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Ellos de Alain Cervantes
Ellos de Alain Cervantes

Por Alain Cervantes

Puebla, México, 19 de febrero de 2020 (Neotraba)

Nunca había hablado más en serio, fue en ese entonces cuando comprendí lo que era enamorarse.

Te contaré, allí se encontraba, asustada, temerosa, y no la culpo, yo también tuve miedo mi primer día en la preparatoria. Tan pronto como la encontré, supe que ella sería el amor de mi vida, aquel por el cual uno desconoce las barreras, los límites o lo imposible.

Miré sus ojos marrones cubiertos de cristal, sus cabellos lacios, su piel durazno y esa sonrisa tan brillante como la luna; yo aún no sabía cómo, pero no descansaría hasta enamorarla, y si algo he aprendido de las mujeres, es que aman los detalles, bien podría ocupar la poesía, la técnica infalible para enamorarlas.

Acercarse fue difícil, porque desde ese momento, las horas se convirtieron en días, y mi ansiedad, en desesperación.

Todos los días de la primera semana de clases buscaba cualquier excusa para toparnos en los pasillos, yo era demasiado tímido para recitarle el poema que le escribí, pero era necesario que ella me escuchara, además, jamás se apartaba de sus amigas, cosa que me molestaba, porque al estar cerca podía escucharles, y no hablaban de otra cosa que no fuera de los chicos de su grupo, debates interminables acerca de cuál era el más guapo, el más fuerte o el más bueno, y eso me tenía harto.

No te voy a mentir, te confieso que la sangre me hervía cuando la sentía cerca, y en el momento en que su aroma vainilla me envolvía por detrás, aceptaba su invitación para acercarme a ella, nunca para hablarle, pero siempre para sentirla mía.

Te puedo jurar que siempre que la miraba tenía esa aura de tranquilidad, ella me invitaba a irrumpir en esta, y gustoso, corría hasta su radar. Tan inocente, una colegiala novata esperando por su momento, yo ya conocía su sonrisa, contagiosa, secreta y temerosa, aquella que me obligó a seguir con más fuerza cada día.

Enero 20 – 25

Querido Diario:

Debido a la inmensa felicidad que siento el día de hoy, decidí comenzar a escribir los momentos más hermosos del día en la libreta que mi papá me regaló hace una semana.

Hoy fue mi primer día en la prepa, y debo admitirlo, jamás me había sentido tan contenta de ir a la escuela.

Tan pronto como inició la clase, formamos equipos y conocí a chicas tan lindas, que nos hicimos amigas de inmediato, hay chicos muy guapos en mi salón, pero ninguno se compara a Salvador.

Es penoso decir esto, porque aunque ya habían pasado un par de días yo no lo había notado hasta que mi amiga mencionó que había un chico de sexto semestre detrás de nosotras. Su nombre es Salvador, y es tan guapo como tímido.

A mis amigas les disgustó por no ser directo como sus compañeros; pero a mí me pareció la cosa más tierna del mundo que nos encontráramos casi a cada momento en tan pocos días, siempre en los pasillos de la escuela y nunca nos saludamos. Me encantaría hablar con él, pero tengo un poco de miedo de enamorarme a tan corta edad de alguien mayor que yo.

Decidí combatir a la quimera, y esto que te contaré solamente tú lo sabes, hacer lo que hice no fue una tarea fácil.

Era 27 de Enero, hacía mucho aire, y aproveché para gritar su nombre, quería que en los cuatro vientos me escucharan. Imagina esto:

Aurora, una cobarde que corrió con sus amigas al baño de chicas con el propósito de esconderse. Yo, decidido como nunca antes, corrí tras ella, y con un suave movimiento, evité que se fuera.

Allí nos encontrábamos, frente a frente, tan cercanos, sin decir palabra alguna pude escuchar su corazón gritar “Hazme tuya”, y estoy seguro que ella escuchó susurrar al mío “Lo haré”.

Mi boca logró con dificultades articular un saludo que sonó tan mediocre, pero al parecer, fue una elocuencia ante sus oídos para que ella me siguiera el juego.

Con las pelotas en el cuello, la invité a salir, y con la ilusión en el cielo, ella aceptó.

Enero 27

Querido Diario, creo que hoy es el mejor día de mi vida.

