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Matamoros, Tamaulipas, 2 de agosto de 2024 (Neotraba)

Tendré que agradecerte el odio
el acto terrible de nombrarme
la solidez de ojos en la espalda
el arma de tus dedos en mi hambre
Agradecerte las mordidas al cabello
esa sombra que me cubre los pulmones
Voy a darte gracias por cada relámpago
cada almohada envilecida por tu vientre
por cada espino en que cubriste mi osamenta
Déjame rendirme a tus omóplatos
por no permitir que cuelgue de los árboles
no permitir que el ácido me filtre en la garganta
que la luz me vaya renovando
Yo era un vagabundo intelectual e inacabado
el resto era un avispero y tu rostro desleído por la edad
Yo era un escupitajo del error humano
en esta solución impuesta escapaba de tus nervios
Bajo el icono reflejante
eras la lengua y la dulzura de un asesinato

No te recuerdo y has estado pergamino y látex
No te imploro más que en la memoria y la dejadez tirana
en los rieles de la mente donde te has volcado

Vas caminando como un muerto y eres la Muerte
¿Qué me queda de la voz si ya no tengo cuerpo en alabanza?

Dejé de sentir la humanidad y miré tu rostro entre las máscaras
tus uñas negras y el golpe enramado en los tobillos

Eras el torbellino de palabras que se fingió cascada
río místico con las raíces expuestas
ala rota
abrigo para la miseria de mis párpados

¿Qué nos deja la noche sino un poco de sangría
la última copa reluciente las maletas y tus libros maltratados?
Otros dedos delineaban las manchas
y tú saltabas la cuerda mientras yo me corregía góndola

Acá estoy esperando por los cuervos de tus noches
Dame la victoria de este remolino a que me avientas
Era tu mano el arpa en que sostenía mi cordura
En el ritmo del diamante guardamos nuestro aire enrarecido
Con su brillo hemos rescatado los paisajes oscuros

Fuimos tarde amarga carretera abierta novenario inacabado
Nos llovimos
Una y otra vez nos olvidamos en el borde de la cama
Ignorándonos reticentes al veneno que encerraba nuestra lengua
Nos dimos la voz y te sangró la boca
Nos dimos golpes y el grito se nos volvió aletazo

No me abarcas (pensaba) y te revolvías en los cobertores
No me daba cuenta que tus noches eran arpegios de la bestia
Ellos te esperaban
Tú te regalabas en la emoción de un nuevo hallazgo
Allá es tu vida sobre esa noche que quisiste herirme
que quisiste conquistar la violencia de ya no pertenecerme
he quedado gordo y flácido borroso
en el espejo de la decrepitud donde me instalaste
a rumiar el tiempo a escoger el viento mejor
que ya no me victime
: No habrá más pergaminos que respalden tus miradas
no habrá profecías en dónde reclamar la Nada
¿Quién ha ganado en nosotros?
El intelecto               –la rémora del sol sobre los rostros
El sabor prohibido –el maldito nihilismo
El amarillarnos –el dolor de espalda
El rencor invicto –el paraguas de la caricia y la calamidad
El poder de la honra –la sujeción de estratos en que nos dividimos
Yo que siempre pierdo y me ahogo en multitudes
entrego mi derrota y soy poderoso e irrenovable
como una voz diminuta injertada en los oídos
me corro sobre las pieles lustrosas
El aeroplano –la cabeza de la hidra
El remolino de sudor –la noche ya sin brazos
o el retorno de la voz sobre cada paso en que nos alejamos.

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