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Mérida, Yucatán, 7 de abril de 2025 (Neotraba)

La calaverita es una variante literaria basada en versos. Suelen ser comunes en vísperas del Día de Muertos. Una forma de recordar a los que se han ido, pero tambien a los que aún están, satirizando a todo tipo de personajes políticos, célebres o no tanto; algunas enaltecen, otras denostan valiéndose de la broma para expresar críticas a favor o en contra por medio de la burla o sarcasmo. Se originaron en el siglo XIX, pero sobre todo a fines de este siglo y principios del siglo XX tuvieron gran repercusión cuando se lanzaban criticando a la alta sociedad y al Porfiriato. Desde luego que la muerte es la principal protagonista y la veremos nombrada tambien como la parca, la huesuda, la calaca o la Catrina.

Las calaveras hoy en día se han afianzado como una tradición literaria en nuestro país.

Aída López Sosa nos trae hoy, tres, por cierto, todas laureadas y reunidas en esta plaqueta: Calaveras pa’ llevar.

Primera Calaverita:
LA HUESUDA TESTARUDA

Así será acaso, qué de testaruda tiene de todo la muerte cuando intenta llevarse a alguien.  Desde el inicio, con la primera estrofa Aida te sitúa en un ambiente elénico, no hablo de los griegos, me refiero a Elena Poniatowska.

Me imagino a Leonora Carrington, llevando en brazos al gato Sansimonsi cruzando el Paseo de la Reforma como se vería en los años treinta en referencia al ambiente de Jardín de Francia. Se confirma estar en los años treinta, cuando en la segunda estrofa aparece la parca caminando con Tina Modotti a quien le pregunta, ¿a quien llevarse entre la gente, a alguien con oficio de periodista? En el recorrido la muerte descarta al escultor Juan Soriano que entretenido jugaba con Lilus Kikus, la mujer que no quería dejar de ser niña; en su peregrinar aleatorio, la muerte divisa a Elena, ella tal vez le pregunte a Mariana la de la Flor de Lis si sería bueno invocar y preguntarle a las siete cabritas: Frida Kahlo, Nahui Olin, Pita Amor, Rosario Castellanos, María Izquierdo, Elena Garro y Nellie Campobello, mujeres imprescindibles en la cultura mexicana, bárbaras, bravísimas, locas para algunos y, por lo mismo, decirlo chingonas entre las chingonas qué hacer para eludir a la muerte, le dan un consejo amalgamado: métase mi prieta, si como lo haría Pancho el ferrocarrilero, aquel que ama tanto a Prieta su locomotora, como a su amante Teresa: “ahí Elenita, debajo del durmiente…, cuando escuches el silbatazo, porque ni la misma Lupe Marín estaría a salvo, así que no te resistas, ya se adelantó hasta el Gabo, para que no te vengan con cuentos como si fueran hojas de papel volando, y aunque retiemble en su centro la tierra, nada ni nadie y menos de noche te salvarás aun si vienes con Esmeralda y sus cinco maridos”.

Pero fue inevitable, la Parca y Elenita frente a frente: La discusión se tornó tan ríspida como si cruzaran palabras entre entrevistador y entrevistados, con la furia de madres abnegadas de carácter indómito, como si fueran mentadas de un lado a otro tan violentas, que en el cielo le erizarían la piel al mismísimo Lorenzo de Tena.

De pronto enmudecen… sí, el pesado poder del silencio, lo mejor que hay cuando no hay nada que decir y seria cuando Elenita llega a la conclusión que sí la quieren llevar al infierno aun con el Jesús en la boca, trataría antes de engañar a la muerte invitándola a la boda de un limonero con una jacaranda…, total si hasta una niña puede engatusar vendiendo una nube.

A nadie le importó de pronto ver a un burro con la pata atorada en la vía del tren y fue cuando Demetrio Vallejo les advirtió que si el tren pasaba antes de que el burro se suelte y la nube se deshaga, la Parca llegaría. Y así nadie, aún en medio de advertencias de marchantes y de chachas, le cumplió la parca que llegó a la boda y a la media noche se llevó a Elenita para para no dejarla como novia de pueblo: vestida y alborotada.

Segunda Calaverita:
LA VENGADORA IMPARCABLE

Difícilmente el nombre de Maria Salomea Sk?odowska les dirá algo, pero es muy probable que Marie Curie o Madame Curie, les diga mucho. Los alcances hoy en día de la radioactividad, sus aplicaciones en las ciencias, en particular en la Medicina, no se entendería sin el hallazgo de la radioactividad. De hecho, es la única mujer (ahora que están tan empoderadas) en obtener dos premios Nobel en Física y Química. También fue la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París y la primera en recibir sepultura con honores en el Panteón de París por méritos propios en 1995. Lo paradójico: Murió en 1934 a los 66 años, en el sanatorio Sancellemoz en Passy, por una anemia aplásica causada por la exposición a la radiación de tubos de ensayo con radio que guardaba en los bolsillos en el trabajo. Me recuerda a Noguchi que murió de fiebre amarilla al ser picado por un mosco mientras estudiaba la enfermedad.

