Sal Paraíso de Iván García.
Sal Paraíso es el disco más reciente de Iván García, y Óscar Alarcón escribe una reseña del músico poblano que experimenta con ritmos alejados del rock.
Sal Paraíso es el disco más reciente de Iván García, y Óscar Alarcón escribe una reseña del músico poblano que experimenta con ritmos alejados del rock.
Por Óscar Alarcón (@metaoscar)
No es necesario ahondar en música experimental para apreciar la reinvención de un músico. Suenan los primeros acordes de “Ajedrez”, la rola con la que Iván García abre su disco Sal Paraíso, y los ritmos norteños nos exigen una voz que irrumpa al acordeón.
Y así ocurre. Es Iván quien lo hace, no sólo por su timbre inconfundible sino por su lírica: “entre tanta excitación uno se puede follar un muerto”. La oscuridad está presente pero sin la violencia a la que estamos acostumbrados… Al menos en la primera rola.
Un poblano aterrizando en la música norteña. Disculpen el eufemismo geográfico pero es que inevitable es mover los pies al escuchar esa canción: “aquí entre nos me entretengo viendo el mundo arder, viendo el mundo caer, viendo a Dios perder”.
Ya en una entrevista el líder de Los Yonkis había anunciado que su nuevo disco exploraría en terrenos a los que poco se había acercado en producciones anteriores. Y es que si en Frik (2014) aparecen piezas cercanas al Rockabilly o al Surf, lo que escuchamos en este disco está muy cercano al Folk, lo que demuestra que García no tiene miedo a perderse, que es un músico ya experimentado. De no ser así, no se atrevería a hacer un huapango con ukulele.
Lo mismo nos hace cantar el estribillo de una canción melancólica -de manera íntima-, que nos lleva a formar parte del coro de un réquiem por México: “porque en las calles las balas son un aguacero, los niños se esconden temblando de miedo […] Vamos todos, subamos al cielo, vamos todos, cantemos sin miedo”. En este disco se trata de una denuncia que no se hace a gritos, se trata de una denuncia sutil, una denuncia que está abanderada por la poesía.
El sonido sentencioso de un piano se hace presente en el disco más reciente de Iván García. Sal Paraíso es un disco melancólico, las letras se encuentran en la línea poética a la que nos tiene acostumbrados el autor de “La cita”, “Engendro” y “Porque tengo derecho a suicidarme”, sin embargo, en este disco Iván desarrolló su voz entre temas sociales e individuales.
No sólo se trata del malestar por una ruptura amorosa, tampoco se trata sólo de la muerte, temas que por supuesto se incluyen en cada uno de los tracks, sino que las canciones también son una preocupación por lo que se vive todos los días en las calles de nuestro país. Y no es una simple denuncia, Sal Paraíso es una propuesta, una aportación por construir la música actual en México, es una aportación a desencasillarse de los géneros.
Este disco no es rock, no es un disco que vaya a cantarse a gritos en una cantina. Se trata de la revisión personal de los temas que quizá se nos han perdido en el desastre, de los temas a los que hemos restado importancia y que aún se mantienen en el aire: “¿a qué he venido a zarpar con los barcos que terminarán hundidos, a nadar a contracorriente con peces perdidos?, ¿a qué he venido si no es a decir que te extraño, cariño?”
Es un disco que (re)construye la propuesta del músico que estudió Lingüística y Literatura Hispánica. Pueda ser que se convierta en el disco que le dice adiós a la ciudad de Puebla para que Iván García pueda perderse en la Ciudad de México, pues al final, perderse es una buena forma de encontrarse… sin dejarnos atrás.
Iván García: guitarras, jarana, ukulele y voz.
Mr. Brown: batería.
Fernando Cabrera: bajo.
Paulo Piña: acordeón y piano.
Mauro Castroazuara: percusión
Esmeralda Guillén, Carlos Arellano, Migue “El Méndez”, Paulo Piña: voces.
Producido por: Iván García y Migue “El Méndez”.
Grabado en Casa de Cultura del Estado de Puebla.
Masterizado en La Milagrosa Producciones por Víctor Hurtado.
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Un músico diferente y genial.Felicidades, éste disco mi favorito desde que salió a la luz.