Por Juan Nico Becerra.
Cuando decidí ser Bibliotecario nunca imaginé a lo que me llevaría este oficio tan honorable de trabajar para y con libros, siempre he tenido aspiraciones lectoras y por qué no, ser Juez de Línea para que las Bibliotecas mejoren su condición ante la sociedad.
Hoy estos espacios gozan de referencias de vanguardia y modernidad, sin embargo la realidad es otra: hace 9 años me dieron las llaves de una puerta de un salón de primaria y me dijeron “ahí tienes tu Biblioteca”, aunque se trataba de una institución de educación superior. Era un espacio con un montón de libros en unos estantes para un almacén y con un desorden desbordado, qué ironía para un recinto que supuestamente evoca la organización del conocimiento; suspire y me dije “otro lugar abandonado”.
Es común que las instituciones educativas no apoyen sus Bibliotecas. Me puse a revisar libros, sacarlos de las cajas, intercalarlos, sellarlos, catalogarlos, clasificarlos para ir conformando una base de datos y al fin logré colocar la primera etiqueta y código de barras; el primer libro seleccionado que sufrió la organización fue uno de Estática, el Hibbeler un clásico de las Bibliotecas de Ciencia y Tecnología, lo mostré a mi Jefe inmediato sin obtener motivación alguna.
El espacio contaba con una barra que separa la estantería de una pequeña sala de lectura; esa barra era más parecida a la de una cervecería que un mostrador de biblioteca; en fin ahí tenía mi material disperso y listo para recibir las logradas etiquetas cuando de pronto entró el Rector sin previo aviso: en ese lugar se realizaba la Junta de Gobierno, me saludó muy atento y me dijo que si había iniciado a automatizar la colección, contesté afirmativo y a la vez sorprendido. Pude percibir a una persona con dominio y conocimiento del objetivo de una Biblioteca en una Universidad.
Ahí cambio todo y comenzó una aventura de cumplimiento a peticiones y entrega de herramientas necesarias para posicionar un área y transformarla de un salón cerrado en un área funcional y vertebral de apoyo a la docencia e investigación. Para lograrlo fue necesario establecer un diálogo académico con conocimiento de causa y sobre todo elocuente con el Rector, además de plantear las posibilidades que da estructurar una Biblioteca bien planeada desde sus cimientos.
Hablar del proceso de crecimiento de corto y mediano plazo daría para una ponencia en un Foro de Bibliotecas; hoy al fin se cuenta con un Centro de Información y Documentación ex profeso, que goza de las bondades de proporcionar Servicios Bibliotecarios Automatizados en un espacio generoso donde convive el empeño de las Bibliotecas con la cultura, el arte y la literatura.
En una condición donde nuestras Bibliotecas son insignificantes y casi transparentes para los Gobiernos e Instituciones este hecho es de lo más meritorio de compartir y de imparcial reconocimiento a todos los involucrados.
Las posibilidades son muchas sólo hay que atraparlas.
Felicidades por ese logro;supongo que el reto ahora el objetivo deba ser mucho más ambicioso lograr que los gobiernos municipales, estrategia y el federal inviertan mar en estos espacios y coordinar esa tarea a cualquiera de estos niveles me parecería una tarea adecuada para el Lic. Juan Becerra…
Gracias por su esfuerzo