Armando es dura introspección a la realidad nauseabunda. Esa parte que más detestas de tu historia de vida. Los aromas deleznables de recuerdos malos y duros. Un recuento de intentos de suicidio y a la vez el intento por sobrevivir.
En los estados más vulnerables se puede creer que todas las canciones que llegan hondo y con fe en momentos complicados han sido escritas exclusivamente para uno. Me daban ganas de llorar, pero el rímel sale caro. Preferí sonreír y confiar en que seguramente la música de nueva cuenta podría hacerme recuperar lo perdido.
Paquita la del barrio se presentó ayer en Monterrey y se convirtió en un baile del pueblo. Desde las más operadas, viajadas y consentidas por esos maridos infieles hasta las que solitas, limpiando casas o vendiendo Avón, se costearon su boleto.
Una crónica que incluye lo que ocurrió en Pal Norte, el festival de rock pero también un guiño a una amistad que se solidifica entre la música y la fotografía.
Miro al techo de concreto, como si pudiera mirar una noche de estrellas, y agradezco por la oportunidad de estar viva, gozar de mis cinco sentidos, y documentar otra noche de abismo.