Te juro que jamás me había sentido tan feliz. Aunque por la mañana me sentía algo molesta por mi periodo, ocurrió algo que me subió el ánimo.

Hoy, Salva enloqueció, pues de la nada, gritó mi nombre; yo, muerta de vergüenza, ya que todos los chicos y chicas me miraron con desagrado, quise que me tragara la tierra, deseaba estar muerta, así que corrí al baño de mujeres. Cerca de la entrada, sentí un jaloneo, era él.

Me tomó tan fuerte del brazo que quise gritar, me estaba lastimando. Después se acercó mucho, me miró a los ojos de una manera muy rara y después de un rato me dijo “¿A donde ibas? No me has saludado” y tras un silencio incómodo, me invitó a salir. Amigo querido, me sentí tan especial en ese momento que sin dudarlo, acepté a salir con él, creo que estoy enamorada de aquel caballero andante.

Ese día ocurrió de todo en la primera cita, y no pudo haber sido mejor.

Trataré de resumirlo para que entiendas un poco mejor la situación, amigo mío.

Te puedo asegurar que esa cafetería se convirtió en mi lugar favorito desde que pusimos un pie en ese local.

Balcones, baúles y sillones son partícipes de nuestro secreto, confidentes de lo prohibido, de lo más hermoso del mundo.

Dos cafés americanos y un millar de besos, literalmente el mejor día de mi vida.

No me atreví en ese momento, pero deseaba con todo mi corazón tocarla, inmortalizar mis palmas en sus muslos y las yemas de mis dedos en sus pechos. Estaba tan excitado, para qué te digo que no, si es la verdad; perdí el control de mí mismo, siempre lo he dicho “No es la situación, es la persona”, porque bien sé que el amor te hace perder la cabeza.

Con el corazón en mi mano izquierda, y su mano sobre mi mano derecha, mi alma comenzó a sudar, estábamos tan empapados que lo tomé como la señal para hacer lo que necesitaba.

La quería solamente para mí, a mi lado, solamente a ella, así que con el valor que no tuve antes, rogué una oportunidad para estar a su lado.

Jamás la había visto tan feliz, eso derritió mi corazón.

Recuerdo haberle pedido después que dejara de hablar con cualquier chico para que lo nuestro funcionará y muchas cosas más que me da pereza contarte. Ella aceptó a todas las peticiones que le hice, porque estaba enamorada de mí casi tanto como yo lo estaba de ella.

Si la perfección fuera real sería muy parecido a nuestro primer beso, algo que repetiría cada día de mi vida, pero bien dicen que de lo bueno muy poco.

Ella partió, al atardecer, y con ella se fue mi corazón.

Aurora, la mujer de mis fantasías, la que amé desde un inicio. ¿Puedes creerlo?

Enero 30

Querido Diario:

Hoy fue mi cita con Salva, y no entiendo por qué en su momento me sentí la mujer más afortunada del mundo y ahora estoy llorando, tal vez sea de felicidad.

Fue una cita la cual no sabría si describir como un fracaso total o un éxito rotundo, verás, él se portó como todo un caballero al inicio, estaba maravillado por el lugar, subimos al segundo piso y ordenamos lo más barato, no teníamos mucho dinero, y aunque no dejaba de mirarme extraño, yo sentí que era su forma de decirme “me gustas”.

Me robó un beso y yo no supe qué hacer. ¿Ese era mi primer beso? Después, no dejó de besarme, y, si lo pienso bien, no sé si eso me gustó.

Pude ver que quería tocarme, pero gracias a Dios, no se atrevió.

Conforme pasaba el tiempo me sentía más incómoda, y entonces tomó mi mano, yo no sabía qué hacer o decir, pues él no estaba emitiendo sonido alguno, era una tortura no saber lo que pensaba de mí ¿será que no le gustó como lo besé? Yo hubiera resumido nuestra primera cita como un silencio incómodo de muchas horas, si no hubiera sido por el acto de valentía que efectuó pocos minutos antes de que tuviera que irme.

Me pidió ser su novia, y no supe qué decirle, él sería mi primer novio, y eso me asustaba. Pidió también que dejara de hablar con chicos y algunas de mis amigas, consideraba que eran una mala influencia para mí, y accedí a todo con tal de estar con él.

Querido amigo, estoy llorando de alegría.

