “Ok, Alarcón está ahí, entonces eso quiere decir que las cosas se hicieron bien”. Verlo ahí fue como un sello de calidad para mí.
Entonces, si me preguntan qué significa para mí la Zapata, podría decirle que es como abrirle una gran parte de mi corazón. A pesar de que a veces siento que ya no encajo ahí por tantas personas desconocidas que hay, es muy bonito regresar y acordarte y encontrarte con personas que me ayudaron en la formación de quien soy ahora.” Juan Pablo Osorio, ex alumno de la generación 2013-2016. Actualmente cursa el 7º semestre de Ingeniería Industrial en la BUAP.