Estando en Paris conoció a Pierre, desarrollaron una fuerte amistad en el laboratorio hasta el punto de que Pierre le propuso matrimonio, pero al principio Marie no aceptó ya que tenía intención de volver a Polonia. Sin embargo, Pierre declaró que estaba dispuesto a seguirla a ese país, incluso si eso significaba tener que enseñar francés para subsistir (o sea, la parca le dio chance). Pierre murió en un accidente la mañana del 19 de abril de 1906, al ser atropellado por un coche de caballos en la calle Dauphine, cerca de Saint Germain de Pres, en París.

Habrase visto ser atropellado en esa época no era nada común. Así que entrando el tema la calaverita retrata en forma lúdica el triángulo amoroso de los Curie con la muerte, será que no se le perdonó que sus descubrimientos motivaran a Wilhelm Conrad Röntgen descubrió los rayos X en 1895, y por vez primera fuera retratada. He aquí un segmento:

El físico, cauteloso,
toma a la Flaca en sus brazos,
los radiactivo es riesgoso,
no vaya a hacerse pedazos.

Rayos X lanza diestra
fosforescente ella queda,
desnuda se ve siniestra,
sin su vestido de seda.

Será dulce la venganza:
se lo llevará a su tumba;
ella alberga la esperanza
de encantarle con su rumba.

Pierre caminaba tranquilo
absorto en sus pensamientos,
sin el oportuno vilo
que lo libre de sufrimientos.

El cochero avanzaba
a petición de la muerte
mientras la lluvia arreciaba:
¡Ya estaba echada la suerte!

Obedientes los lacayos
derribaron al cristiano.
embistieron los caballos
a Pierre con paraguas en mano.
Tercera Calaverita:
MIL MANERAS DE MORIR EN UN ¡PUM!

El contexto: El 12 de febrero de 1976, quedará marcada en la memoria de los literatos, no por alguna publicación, sino por un incidente, cuando Mario Vargas Llosa propinó un puñetazo a Gabriel García Márquez; sucedió en México, durante la ceremonia de gala de una película. Nunca se supo el verdadero motivo; aunque de tendencias políticas diametralmente opuestas, tal vez parece que las diferencias ideológicas no fueron la causa y se especula más bien que el Nobel peruano, que era muy ligero de cascos había cometido adulterio, lo cual originó algún comentario de Gabo. Al momento del puñetazo Vargas Llosa habría exclamado: “por lo que le hiciste a (mi esposa) Patricia”. No se supo si fue porque el colombiano sugirió a la engañada separarse de su marido y refugiarse en sus brazos como venganza. En 2007, Vargas Llosa dijo que él y García Márquez tenían “un pacto tácito” según el cual “nosotros no hablamos de nosotros mismos para darles trabajo a los biógrafos, si es que merecemos tenerlos después. Que ellos averigüen, que ellos descubran, que digan qué pasó”. Así que, con esta famosa rencilla, hay una conspiración para que la muerte se lleve a Mario Vargas Llosa viene la tercera calaverita:

Siendo una tarea mayor la calaca requiere de refuerzos
Daba vueltas la calaca
realmente preocupada
ni con ruda ni con triaca
la cosa era complicada

A las Moiras pide ayuda:
ellas traen a las gentes,
decían a la huesuda
“Gabo, Cortázar y Fuentes”

Deliberaron de mil maneras, hasta un atracón para que muera de indigestión, pero él respondió con un concierto de flatulencias y fue el argentino el que sugirió:

Tengo una idea mejor
Cortázar sin parangón
para Llosa no hay peor
que llevarse un sopetón

Pero fracasarían, y entra un cuarto personaje. Tan notable como siniestro, el yucateco García Ponce:

Es verdad que con sus vientos
Ha espantado a la Catrina,
que lo haga sin aspavientos
cuando esté en la letrina.

Se supone entonces que el peruano fenecerá al momento de entrar al excusado

Desde lejos grita: “¡Bomba!”
al estilo yucateco.
¡Pum! un verán que como tromba
llega el espíritu en seco.

Esta calavera divertida con todo y EPITAFIO.

En resumen: Calaveras pa’ llevar, algo muy literario, fácil y divertido de leer.


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