¿Debería de comprar regalo para el 14 de febrero o es muy pronto?

Los celos en una relación son algo sano, es una muestra de que alguien te interesa. Nosotros llevábamos una semana de noviazgo cuando tuvimos nuestra primera pelea, ¿no es eso romántico?

No recuerdo el motivo exacto por el cual peleamos, pero estoy seguro que fue por un chico. ¿Es que acaso no hay más chicas con reloj para que les pregunte la hora?

Amigo, estás de acuerdo en que ese chico con actitud de pito grande merecía un escarmiento ¿no?

Ese día hablé con ella, y tal vez alcé la voz un poco más de normal, porque no paraba de llorar, eso me molestó un poco, porque demostraba su poca madurez emocional. Recuerdo perfectamente que la amenacé ese día con terminar nuestra relación si no dejaba de hablar con los compañeros de su salón, porque creo que concordamos en que ella no podía hablar con nadie si no estaba yo con ella, ¿verdad?

Febrero 6

Querido Diario, creo que mereces un nombre, no se me hace justo que después de haber aguantado tantas lágrimas mías en tus hojitas y rayones en la madrugada, siga llamándote Diario.

Querido Julián

Salvador y yo acabamos de tener nuestra primera pelea, estoy tan triste, porque sé perfectamente que fue mi culpa.

Él me había dicho que ya no hablara con más chicos y yo le contesté una pregunta a uno de ellos.

Salva me gritó, e incluso me dio una cachetada.

No supe cómo reaccionar, quise pedir perdón pero él no dejaba de gritarme.

Julián, debo de compensárselo, creo que estoy arruinando mi relación.

Iré a dormir, últimamente me he sentido muy cansada, y no me he sentido bien del todo.

Estaba perdiendo la cabeza, no sabía que podía obsequiarle al amor de mi vida, ¿que pudiera ella querer que yo pudiera darle?

Por la falta de dinero, ella insistió en salir a pasear por la noche, la ciudad se ve más hermosa cuando el sol se esconde.

Te confieso que no me sentía bastante cómodo con esta idea, porque yo sabía que ella estaba buscando cualquier excusa para ocupar una falda holgada, que su padre le obsequió por su cumpleaños catorce.

Tenía unas piernas horribles, pálidas y desiguales, por lo que no podía permitirle arruinar su imagen de esa manera.

Si no mal recuerdo, las cosas salieron mal, porque ella no hacía caso, era terca, necia y arrogante, así que tuve que mostrar autoridad.

Lo único bueno de todo eso fue que su piel tomó un poco de color, si sabes a qué me refiero.

Febrero 12

Querido Julián:

Las peleas entre Salva y yo cada vez son más frecuentes, a veces son por cosas tan absurdas como aquella vez que un joven me cedió el asiento en el autobús, o cuando, un día en la biblioteca saqué un libro con un chico en la portada, pero el día de hoy fue muy diferente.

El 14 de febrero se acerca, y hoy intentamos decidir a dónde salir en nuestro primer San Valentín. Él se puso de un humor extraño cuando mencioné que me pondría el regalo de mi padre para que solamente él me viera, además, dije que podíamos salir a caminar por la ciudad durante la noche y comer algo.

Todo el día estuvo callado. No sé realmente si fue culpa mía. No fue hasta en la tarde, que al preguntar acerca de qué pensaba respecto a lo que había comentado, reaccionó, y me golpeó, tan fuerte que me costaba mucho mover mis piernas.

Julián, siento que estoy dándote una mala impresión del amor de mi vida, pero si tan solo fueras real, entenderías porque él es así y por qué lo amo tanto.

Febrero 13

Querido Julián:

El día de hoy recibí un mensaje de whatsapp de Salvador, tan hermoso que no dejaba de leer cada cinco minutos.

El mensaje decía:

Buenos días, enana

Quiero pedirte perdón por lo que pasó ayer, fue mi culpa, entré en crisis al pensar que si alguien te viera, se enamoraría tanto de ti como yo lo hago.

No tengo excusa ni perdón, pero si tu tierno corazón acepta las disculpas de un tonto enamorado, puedo jurar que jamás te haré daño de nuevo.

