¿Te gustó? ¡Comparte!

Francis And The Lights, imagen por cortesía de José Luis Dávila
Francis And The Lights, imagen por cortesía de José Luis Dávila

 

 

Por José Luis Dávila

 

Todo podría ser mejor, podría ser más fácil, menos complicado de lo que es, si se respondieran preguntas que todos parecen obviar como “¿Qué debería hacer?” “¿Qué debería decir?” Y por supuesto, las respuestas tendrían que ser lo más sinceras posibles porque los mismos cuestionamientos lo exigen. Por ejemplo, la vida en pareja se beneficiaría bastante; al contestar esas dos preguntas nadie se frustraría al no ser entendido por el otro, y en el otro, en el que pregunta, recaería la decisión final, pero muy pocos (o tal vez nadie) están preparados para contestar o preguntar con honestidad, porque, estoy seguro, muy pocos (o tal vez nadie) se atrevería a decirle a ese otro “If  you wanna break down and cry, it’s alright.

¿Por qué hablar de esto? Porque esto es lo que nace de escuchar a Francis and the lights, es decir, al neoyorquino Francis Farewell Starlite y los reflectores que lo acompañan sobre el escenario, los juegos de luces que, mientras él interpreta, se mueven a su alrededor, intermitentes, provocando un juego de sombras, generando un claroscuro en el cual Francis se desenvuelve.

 

 

Francis And the Lights, imagen por cortesía de José Luis Dávila
Francis And the Lights, imagen por cortesía de José Luis Dávila

 

Su música es bastante sencilla, tiene un sonido suave y tranquilizador, pero las letras no son nada esperanzadoras;

 

son letras que muestran por momentos un amor desesperado que agoniza en las palabras de un suplicante o letras sobre alguien que no se arrepiente de ningún posible error y deja libre al otro para elegir sobre el curso de la relación, pues de cualquier forma él estará bien, porque siempre todo está bien en algún punto, aunque sea lejano.

 

Eso es lo que podremos encontrar en It’ll Be Better (2010), el primer disco de Francis.

Si de algo peca este disco, es de ser romántico, pero es un romanticismo atípico, un romanticismo, a pesar de todo, menos dramático puesto que plantea los problemas del amor como casi nadie los ha planteado: con la mayor claridad posible, sin mentiras ni velos que oculten las intenciones verdaderas, sin subterfugios, sin secretos, sin máscaras para esconder el rostro ni promesas que no son sino objetos vacíos. Francis proyecta en sus composiciones lo que nadie quiere decir y lo que todos quieren oír pero no quieren aceptar de sus relaciones amorosas y de su pareja.

 

José Luis Dávila también habita en http://entreparentezis.blogspot.com/

¿Te gustó? ¡Comparte!