Quiero que leas el poema que escribí para ti hace un par de semanas, aquel que jamás pude recitar, pero es de corazón, y ni se te ocurra pensar que se lo robé a alguien jaja:

Amor mío, mi amor, amor hallado

de pronto en la ostra de la muerte.

Quiero comer contigo, estar, amar contigo,

quiero tocarte, verte.

Me lo digo, lo dicen en mi cuerpo

los hilos de mi sangre acostumbrada,

lo dice este dolor y mis zapatos

y mi boca y mi almohada.

Te quiero, amor, amor absurdamente,

tontamente, perdido, iluminado,

soñando rosas e inventando estrellas

y diciéndote adiós yendo a tu lado.

Te quiero desde el poste de la esquina,

desde la alfombra de ese cuarto a solas,

en las sábanas tibias de tu cuerpo

donde se duerme un agua de amapolas.

Cabellera del aire desvelado,

río de noche, platanar oscuro,

colmena ciega, amor desenterrado,

voy a seguir tus pasos hacia arriba,

de tus pies a tu muslo y tu costado.[1]

Perdóname, enana, entiende que lo hacía por tu bien, te amo, y te lo quiero compensar, así que ponte linda el día de mañana que  nos vemos después de clases en el lugar de nuestra primera cita.

Julián, mi corazón también tiene nombre, y se llama Salvador. Me encantaría seguir hablando contigo, pero tengo que elegir el outfit para mi cita. Estoy considerando vestir el regalo de mi padre.

Todo el día me la pasé observando el reloj de mi teléfono, ¿las tardes de San Valentín siempre fueron tan largas?

En lo personal, me parecía algo ridículo todo este asunto de los regalos como las rosas, los chocolates y las cartulinas, los detalles vienen sobrando, por esa razón, lo único que hice por ella ese día fue estar a su lado.

A decir verdad, estaba ansioso por estar con Aurora, pero cuando la vi, no supe qué pensar.

¿Puedes creer que ella vestía la falda que le había prohibido usar?, no tenía ni idea de qué estaba pensando cuando se la puso.

¿Cómo te explico? Peleamos, le grité y la golpeé, y ni siquiera me esforzaré en endulzar las cosas, ella tenía que entender que las cosas jamás serán como ella quiere si desea estar conmigo.

Lo peor del día fue su obsequio, una estúpida carta, la cual estaba mal escrita, y me dio tanta vergüenza, que tuve que fingir que me gustó.

Ya en la cafetería, aproveché un poco para darme mi propio regalo, y aunque ella se veía un poco asustada, lo importante en ese momento era yo.

No sé cuál sea la manera más linda de decir esto: pero la masturbé, y cuando sentí que era prudente, le confesé de nueva cuenta mi amor. La conexión que tenemos ella y yo es tan fuerte, que con tan solo verla a los ojos en ese momento, supe que nadie la amaría tanto como yo la amo a ella.

Nuestro primer San Valentín, ¿no es eso romántico?

Febrero 14 ?

Querido Julián:

Estoy enamorada, y no tengo duda alguna de ello.

El día de hoy con Salvador fue hermoso.

Salimos, comimos, y me besó.

Pasaron muchas cosas más, pero no fueron tan relevantes como para contarte.

Estuvo más callado de lo normal y en sus ojos podía ver cierto desagrado por cómo me veía ¿será que ya no le gusto?

Peleamos un poco y me volvió a golpear, esta vez me sacó sangre, pero después de mucho pensar que fue lo que hice mal, caí en cuenta que fue por llevar la falda que tenía prohibido usar, creo que no puedo quejarme de lo que pasó.

En nuestro lugar especial, él me tocó el cuerpo entero de una manera tan obscena que no supe qué hacer, me sentía muy incómoda, tenía miedo cuando introdujo sus dedos en mi sexo, me dolió bastante.

Traté de disfrutar la atención que Salva puso en mí en ese momento, pero me odié a mí misma por no saber qué hacer, era mi primera vez, pero cuando me dijo que me amaba, me sentí tan feliz al saber que por lo menos, en ese momento expresaba su amor por mí, y eso era lo único que importaba.

Siento que él amó la carta que le escribí, y aunque estaba llena de lágrimas y disculpas, pudo entender que mi corazón y mi cuerpo le pertenecían.

Julián, si algún día llegase a faltar Salvador en mi vida, te lo juro, yo preferiría morir.


[1] Arreola

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